Alzate y su lucha contra la depresión en pleno éxito musical
Alzate, una de las figuras de la música popular en Colombia, relata su experiencia contra la depresión, enfermedad que lo alcanzó justo cuando logró el éxito musical. Dice que todo mejoró cuando descubrió que tenía que hablar del tema y buscar ayuda. Relato de vida del migrante terco al que le negaron seis veces la visa y que estuvo nueve años como ilegal en Estados Unidos. El mismo que se gastó sus ahorros del sueño americano en una carrera musical que solo despegó cuando había decidido renunciar a ella.
Élber Gutiérrez Roa
Jorge Andrés Alzate es una de las figuras del momento en la música popular colombiana, pero mucha gente no sabe su nombre. Todos lo reconocen por el apellido. Eso sí, a lo mejor saben que está lanzando Fue tu culpa, a dúo con El Bala, pero puede que tampoco conozcan que tuvo que sufrir muchas penurias cuando decidió irse a EE. UU., donde vivió como ilegal y logró comodidades a las cuales renunció para perseguir el sueño de ser cantante.
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Jorge Andrés Alzate es una de las figuras del momento en la música popular colombiana, pero mucha gente no sabe su nombre. Todos lo reconocen por el apellido. Eso sí, a lo mejor saben que está lanzando Fue tu culpa, a dúo con El Bala, pero puede que tampoco conozcan que tuvo que sufrir muchas penurias cuando decidió irse a EE. UU., donde vivió como ilegal y logró comodidades a las cuales renunció para perseguir el sueño de ser cantante.
Tiene temas con más de 300 millones de vistas en YouTube, por lo cualno resulta extraño que todos los famosos del género de la música popular quieran cantar con él. Siempre acepta, pero, como José Alfredo Jiménez, es él quien compone las canciones.
Hay otra parte de su vida de la que poco habla, pero que accedió a comentar en esta charla con El Espectador, para que aprendemos a perderle miedo a la conversación sobre los temas de salud mental y nos esforcemos siempre por buscar ayuda de especialistas.
Piloto, pianista, paisa. Padeció problemas, penurias. Pero pudo presentar producciones para público popular. Su nombre es Jorge Andrés, su apellido es Alzate ¿y cuál es su palabra con P?
¡Papá!
Padre de Alzate se recuperó de cirugía
Alzate, papá, bienvenido a El Espectador. ¿Cómo va la vida?
Con alegría, Élber, celebrando la vida de mi padre, que estuvo enfermo y Dios nos lo regaló otro ratico.
¿Y qué fue lo que le pasó a su papá?
Tenía una cirugía muy normal y se complicó en la cirugía. Entró en cuidados intensivos. Casi se nos va. Estuvo conectado a esos ventiladores, inconsciente, ya estábamos era despidiéndonos y Dios nos regaló la ñapita con él.
Pues muy buena noticia eso de la recuperación. Ahora, a cuidarlo mucho.
Así es, Élber. Vamos a estar con él y a paladearlo y aprovechar que lo tenemos con nosotros.
Fue tu culpa, la nueva canción de Alzate, a dúo con El bala
Y veo que las buenas noticias vienen también por el lado de la música, porque anda de lanzamiento otra vez.
Sí, Fue tu culpa, una super canción que escribí y mi equipo de trabajo hizo la producción, todos los arreglos, y en cuya grabación unimos a un súper talento mexicano que se llama El Bala. Esa canción va así, como una bala para arriba.
Otro éxito, entonces. ¿Cuántos lleva?
Uy, ya perdí la cuenta. En los conciertos nos quedamos sin cantar canciones. Vamos variando, pero antenoche salí de un concierto y nos estaban tirando cosas al bus, enojados, porque no canté una canción que se llama Sin decir adiós. Es que son tantos los éxitos que no alcanza el tiempo y siempre vamos variando el espectáculo.
Esa canción es muy bella. Háblenos de “Sin decir adiós”, para que no nos vayan a tirar piedras aquí también.
Es la canción que escribí para los que perdieron un ser querido y no se pudieron despedir. Muchos se pueden despedir en el hospital, o saben que están viviendo una enfermedad, pero otros no. Se dieron un abrazo en la mañana se fueron y no volvieron. A ellos va la canción. Por eso dice: “si hubiera sabido que era el último beso que te daba, te hubiera agarrado y no te hubiera dejado ir. Y hoy lloro, por Dios que yo hoy lloro en el alma, desde el día en que tú te fuiste, te fuiste para no volver… y hoy sufro, por Dios que yo hoy sufro en el alma. Extraño tu voz, tu sonrisa. Te fuiste sin decir adiós”.
