Apache, más de 20 años de carrera artística
El pasado 24 de enero, el rapero de Las Minas se presentó en el Festival Centro 2020. Su actuación fue una de las más aclamadas de la noche. Esta es su historia.
Sebastian Hernández
Todo empezó con el baile. En Los Naranjales, una urbanización de la ciudad de sus amores, Las Minas (Venezuela), conoció a un parche de grafiteros sin anticipar que ese evento marcaría el inicio de una gran carrera en la música.
Larry Rada, en adelante conocido como Apache – por la religión Yoruba a la que pertenecía uno de sus tíos – llegó a la Plaza de los Próceres, en Caracas, donde se le abrió el universo del freestyle.
Iba todos los días y bailaba. Uno de sus amigos le regalaba los temas noventeros que escuchaban en la plaza, que variaban entre Onyx, Eminem, Method Man & Redman y Jay Z. Apache volvía a su casa y rapeaba sobre esas pistas. "Le cogí amor a las letras, a la escritura, a la poesía".
Después de haber hecho parte de la agrupación “4to poder”, a inicios de los 2000, el rapero de Las Minas decidió emprender su carrera como solista, que se consolidaría con el lanzamiento en 2016 de su primer sencillo "Sin afina mucho". Cuenta que lo más difícil de todo esto fue crear una voz y estilo propio que lo distinguieran de lo que venía haciendo con su anterior grupo.
Por fortuna, el movimiento del Hip Hop estaba ya en su auge cuando decidió emprender su carrera. Había solistas, duetos, agrupaciones y en general una buena movida en lo que tenía que ver con el rap en Venezuela. Una de las anécdotas que Apache más recuerda fue cuando uno de sus amigos, Rojo, tuvo un altercado con un integrante de la extinta agrupación “Vagos y maleantes” en la muy familiar Plaza de los Próceres.
Como todos los fines de semana, iban a la plaza a bailar y cantar, cuando de repente la multitud se abrió ante ellos. Se trataba de Budú, uno de los integrantes de “Vagos y maliantes” apuntando al grupo de Apache con un revolver 38. En esa época, Rojo, uno de sus panas, andaba legalmente con un Sig-Sauer, el cual empuñó para defenderse en caso de una balacera. Lo paradójico, cuenta entre risas Apache, es que esa plaza tenía presencia militar constantemente y, aun así, nadie hizo nada. El enfrentamiento no pasó de eso: la amenaza, y dice el rapero venezolano, se debió a puros egos de artista, por quién era más underground y mejor con las líricas. (Puede ver: Los mejores momentos del Festival Centro 2020)
Hoy, con más de 20 años de carrera artística a cuestas, es uno de los raperos más conocidos y representativos de su región, muy amigo además del fallecido Canserbero, quien también lo consideraba hábil y disciplinado en lo que hacía. Tanto es así que fue seleccionado por Juan David Restrepo para ser parte del elenco de la película “Migrantes”, una historia muy pertinente para la coyuntura que narra las vivencias de una familia venezolana que se va de su tierra en busca de un futuro más promisorio. Para ello, Apache tuvo que salir de su zona de confort, estar dispuesto a 20 días de grabación ininterrumpidas y tomar clases de actuación y mimo. Lo ideal es que “Migrantes” se estrene a finales de este año.
El escalamiento de su carrera ha sido tal que este año fue seleccionado para hacer parte del line up del Festival Centro 2020, una apuesta de la Alcaldía Mayor de Bogotá, a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, cuyo propósito es revitalizar el centro de la ciudad de Bogotá, teniendo en cuenta una oferta de sonidos diferentes, incluyentes y plurales.
La cita fue el viernes 24 de enero a las 8:30 p.m. en la Plazoleta de los Talentos, en el pleno corazón de Bogotá. A las 8:00 p.m. la plaza ya estaba casi llena, a la espera de uno de los artistas más renombrados del evento. Desde que se montó en el escenario podía verse la seguridad, la entrega y el amor por el público. Sus temas no eran simplemente el intento por rimar, sino porque la gente se identificara y los aprehendiera de alguna forma.
Durante casi hora y media de beats y rimas reflexivas, que hablan de temáticas como el amor, la situación social y política y los sueños; el público bogotano no dejó de cantar y bailar al ritmo de los estridentes sonidos que emanaban de la tarima. Junto con su esposa y equipo cantó varios de sus temas y, aunque eran más de seis en tarima, él siempre fue el centro de atención por la manera cómo manejaba el escenario, por la entrega que le brotaba por los poros.
Al final, el gran Apache se lanzó hacia el público, en un gesto de sencillez y humildad, que pretendía recordarle a ellos que él hace parte de la gente, del pueblo; que viene desde abajo y que eso nunca se le va a olvidar.
