Alejandro González: un diario de vida escrito con canciones
El cantautor sigue compartiendo anécdotas personales a través de su música. Uno de sus lanzamientos recientes, “Bonito”, es otra muestra de su propuesta actual.
Giancarlo Calderón
Un día esperado con mucha ilusión, una tarde convertida en noche por cuenta de un aguacero que durante horas y horas no dio tregua, un poco más de una docena de invitados entre familiares y amigos, entre ellos un perro adoptado como convidado especial y con funciones de entregar un par de anillos, y la planeación de un video de corte documental realizado a dos cámaras, fueron los elementos singulares que rodearon el matrimonio de Alejandro González, cantautor colombiano, y la comunicadora social Manuela Cardona.
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Fue en estas circunstancias particulares que se gestó la producción audiovisual de una de las más recientes canciones del músico bogotano, a la que eligió llamar con una sencilla pero significativa palabra que, según él, condensaba todo este contexto emotivo: Bonito.
Sobre esto, en entrevista con El Espectador, el cantante apuntó: “Qué mejor que la música para decirle (a mi esposa) todo lo que tengo que decirle, y eso se resumía en esa palabra: bonito lo que siento por ella, bonito cuando estoy con ella, bonito cómo hace el café, bonito cuando se despierta al lado mío… Entonces creo que de ese sentimiento es de donde nace todo el tema de esta canción”.
Como estaba previsto, y a pesar de los inconvenientes, se logró el cometido inicial: grabar unas imágenes que retrataran ese momento íntimo, y convertirlas en el video musical de Bonito.
“Pasaron muchas cosas alrededor de este video. Queríamos que fuera algo muy real, donde prácticamente la gente sintiera como si hubiera estado con nosotros en esta ceremonia. También hubo imprevistos, pues estaba programada para las cuatro de la tarde, pero empezó a caer un aguacero impresionante y dijimos: ‘Paciencia, que en un par de horas escampa’. El tema es que las dos horas se convirtieron en ¡seis! Y el matrimonio terminó siendo a las diez y media de la noche”.
La historia realmente había comenzado dos años atrás, cuando el cantante le pidió a su novia y actual esposa que se comprometieran y vivieran juntos Hasta viejitos; lo hizo en plena grabación del video que acompañó esta canción (que contó la colaboración de Carlos Vives). Con esto, tal vez sin proponérselo, empezó una pequeña saga con la que ha narrado los acontecimientos más importantes de su vida amorosa, primero como una apuesta al amor con Hasta viejitos, y ahora con la confirmación o el triunfo de esa apuesta con Bonito.
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“Creo que esto ocurre sobre todo si el artista también es compositor. Desde que empecé cantando en el colegio he escrito alrededor de lo que siento, de lo que me está pasando y de lo que estoy viviendo. Cada una de mis canciones cuenta una historia de mi vida y, si se mira bien, es toda esta continuidad. Probablemente vendrán muchas canciones más que seguirán contando esta historia y lo que vaya viviendo a medida de que los años vayan pasando. Ojalá pueda seguir haciendo música por el resto de mi vida, que es lo que me apasiona y lo que amo”.
La música de Alejandro González está llena alegría y romanticismo, ambientada con sonidos modernos ligados al movimiento conocido como el pop latino. “Creo que lo más importante en un artista es la esencia. Lo que ahora estoy mostrando con mi música y lo que quiero que la gente sienta es esa esencia de esos toques de mis inicios, de cómo empecé en este género, que es muy rumbero, muy colombiano: la fusión de instrumentos como la caja, la guacharaca, todo eso con lo que está pasando, algo con una identidad muy fuerte, pero al mismo tiempo muy fresco y actual”.
González se dio a conocer en la escena musical en el año 2003 con el grupo Bonka (que creó junto a Daniel Mora), interpretando canciones como El problemón, La Mona y Traga maluca, entre otras, todas estas caracterizadas por esta especie de nuevo sonido, resultante de la mezcla de elementos de géneros tropicales como el vallenato con el género pop, lo que en aquel momento se conoció como el tropipop.
Hace aproximadamente cinco años dio un giro profesional y se convirtió en solista. En este rol exploró musicalmente más allá del tropipop e incursionó en otros géneros latinos, como el regional mexicano y la ranchera.
“Todo es parte de un proceso, y todo te va marcando artísticamente. Creo que lo importante detrás de cada cosa que uno hace es hacerlo porque te gusta, con el corazón, porque sientes que es el momento, y no porque alguien más te dice que lo hagas. Cuando uno hace las cosas así, todo va sumando para que tú crezcas como artista y como ser humano. A mí, por ejemplo, el tema de las rancheras me fascina. Cuando empecé como solista se nos ocurrió la idea de versionar canciones, y la gente se sorprendió mucho con la manera que tenía de interpretar ranchera, gustó mucho. Fue buenísima esta etapa en la que vivimos todo eso”.
Proyectar lo que viene sin perder de vista el día a día
Para Alejandro González todo lo que ha pasado en este tiempo por cuenta de la pandemia tendría que servir para crecer, no solo en el ámbito profesional, si no (y ante todo) en el plano personal.
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“La música fue mi gran compañía durante esta pandemia: el hecho de poder volver a estar en el estudio, volver a sentarme a escribir, volver a lo básico, fue muy importante. Creo el año pasado nos enseñó muchas cosas, veníamos llenos de planes y de cosas que al final solamente eran eso, planes, porque uno realmente nunca sabe qué va a pasar mañana. Algo muy bueno de todo esto es haber aprendido a vivir mucho más de cerca el día a día”.