Impresionante la letra, que conecta, pero viéndolo a usted cantar a capella, o en sus versiones sinfónicos queda también demostrado que Alzate compone y canta. ¿Cómo cuida la voz?
El mejor cuidado de la voz es no descuidarla con los vicios. Para el exceso de trabajo, dormir. Duermo antes de todos los conciertos. Procuro llegar al hotel y dormir, por lo menos, cinco horas antes del concierto. Eso evita el desgaste de la voz y también te ayuda a estar totalmente alegre. Es que mi vida hoy empieza muchas veces a las 12 de la noche.
Alzate vivió su infancia en plena época del terrorismo del narcotráfico en Medellín
Eso es hoy. ¿Y cómo era su vida en Medellín, en el barrio Manrique?
Muy normal, muy alegre. Tanto en Manrique como en San Pablo, Granizal, Robledo, Palenque... a los 19 años, antes de irme para Estados Unidos, ya había vivido en 20 casas.
Bueno, pero eso de que en los años 80 del siglo XX un niño de los barrios populares de Medellín aprendiera a tocar piano a los ocho años…
Es que es una cosa es ser pobre y otra cosa es que tus padres no tengan deseos de salir adelante. Yo solo quería jugar fútbol. Me gustaban todos los ídolos del Mundial de Italia 90 y del de USA 94. Y de la Selección Colombia. Ellos marcaron mi vida jugando fútbol en las calles de Manrique y de San Pablo.
Dígame uno de esos ídolos.
Goycochea.
No, ¡cómo que Goycochea! Eso lo digo yo, que soy de Millos. Creí que me iba a mencionar uno del Nacional.
Jajajaja. Es que ese era muy bueno. Pero también me gustaban el Tino Asprilla, el Palomo Usuriaga, Andrés Escobar.
A propósito de Andrés Escobar, otra víctima de la violencia en Medellín, usted vivió su infancia en la ciudad en pleno auge del narcotráfico y del cartel de Medellín.
Sí. Nos tocó muy chiquitos. Cuando mataron a este señor, al que no aguanta ni nombrar, yo vivía en La América y nos tocó todo el boroló a unas cuantas cuadras. Incluso nos fuimos en bicicleta a mirar el levantamiento del techo de este hombre. A brujear.
¿Y después se fueron ustedes a vivir cerca de un cementerio?
En Envigado, eso fue mucho más adelante. Allá fue donde mi abuela le vendió un solar a mi padre. Ella se fue para Israel y necesitaba pagar el regreso, entonces vendió muy barato el solar de la casa en Envigado, que ya era un barrio mucho mejor. Mi papá empezó a construir ahí su casita, pero resulta que el solar daba a un cementerio y a una cantina que se llamaba “La última lágrima” y empezamos a habitar la casa sin piso, en obra negra y sin ventanas.
Entonces se nos entraban las melodías hermosas del Charrito Negro, de Luis Alberto Posada y de Darío Gómez.
Alzate fue rockero
Ahí fue su primera traición o, como diría su canción, su Maldita traición, porque lo suyo hasta entonces era el rock.
Yo ya era pianista, adolescente, y comenzó en mí una pelea entre el jazz, el rock y la música que se colaba por la ventana sin vidrios. Empecé a tener una mezcla toda rara con el despecho. A la hora de empezar a escribir se me facilitaba escribir canciones de desamor y se me dificultaba escribir canciones de amor.
No es gratuito entonces que en las canciones del “rey de las cantinas” haya unos dejos que lo ponen a uno a pensar. Que lo llevan a decir: esto huele a rock, esto sabe a rock.
Bueno, esto es algo que muy pocos saben, pero a la hora de componer, mis canciones podrían ser un pop, tal vez un rock. El inicio de la composición casi siempre podría derivar en otro género. Lo que pasa es que nosotros en el estudio la amarramos a la música popular, a la regional colombiana, a la música de despecho.
¿Cuáles eran sus grupos de rock?
Me gusta todo el rock de los 80. Aerosmith, Metallica, Guns and roses.
¿Bon Jovi cabe ahí?
Total. Yo soy rockero. Todas las bandas americanas de los 80 y 70.
José Alfredo Jiménez, el ídolo de Alzate
Esa historia suena muy parecida a la de José Alfredo Jiménez. No por el rock, pero sí porque él vivía cerca de las cantinas de Dolores -Hidalgo, como aquella llamada El perro, en la cual halló siempre inspiración.