“Apache en la casa one more time, mi gente”, exclamó al final de su presentación. Haber cantado en Bogotá fue para él como no haber salido de casa.
Todo empezó con el baile. En Los Naranjales, una urbanización de la ciudad de sus amores, Las Minas (Venezuela), conoció a un parche de grafiteros sin anticipar que ese evento marcaría el inicio de una gran carrera en la música.
Larry Rada, en adelante conocido como Apache – por la religión Yoruba a la que pertenecía uno de sus tíos – llegó a la Plaza de los Próceres, en Caracas, donde se le abrió el universo del freestyle.
Iba todos los días y bailaba. Uno de sus amigos le regalaba los temas noventeros que escuchaban en la plaza, que variaban entre Onyx, Eminem, Method Man & Redman y Jay Z. Apache volvía a su casa y rapeaba sobre esas pistas. "Le cogí amor a las letras, a la escritura, a la poesía".
Después de haber hecho parte de la agrupación “4to poder”, a inicios de los 2000, el rapero de Las Minas decidió emprender su carrera como solista, que se consolidaría con el lanzamiento en 2016 de su primer sencillo "Sin afina mucho". Cuenta que lo más difícil de todo esto fue crear una voz y estilo propio que lo distinguieran de lo que venía haciendo con su anterior grupo.
Por fortuna, el movimiento del Hip Hop estaba ya en su auge cuando decidió emprender su carrera. Había solistas, duetos, agrupaciones y en general una buena movida en lo que tenía que ver con el rap en Venezuela. Una de las anécdotas que Apache más recuerda fue cuando uno de sus amigos, Rojo, tuvo un altercado con un integrante de la extinta agrupación “Vagos y maleantes” en la muy familiar Plaza de los Próceres.
Como todos los fines de semana, iban a la plaza a bailar y cantar, cuando de repente la multitud se abrió ante ellos. Se trataba de Budú, uno de los integrantes de “Vagos y maliantes” apuntando al grupo de Apache con un revolver 38. En esa época, Rojo, uno de sus panas, andaba legalmente con un Sig-Sauer, el cual empuñó para defenderse en caso de una balacera. Lo paradójico, cuenta entre risas Apache, es que esa plaza tenía presencia militar constantemente y, aun así, nadie hizo nada. El enfrentamiento no pasó de eso: la amenaza, y dice el rapero venezolano, se debió a puros egos de artista, por quién era más underground y mejor con las líricas. (Puede ver: Los mejores momentos del Festival Centro 2020)
Hoy, con más de 20 años de carrera artística a cuestas, es uno de los raperos más conocidos y representativos de su región, muy amigo además del fallecido Canserbero, quien también lo consideraba hábil y disciplinado en lo que hacía. Tanto es así que fue seleccionado por Juan David Restrepo para ser parte del elenco de la película “Migrantes”, una historia muy pertinente para la coyuntura que narra las vivencias de una familia venezolana que se va de su tierra en busca de un futuro más promisorio. Para ello, Apache tuvo que salir de su zona de confort, estar dispuesto a 20 días de grabación ininterrumpidas y tomar clases de actuación y mimo. Lo ideal es que “Migrantes” se estrene a finales de este año.
El escalamiento de su carrera ha sido tal que este año fue seleccionado para hacer parte del line up del Festival Centro 2020, una apuesta de la Alcaldía Mayor de Bogotá, a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, cuyo propósito es revitalizar el centro de la ciudad de Bogotá, teniendo en cuenta una oferta de sonidos diferentes, incluyentes y plurales.
La cita fue el viernes 24 de enero a las 8:30 p.m. en la Plazoleta de los Talentos, en el pleno corazón de Bogotá. A las 8:00 p.m. la plaza ya estaba casi llena, a la espera de uno de los artistas más renombrados del evento. Desde que se montó en el escenario podía verse la seguridad, la entrega y el amor por el público. Sus temas no eran simplemente el intento por rimar, sino porque la gente se identificara y los aprehendiera de alguna forma.
Durante casi hora y media de beats y rimas reflexivas, que hablan de temáticas como el amor, la situación social y política y los sueños; el público bogotano no dejó de cantar y bailar al ritmo de los estridentes sonidos que emanaban de la tarima. Junto con su esposa y equipo cantó varios de sus temas y, aunque eran más de seis en tarima, él siempre fue el centro de atención por la manera cómo manejaba el escenario, por la entrega que le brotaba por los poros.
Al final, el gran Apache se lanzó hacia el público, en un gesto de sencillez y humildad, que pretendía recordarle a ellos que él hace parte de la gente, del pueblo; que viene desde abajo y que eso nunca se le va a olvidar.
“Apache en la casa one more time, mi gente”, exclamó al final de su presentación. Haber cantado en Bogotá fue para él como no haber salido de casa.