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Andrés Orozco-Estrada aún conserva la primera batuta que agarró en la vida. Fue un obsequio de Cecilia Espinosa Arango, directora de la Orquesta Sinfónica Eafit, quien se la regaló cuando tenía 17 años y veía lejana la posibilidad de pararse a determinar la intensidad de las partituras que serían interpretadas por una agrupación en gran formato.
Hoy, ese objeto tiene un valor incalculable dentro de su colección, aunque su herramienta de trabajo es otra. Se trata de una batuta muy famosa en escenarios de América y Europa, y que en la temporada comprendida entre 2021 y 2022 guiará el poder sonoro de la Orquesta Sinfónica de Viena, uno de los colectivos más prestigiosos en su formato.
Orozco-Estrada, quien fue nombrado hace unos años director de la Orquesta Sinfónica de Houston, de Estados Unidos, fue el primer latino en ocupar ese cargo dentro de una organización cultural de tanto reconocimiento internacional. El director colombiano también fue, hasta hace muy poco, el único colombiano en conducir la mítica Orquesta Sinfónica de Berlín, Alemania, y convertirse en parte activa dentro de la denominada música académica.
A esa lista inconclusa y extensa de reconocimientos, ahora hay que sumarle a Andrés Orozco-Estrada el mérito de figurar como el sucesor en la Orquesta Sinfónica de Viena del director suizo Philippe Jordan, una institución en la materia y parte vital de una familia dedicada por entero a la exploración de la música.
El director colombiano de 40 años se ha destacado en actuaciones con unas 35 orquestas sinfónicas de primer nivel de América y Europa. Su gusto por la música empezó con el colectivo de chirimía que tenía su tío Carlos Estrada, y se moldeó en el Instituto Musical Diego Echavarría. Más adelante consiguió una beca para estudiar en la Universidad Javeriana de Bogotá, hasta que decidió irse para Viena (Austria), donde logró ingresar en la que es en la actualidad la Universidad Superior de Música de esta ciudad europea y especializarse en composición.
“Andrés Orozco-Estrada es una persona muy dinámica, muy echada para adelante, con un carisma muy grande en la comunicación y la manera de relacionarse con los demás, con un humor muy alto y muy agradable, con un gran conocimiento de la música y lo que hace”, manifestó hace unos años la maestra Cecilia Espinosa Arango, la responsable en buena medida de que el colombiano se inclinara por la batuta como forma de vida.
Para este director, nacido en Medellín el 14 de diciembre de 1977 y quien ya ha trabajado con algunas de las orquestas más importantes de la escena clásica, como la Filarmónica de Viena, la Filarmónica de Múnich, Gewandhaus de Leipzig y la Orquesta Sinfónica de Viena, entre muchas otras, hay diferencias sustanciales entre dirigir una orquesta de músicos profesionales, como lo hará en la temporada 2021-2022 con la Sinfónica de Viena, y pararse enfrente de un colectivo en formación, una experiencia que siempre lo ha llenado de expectativas. Con los adultos se dedica a explorar sus capacidades interpretativas, mientras que con los más jóvenes cree que tiene la obligación de estar pendiente de su entorno, y su rol es semejante al de un guía. No se atreve a calificar una u otra experiencia como mejor o peor, son solo diferentes.
“El gran reto al estar al frente de estudiantes es que muchas veces tenemos muchachos provenientes de distintas regiones del país y con niveles interpretativos distintos. Los procesos a largo plazo pueden funcionar muy bien. El secreto está en trabajar muy fuerte y que tengan un acompañamiento permanente durante su crecimiento. Lo que yo he hecho siempre con ellos es mirarlos a futuro, porque su presente es sólido y mi esperanza es que cada vez que me encuentre con ellos, el resultado sea mejor”, dijo el músico cuando se encontró en una oportunidad con la Filarmónica Joven de Colombia (FJC), cuando la iniciativa estaba en su etapa de formación.
Siempre el hecho de poder compartir sus experiencias con los muchachos en plena formación lo ha hecho crecer como profesional. Orozco-Estrada se ha sentido muy responsable de muchos de los procesos de los jóvenes colombianos, que se han contagiado de ese sentimiento.
“Desde mi perspectiva y desde que empecé mis estudios musicales, el anhelo de un artista y desde mi posición como director ahora, es conseguir que todos a la hora de hacer música vivamos un momento único y trascendental, que nos lleve a reflexionar y a entender que el arte nos hace mejores seres humanos”, cuenta Andrés Orozco-Estrada, quien decidió convertir sus dos apellidos en uno solo, uniendo las palabras con un guion.
Desde la temporada 2014-2015, el músico antioqueño tiene compromisos como director titular de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Fráncfort y también fue nombrado director musical de la Houston Symphony. Para complementar esas responsabilidades, en septiembre de 2015, además, fue reconocido por la Orquesta Filarmónica de Londres con el título de director principal invitado.
Ahora que fue designado como director de la Sinfónica de Viena para la temporada 2021-2022, en reemplazo del suizo Philippe Jordan, Andrés Orozco-Estrada tiene la intención de proyectar todo lo que sabe para ponerse enfrente de unos músicos consagrados que, sin duda, depositarán en él su confianza y se dejarán guiar.
“Independientemente de con quien trabajo, mi objetivo es el mismo: hacer de la experiencia musical, vista desde todos los aspectos: artístico, técnico y emocional, el mejor momento posible. Es mi tarea explorar y sacar todo lo que cada orquesta tiene para llegar a un resultado de la mejor calidad posible”, aseguró hace unos años el director colombiano.