Claaaaro. Es que José Alfredo Jiménez es mi referente en la composición. Cuando eres compositor tienes en cuenta muy pocos referentes, porque el compositor es celoso, casi nunca admira a otros compositores, pero yo sí puedo decir que José Alfredo es uno de mis referentes.
Ya que lo menciona, permítame decirle que hay una canción suya que me recuerda mucho a José Alfredo Jiménez. Por el tema, por a quiénes va dirigido, y porque lo pone uno como medio pensativo, sobre todo cuando se es padre. La letra no es igual, claro, pero el mensaje para el mismo lado. La de él es Arruyo de Dios. La suya es Amor verdadero.
Uy, Élber, esa canción es una locura. Es hermosa. Y fíjese en lo bonito porque sí, la letra es totalmente diferente, pero lleva el mismo mensaje. El único amor verdadero, o ese amor inquebrantable que existe de un padre hacia un hijo, o entre un hijo y su padre o madre.
Pero en sus letras no todo es sobre amor y ternura hacia los hijos ¿A qué más le compone por esta época?
Bueno, yo he hecho canciones sobre muchos temas. Empecé hablándote de Sin decir adiós, que es para los seres queridos. Trato de que no todo sea desamor, ni cortarnos las venas. Que no todo tenga que ver con venganza. Obvio que muchas veces hablo de desamor y el desamor trata de lo que uno siente cuando le quiebran el corazón, de cuando uno siente rencor hacia esa persona. Muchas veces, hasta odio. Yo escribo para el momento en que la gente está dolida, pero también me ha dado Dios la oportunidad de escribirle a los hijos con amor verdadero, me ha ayudado a escribirle a la vida.
Tengo una canción que se llama Así es la vida, a veces ríe otras veces nos hace llorar. Es un mensaje para los que están viviendo un momento difícil. Para animarlos y recordarles que hay momentos para disfrutar con la familia, sonreír y celebrar, pero que, a veces, hay otros momentos para llorar.
Alzate habla sobre el machismo en la música
Pero las que más pegan son las de despecho…
Sí, pero mira que las que te estoy mencionando son totalmente éxitos. Así es la vida, Sin decir adiós y Amor verdadero, que es una institución (después de Maldita traición) y es de las que creo que así yo esté muerto va a sonar, porque ya hace parte del catálogo de las emisoras, de las playlists de la gente.
Ahora bien, hay personas a las que nos les gustan las canciones de despecho. Vivimos en una época de debates sobre, por ejemplo, el respeto a las mujeres. ¿No le llega por ahí de vez en cuando el mensaje de que hay letras que pueden ser muy agresivas con las mujeres?
Como yo le escribo sobre el desamor y soy el cantante masculino, me toca hacer las canciones como si yo fuera el que estoy dolido. Es más, a mí me preguntan si en las canciones que escribo hay una vivencia personal. La mayoría de la gente entiende. Incluso muchas de mis seguidoras, alzatistas, adoptan la posición mía, como si ellas estuvieran cantándole a ese hombre que les hizo tanto daño. De vez en cuando me escriben diciendo que por qué nos da tan duro, porque no es tan duro. Si yo fuera una mujer cantante le estuviera dando duro a un hombre.
¿Qué piensa del machismo?
Bueno, yo pienso que todos los extremos son malos. El feminismo, malísimo. El machismo, malísimo. Yo crecí en un hogar donde mi papá nos hacía el desayuno, el almuerzo y la comida. Hasta el día de hoy mi mamá nunca ha cocinado, excepto unas tres veces que nos haya hecho una lasaña especial en un día de cumpleaños. A nosotros nos crio fue un hombre. Entonces, cómo hablar de machismo. Y eso hice yo antes de ser Alzate. Repetí la fórmula. Desayuno, almuerzo y comida para mis hermanos. Dos hombres y una mujer. Y cuando me casé. El primer día mi esposa preguntó quién iba a cocinar. Pues yo.
Hoy ese hermano al que le cocinaba trabaja con usted
Es mi mánager.
La vida de Alzate como ilegal en Estados Unidos
Hay algo que no entiendo en su historia. ¿De dónde esa insistencia por irse a Estados Unidos? Es que usted intenta sacar la visa siete veces.
Seis veces me la negaron y a la séptima me fui.
¿Pero cuál era la fijación con ese país?
