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Alain Pérez: pintar el cuadro completo de la música cubana

El bajista y cantante cubano regresa a Colombia después de seis años de ausencia en la víspera de su nuevo trabajo musical. Estará en Bogotá el 9 de febrero en el Teatro Colsubsidio y el día siguiente, el 10, en Cali, en la Topa Tolondra.

Hugo Santiago Caro y Juliana Velasco Amado | Especial para El Espectador
09 de febrero de 2024 - 01:00 a. m.
Alain Pérez en La Habana, Cuba.
Alain Pérez en La Habana, Cuba.
Foto: Cortesía
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¿En qué momento está su carrera?

Estoy preparando un nuevo disco. La industria ha cambiado con el tiempo: las producciones, el formato de los discos (en cuanto a discos, singles, discos de cinco canciones), cosas que han cambiado. Probé un tiempo lanzando singles; saqué ‘Para toda la vida’ hace como tres meses, y ahora saqué otro single, ‘La lámpara’. Todo para ver cómo funciona esto, pero en definitiva, tengo que sacar mi disco. Me gusta presentar el cuadro completo; tengo que pintar el cuadro completo y contar lo que pasó en este momento de mi vida, porque el single es una cosa que a mí me distrae un poco.

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Tú tienes una energía hoy y tres meses después es otra. Funciona porque estás activo, pero creo que artistas como yo, que ya estamos comprometidos con una expresión musical histórica, apostando por un sonido, una voz propia, una identidad, tenemos que hacer un disco. También estoy produciendo el disco de Issac Delgado, entre otros compromisos que tengo. La idea es ponerme a grabar mi nuevo disco en la primera semana de marzo.

¿Por qué considera que es importante no olvidar las raíces a la hora de hacer música cubana?

Porque son mamá y papá. Entonces, mamá y papá no se olvidan, nunca. Y la música, nuestra raíz, nuestra voz, nuestra identidad, nació en esa música tradicional cubana. De ahí nace todo lo que nosotros hemos adquirido. Lo que estamos haciendo está en nuestras manos; ha evolucionado, por supuesto, a un sonido contemporáneo, a la energía actual, pero la trova, el son, la guaracha, el bolero, toda esa familia que hemos heredado, hay que protegerla, hay que cuidarla eternamente. El mundo va a una velocidad tremenda, esto ha cambiado muchísimo en diez años y sigue cambiando.

Hay música joven que está de moda y perfecto, pero nuestras culturas latinas y nuestra identidad hay que preservarlas, amarlas y bucear en ellas cada vez que podamos, vocearlas, cantarlas y decirle a las nuevas generaciones: “De aquí viene tu familia, tu pueblo, tu gente”.

En Colombia existe una veneración por la nostalgia cubana. La Orquesta Aragón, la Sonora Matancera, son muy queridas. ¿Qué tan difícil o qué tan fácil puede ser conectar con nuevas generaciones de un público como el colombiano?

Así como estoy de acuerdo en preservar y mantener la bandera plena de toda esta música, no podemos seguir evadiendo el presente, porque artistas como yo, artistas como, por ejemplo, Rubén Blades, lo hicieron en su momento, cambiaron el rumbo de la salsa. Rubén, que salió del hilo de una estructura, de un sonido, de un lenguaje melódico y dijo: ‘Bueno, mis canciones son estas’, y ahí está.

Han pasado cincuenta años y ahí está. Sé rotundamente y por experiencia propia que Colombia es fanática amante de esta tradición cubana, pero al mismo tiempo, le pido al público colombiano, por favor, que admita cuando un artista viene con el alma llena de amor y entrega su música. Con respeto, con un arraigo, porque mi música actual tiene un arraigo, una estética también basada en todo eso que somos. Es bonito que eso suceda en algún momento porque sé que cuesta trabajo para el público colombiano.

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Así como en Colombia hay gente haciendo también cosas superrevolucionarias, alternativas, músicos que están haciendo cosas superlindas e interesantes, escuchen también la propuesta de los artistas cubanos, en este caso la mía.

Ha grabado desde el primer disco en 2001 muchas canciones que son compuestas por su padre. ¿Cómo es trabajar con él?

Para mí, papá es todo, significa todo. Significa ser el hombre que soy y los valores que predico. Pero al mismo tiempo, es la media naranja, esa dualidad conmigo de ser el compositor de las letras. Ha sido un trabajo en ascenso, de la evolución al desarrollo.