Asimismo, se mantiene entusiasta por seguir trabajando en lo que más disfruta y por lo que viene en términos de proyectos. “En este 2021 viene mucha música que estoy seguro de que les llegará al corazón”.
Un día esperado con mucha ilusión, una tarde convertida en noche por cuenta de un aguacero que durante horas y horas no dio tregua, un poco más de una docena de invitados entre familiares y amigos, entre ellos un perro adoptado como convidado especial y con funciones de entregar un par de anillos, y la planeación de un video de corte documental realizado a dos cámaras, fueron los elementos singulares que rodearon el matrimonio de Alejandro González, cantautor colombiano, y la comunicadora social Manuela Cardona.
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Fue en estas circunstancias particulares que se gestó la producción audiovisual de una de las más recientes canciones del músico bogotano, a la que eligió llamar con una sencilla pero significativa palabra que, según él, condensaba todo este contexto emotivo: Bonito.
Sobre esto, en entrevista con El Espectador, el cantante apuntó: “Qué mejor que la música para decirle (a mi esposa) todo lo que tengo que decirle, y eso se resumía en esa palabra: bonito lo que siento por ella, bonito cuando estoy con ella, bonito cómo hace el café, bonito cuando se despierta al lado mío… Entonces creo que de ese sentimiento es de donde nace todo el tema de esta canción”.
Como estaba previsto, y a pesar de los inconvenientes, se logró el cometido inicial: grabar unas imágenes que retrataran ese momento íntimo, y convertirlas en el video musical de Bonito.
“Pasaron muchas cosas alrededor de este video. Queríamos que fuera algo muy real, donde prácticamente la gente sintiera como si hubiera estado con nosotros en esta ceremonia. También hubo imprevistos, pues estaba programada para las cuatro de la tarde, pero empezó a caer un aguacero impresionante y dijimos: ‘Paciencia, que en un par de horas escampa’. El tema es que las dos horas se convirtieron en ¡seis! Y el matrimonio terminó siendo a las diez y media de la noche”.
La historia realmente había comenzado dos años atrás, cuando el cantante le pidió a su novia y actual esposa que se comprometieran y vivieran juntos Hasta viejitos; lo hizo en plena grabación del video que acompañó esta canción (que contó la colaboración de Carlos Vives). Con esto, tal vez sin proponérselo, empezó una pequeña saga con la que ha narrado los acontecimientos más importantes de su vida amorosa, primero como una apuesta al amor con Hasta viejitos, y ahora con la confirmación o el triunfo de esa apuesta con Bonito.
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“Creo que esto ocurre sobre todo si el artista también es compositor. Desde que empecé cantando en el colegio he escrito alrededor de lo que siento, de lo que me está pasando y de lo que estoy viviendo. Cada una de mis canciones cuenta una historia de mi vida y, si se mira bien, es toda esta continuidad. Probablemente vendrán muchas canciones más que seguirán contando esta historia y lo que vaya viviendo a medida de que los años vayan pasando. Ojalá pueda seguir haciendo música por el resto de mi vida, que es lo que me apasiona y lo que amo”.
La música de Alejandro González está llena alegría y romanticismo, ambientada con sonidos modernos ligados al movimiento conocido como el pop latino. “Creo que lo más importante en un artista es la esencia. Lo que ahora estoy mostrando con mi música y lo que quiero que la gente sienta es esa esencia de esos toques de mis inicios, de cómo empecé en este género, que es muy rumbero, muy colombiano: la fusión de instrumentos como la caja, la guacharaca, todo eso con lo que está pasando, algo con una identidad muy fuerte, pero al mismo tiempo muy fresco y actual”.
González se dio a conocer en la escena musical en el año 2003 con el grupo Bonka (que creó junto a Daniel Mora), interpretando canciones como El problemón, La Mona y Traga maluca, entre otras, todas estas caracterizadas por esta especie de nuevo sonido, resultante de la mezcla de elementos de géneros tropicales como el vallenato con el género pop, lo que en aquel momento se conoció como el tropipop.
Hace aproximadamente cinco años dio un giro profesional y se convirtió en solista. En este rol exploró musicalmente más allá del tropipop e incursionó en otros géneros latinos, como el regional mexicano y la ranchera.
“Todo es parte de un proceso, y todo te va marcando artísticamente. Creo que lo importante detrás de cada cosa que uno hace es hacerlo porque te gusta, con el corazón, porque sientes que es el momento, y no porque alguien más te dice que lo hagas. Cuando uno hace las cosas así, todo va sumando para que tú crezcas como artista y como ser humano. A mí, por ejemplo, el tema de las rancheras me fascina. Cuando empecé como solista se nos ocurrió la idea de versionar canciones, y la gente se sorprendió mucho con la manera que tenía de interpretar ranchera, gustó mucho. Fue buenísima esta etapa en la que vivimos todo eso”.
Proyectar lo que viene sin perder de vista el día a día
Para Alejandro González todo lo que ha pasado en este tiempo por cuenta de la pandemia tendría que servir para crecer, no solo en el ámbito profesional, si no (y ante todo) en el plano personal.
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“La música fue mi gran compañía durante esta pandemia: el hecho de poder volver a estar en el estudio, volver a sentarme a escribir, volver a lo básico, fue muy importante. Creo el año pasado nos enseñó muchas cosas, veníamos llenos de planes y de cosas que al final solamente eran eso, planes, porque uno realmente nunca sabe qué va a pasar mañana. Algo muy bueno de todo esto es haber aprendido a vivir mucho más de cerca el día a día”.
Asimismo, se mantiene entusiasta por seguir trabajando en lo que más disfruta y por lo que viene en términos de proyectos. “En este 2021 viene mucha música que estoy seguro de que les llegará al corazón”.