En la adolescencia comencé a pensar en irme a buscar mi futuro. Empecé con audio clases de inglés, leyendo libros chiquiticos que conseguía en las esquinas de los agachaderos, subrayando. La nevera estaba llena de cartulinitas que yo hacía con palabras en inglés. En mi casa todo el mundo tenía que estar conectado con esa obsesión de aprender un idioma. Mi mamá es una mujer muy inteligente que nos inculcó la educación desde muy pequeños. Ella tiene tres carreras.
Después de seis intentos, el séptimo me cuajó, me fui y me quedé ilegal casi nueve años, en la época en que la tecnología no era tan avanzada. Me comunicaba con mi familia a punta de emails.
Puro Latinmail.
Eso, Latinmail, Hotmail, puros chats y computadores públicos. Raspe y raspe para llamadas telefónicas para comunicarme con la familia. No existían los celulares inteligentes. De esa época tengo muy pocas fotos, porque los celulares no tenían cámara…puras fotos de cámaras desechables.
Todavía estaba lejos el éxito musical y trabajaba como conductor de limusina.
Conductor de limosina, carpintero, cocinero, limpiaba burdeles, hacía jardinería. Iba escuchando a Sabina.
No cantaba sus canciones en grandes escenarios, pero tarareaba a Sabina.
Es mi cantante.
¿Y qué tiene Sabina?
El estilo. Y la composición, en la cual es el mejor, después de José Alfredo.
Cualquiera que no conozca la historia pensará que después de años de lucha logró en Estados Unidos su sueño de ser músico, pero no fue así.
Yo sí logré eso que llaman el sueño americano, pero llegó un momento donde no estaba haciendo lo que realmente había soñado, que era ser compositor y sobre todo cantante. Eso llegó después. Con los ahorros de Estados Unidos regresé a Colombia y se me fueron todos. Volví a quedar en ceros aquí, en Colombia, hasta el punto de perderlo todo también en Estados Unidos. Subí y volví a bajar. Lo perdí todo y ahí fue donde ya me di cuenta de que había, supuestamente, fracasado en mi intento de ser cantante. Luego Dios me regaló mi primera canción, en el momento más oscuro de la noche, cuando estaba tirando la toalla.
¿Maldita traición?
Sí. Esa canción era el gol de honor. Cuando vas perdiendo 10-0 y el entrenador le pide a todo hacer el gol de la honrilla para, por lo menos, perder 10-1. Eso fue lo que me pidió mi hermano. Estábamos haciendo muchas cosas que tal vez no eran para el momento en nuestra identidad musical. Él me pidió hacer una de cantina. Vamos a acercarnos, me dijo, a todo lo que hemos estado tratando de alejarnos. Y ahí fue cuando hicimos, Maldita traición, con 500 mil pesos prestados y en un estudio pequeño.
Quién iba a pensar que con esa canción la iba a sacar del estadio, como dicen en su tan querido Estados Unidos.
Es una de las canciones más importantes de mi carrera y de la historia de Colombia, porque es la es una de las canciones con más regalías en la historia de Colombia. Y te repito que fue grabada con 500 mil pesos. La historia es sencilla. Yo salgo para Estados Unidos a tratar de no perder mi casa que, ya llevábamos muchos meses sin pagar, no teníamos comida en la nevera, mi hija no tenía pañales, ni leche y mi esposa estaba a punto de divorciarse de mí. Me devolví a recoger de las cenizas lo que quedara, a volver a empezar, a buscar contactos que me dieran empleo y mi hermano empezó a llamar. Yo le decía que no molestara, que ya había perdido muchos años haciendo intentos y que ya le había grabado la última canción. Él me decía que ya habíamos empezado a sonar y cuando yo le preguntaba si había contratos me respondía que no. Solo me contaba que nos querían en un canal. Élber nos está llamando por una entrevista ¿y vos no vas a venir?, me dijo.
Al fin había aparecido un contrato por una chichigua. Tenía una chatarrita de carro, un Honda del 88 que echaba humo. Lo tenía parqueado para que se vendiera por chatarra y con eso compré un tiquete para un vuelo que aterrizaba en el José María Córdoba. Y desde ese día no he parado.
¿Y Estados Unidos qué es hoy en su vida?
Estados Unidos es el premio a tanto esfuerzo. Es un espacio que Dios me permite de tranquilidad para escribir, componer y vivir.
¿Vive acá, allá o en ambos lados?
En ambos lados, sí señor. En la Florida, EE. UU. y en Colombia.