Hemos empezado allá en el pueblo mío donde nací, probando sin ambición, era lo más sano posible, por la música que sentíamos y ya yo me sabía cuatro cortes de la guitarra. Tocaba, papá ponía la letra y hacíamos la canción. Y así hemos llegado a trabajar con mucha gente, ¿no? Y cuando se dio la oportunidad de trabajar para mí, lo abracé con todas mis fuerzas porque claro, está en la sangre. A veces tú escuchas la canción y tú dices, ‘¿hay dos personas haciendo esa canción?’ No, no parece. Hay mucha gente que piensa que es mía y no, no, las letras son de mi padre y la música es mía. Entonces se ha ido fortaleciendo.

Al mismo tiempo, al trabajar con él siempre hay como un rigor y una presión, porque tiene la estética más antigua, de decir la palabra, contar las historias de una forma. ‘Vamos a hacer poesía plástica’, dice, y decirle ‘no, para, vamos a hacer poesía popular, vamos a tirar un poquito más para la calle, vamos a hablar un poquito más de lo que está pasando’. Entonces, esa balanza la tengo que manejar con él. Lo tengo que ir manejando con el papi. Él es muy poético, pero estamos haciendo música bailable.

A veces discutimos, se pone la cosa caliente también porque es así, pero para llegar a mejor puerto siempre.

Usted habla de su estética, ¿qué tanto tiene de su experiencia en otros campos, como por ejemplo el trabajo que usted hizo con Paco de Lucía?

Uno de los arreglos tiene melodías en la orquestación que reflejan esta influencia flamenca, sobre todo armónicamente y melódicamente. Hay destellos así, pequeños. Nunca he querido forzar eso; siempre sale de forma natural. Eso siempre sale de lo vivido e inclusive diría que alguna cosita cantando algún detalle sale también. Por supuesto, también de Paco de Lucía.

¿Qué piensa de esas propuestas alrededor de la música cubana, sobre todo de la timba, que se hacen por fuera de Cuba?

La timba como género no es un misterio, actualmente la gente la conoce. Yo estoy de acuerdo, por supuesto, con todas las propuestas jóvenes y siempre le digo a estos artistas que cuiden el mensaje, hay que cuidar la canción. ¿Qué estamos contando? ¿Qué queremos decir en el estribillo? Hay que trabajar un poquito en función de eso, porque siempre, precisamente desde Matamoros, la Sonora Matancera y todo eso, la jocosidad y la forma de decir la música, todas esas letras siempre tuvieron el doble sentido, contar historias de la calle, pero siempre bien dichas. Entonces, a la timba, por supuesto, en la que soy parte de esa generación también, le cuido el mensaje, cuido el texto siempre, bien dicho. Aparte eso está inculcado por mi padre y por los seguidores. Por ejemplo, Juan Formelll decía las cosas bien dichas, siempre justificó la historia, siempre justificó el coro. ¿Por qué te digo ahora ‘la titimanía’? Pues ella tiene la ‘titimanía’. ¿Por qué? Porque está enamorada, porque el tipo tiene la ‘titimanía’ y está enamorado, le gusta la jovencita, ¿entiendes? Pero contaba una historia y así lo hacía Adalberto Álvarez. Estos referentes ya no están. Hay que seguir la línea del buen decir. El buen decir es lo que yo le aconsejo a estas figuras jóvenes de la timba.

¿Cuáles son las consideraciones alrededor de la producción de la música cubana actual?

Lo que está pasando la producción de la música cubana actualmente, en otros lugares, es la producción independiente. Se ha detenido mucho el mercado cubano en cuanto a las discográficas que teníamos. Egreem, Colibrí, después de la pandemia han sufrido un declive tremendo. Pero los artistas, nosotros, seguimos trabajando independientemente. Yo me había demorado en grabar el nuevo disco porque estaba también negociando qué camino le iba a dar a la nueva producción.

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Artistas como Maykel Blanco, Issac Delgado, Alexander Abreu, Los Van Van, Elio Revé, hay diferencia entre nosotros, cada uno tiene su estilo, cada uno tiene su cuento, pero estamos ahí, trabajando constantemente y siempre va a haber música cubana.

Sin embargo, necesitamos el apoyo de la industria, de una infraestructura, de donde la música tenga otro alcance, porque no es lo mismo. Si no estoy hablando con ustedes aquí, de pronto no se entera la gente o hay gente que está despistada. Van los fanáticos, los seguidores, los más cercanos van a estar seguro con nosotros. Pero bueno, gracias a los medios uno da a conocer su trabajo porque eso es así de toda la vida. Por las redes sociales solamente para mí no es suficiente. Hay que hacer una campaña de radio, hay que hacer una campaña de televisión, hay que salir en prensa porque eso, como quiera que sea, en la raíz de todo esto del negocio, nace ahí.

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Por Hugo Santiago Caro

Periodista y productor radial javeriano. Ganador del Premio Nacional de Periodismo del CPB 2021 a mejor tesis de grado. Ha escrito para El Tiempo y Bacánika. @HugoCaroJhcaro@elespectador.com

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