Pero sus padres están acá, en Colombia. ¿Los intentó convencer para que se fueran también o ni les echó el cuento?
No, gracias a Dios ellos saben qué es Colombia y, como digo siempre, el que no tiene que irse, no se vaya. Mi papá está un poco más retirado por la enfermedad. Mi mamá, de lleno con la labor cristiana. Y mi hermano nunca se ha querido ir de Colombia. No ha necesitado.
Usted me dice que ha escrito como mil canciones, pero también me ha contado que, a pesar del éxito, no todas pegan.
No, no todas pegan. Yo escribo por necesidad. Muchas veces termino una canción y, sencillamente, va a dar a la papelera.
La lucha de alzate contra la depresión
Usted ha escrito de muchos temas. Y casi siempre sus canciones están relacionadas con experiencias de vida propias o de personas a las que conoce. Quiero preguntarle por un tema muy personal y tiene que ver con asuntos de salud mental, que son mucho más comunes de lo que creemos. Usted dijo que tuvo que lidiar con la depresión. ¿Cómo fue esa experiencia —para que la gente sepa que esto le puede dar a cualquier persona— y cómo hizo para lidiar con ella?
Pues le he heredado a mi madre, y mi madre a mi abuelo, una especie de desequilibrio a partir del cual nuestro cuerpo no genera las hormonas de la felicidad. Entonces, nos toca con medicina. A eso se le suma el que vivimos en épocas de aislamiento de familia, exceso de trabajo y otros excesos que uno cree que le ayudan, pero que en la vida real no ayudan.
¿Alcohol?, por ejemplo.
Sí, alcohol. Eso no ayuda a un cuerpo que tiene estos desbalances. Gracias a Dios, pude darme cuenta de que yo los tenía y con medicinas los trato de controlar.
Imagino que, obviamente, con atención profesional. Que no son medicinas de cualquier lado.
Sí, eso es importante. Y gracias por recordarlo. Cuando uno se encuentra ante estas situaciones lo mejor que puede hacer es consultar con un profesional. Muchas personas no se han dado cuenta, pero necesitan ayuda, a veces algún tipo de medicación, porque tienen un problema, entonces hay que buscar la ayuda profesional.
¿Y en qué momento lo encontró a usted la depresión?
Yo entré en una depresión muy grande cuando llegó el éxito profesional. Y, con mi hija recién nacida, literalmente, la abandoné. Yo pasaba dos meses sin ver a mi familia, sin ver a mi hija, viajando entre carreteras, aeropuertos y conciertos, cumpliéndole a ese éxito que busqué, pero entré en una depresión por exceso de trabajo, de cansancio y otros excesos.
¿Y qué hizo cuando supo que algo no andaba bien, pese a que todo el mundo lo aplaudía y cantaba sus canciones?
La depresión es un inconformismo. Así todo aparentemente esté bien alrededor de ti, sientes como si todo estuviera de lo peor. Hoy seguimos luchando contra eso todo el tiempo y cada día nos trae nuestras propias batallas con este tema. Pero hay que hablarlo y la verdad es que creo que he podido ayudar a muchas personas con mi testimonio.
¿De ese tema no ha escrito canciones?
No. De la depresión no.
¿Y de los migrantes?
Tengo una canción de migrantes increíble que me gustaría sacar pronto. La escribí hace muchos años. Tengo que hablar con mi equipo de trabajo. En estos días estaba pensando en ello. Trata de los que llegaron y me impactaron. Los que llegaron, como yo, a Estados Unidos y están recogiendo fresas, por ejemplo, en los campos, en zonas desérticas. Muchos se desmayan y nadie ni siquiera los recoge. Me tocó muchas veces, incluso, ir y recoger amigos que estaban acabados de cruzar, casi muertos, ahí en la frontera de Tijuana a Arizona. Espero no estar metiéndome en líos, pero una vez fui y recogí a un gran amigo que había acabado de cruzar.
Recordé una palabra con la letra pe que es muy de su tierra: parcero. ¿Quién es su parcero?
Mi hermano, que ha caminado conmigo toda la vida en mi trabajo.
¿Para usted quién es Dios?
¿Dios? Dios es todo.
¿Qué le falta por hacer?
Continuar lo que me queda de vida, feliz.
Su mayor orgullo.
Estar vivo, todavía.
Que vengan muchos éxitos más pero que, por encima de todo, cuide su salud y descanse.
Gracias Élber, por tus deseos, y por esta conversación tan agradable.