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Arkano rompió su techo de cristal. Hace 14 años el alicantino se convirtió en una suerte de deidad en el mundo de las batallas de freestyle. Fue campeón de Red Bull Batalla España 2009 y 2015, ese mismo año fue campeón del mundo en esta modalidad. En la final de la internacional en Chile derrotó a Dtoke, un argentino con calle y rap hasta en la médula, quien era el favorito. El 28 de octubre de 2016 entró al Libro Guinness de los Récords tras improvisar, sin parar, sobre una base de rap durante 24 horas, 34 minutos y 27 segundos. La proeza fue transmitida en vivo desde la Puerta del Sol en Madrid y la vieron, vía streaming, 24.000 personas en todo el planeta. Estaba en el techo del mundo... o de ese mundo.
Sin embargo, el rapero de Alicante vandalizó su propia barrera. Agarró un martillo y la volvió pedazos. Hoy tiene un pie en mundo del free y el resto del cuerpo en el mundo del mainstream y la cultura popular española. En 2021 fue una de las celebridades invitadas a MasterChef Celebrity en su versión española y ha pasado por los sets de los programas de televisión más vistos en España como Late Motive y El hormiguero; además, tiene un espacio de improvisación en la cadena SER, la más escuchada en la península ibérica.
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En 2019, Arkano bebió tanto de su éxito en las batallas de freestyle que se empalagó. Perdió la motivación y se cansó de enfrentar a los mismos MC. En la cima de su mundo se retiró y se metió de cabeza a hacer música, lejos del ambiente hostil de las batallas. Sin embargo, nunca se fue del todo. Seguía siendo jurado y en su cabeza continúo con la garganta en llamas. Se fue sin irse.
En 2022 lo vi en Bogotá. Era uno de los jurados de la final nacional de Red Bull Batalla de ese año y mientras los MC que iban a disputar el título improvisaban sin parar días antes de la competencia, Arkano los observaba fijamente. Involuntariamente movía las manos y el cuerpo, rapeaba en silencio y abría los ojos de par en par, como con ganas de meterse a la batalla y comerse vivo a quien se le parara en frente. “Me dan ganas de volver. Es algo que no descarto. Si alguno no puede competir, me subo a la tarima”, le dijo a El Espectador entonces.
Un año después Arkano anunció su regreso a las batallas. La noticia fue una bomba que detonó el circuito. Era el regreso de la leyenda. Hace un par de meses, en Barcelona, compitió por ganarse el derecho de representar a España en la internacional de este año, que será en Bogotá. Su expectativa y la de su entorno era enorme, pero no fue el regreso que soñó, pues fue eliminado en la fase previa.
En el marco del BIME, el encuentro internacional de música que finalizó ayer en Bilbao (España), Arkano, uno de los artistas invitados, habló para El Espectador.
“Fue una mezcla de emociones muy grande porque obviamente tenía muchas ganas de volver. Mucha nostalgia. Durante todos estos años pensé en volver a competir y la gente me lo pedía con insistencia y finalmente decidí regresar. Tenía mucho miedo, muchas inseguridades y eso no me hizo sentir cómodo conmigo mismo a la hora de batallar. Fue raro lo que sentí cuando volví al escenario. No fue mi regreso soñado. Tenía inseguridades, una presión autoimpuesta, un problema mío de gestión mental y emocional. Quizá no estuve a la altura de las expectativas. Pensé que después de cinco años de estar fuera iba a tener un estadio entero coreando mi nombre, pero desde que empecé a rapear, el público ya estaba apoyando a mi rival y eso me hizo conectar con mis miedos. No disfruté las improvisaciones”.
Desde su primera etapa en las batallas, el rapero español se destacó, entre otras cosas, por enviar mensajes críticos en una escena que de cierta manera se acostumbró al insulto fácil. “Me parecía absurdo que en las batallas utilizaran ‘marica’ para insultar al oponente y empecé a resignificar el significado de esa palabra. A decir como, bueno, si soy marica, mira cómo este maricón te puede ganar”. Luego, con su música, puso sobre la mesa temas como la salud mental y la bisexualidad. El rap fue el vehículo de un mensaje
“El rap me hizo comprender que tenía derecho a ser escuchado. Antes de empezar a rapear era un niño tímido y carente de habilidades sociales, me daba vergüenza preguntar en clase, sentía que el silencio era mi lugar en el mundo y cuando empecé a rapear entendí que sí tenía derecho a ser escuchado y que mis menajes podían ayudar a abrir conversaciones. La finalidad del arte es mover emociones, pero si tuviera que poner una segunda finalidad, es generar debate, poner ideas a chocar y ver qué diamante sale”.
Y pese a esta derrota el diamante sigue ahí. Ya se le ha visto su brillo. Y por eso Guillermo Rodríguez y no Arkano establece prioridades. “No sé si vaya a competir el año que viene. Ahora mismo estoy centrado en cuidar mi salud mental, mis emociones y según como me encuentre de aquí al año que viene decidiré si vuelvo a competir”.
Y mientras llega la competencia sigue con una alquimia musical. Experimentando con sonidos que tal vez desemboquen en un próximo disco. Hace un año que publicó Match. No lleva prisa por anunciar su nuevo tema y hablamos del frenesí de la industria musical y cómo este impacta en lo que hace.
“Los artistas que se dedican plenamente a sacar música y dependen de que esa música funcione tienen que tener una presión terrible porque cada canción se compara con el resto de canciones de otros artistas. Y se compara además con el éxito de tus lanzamientos anteriores. Es una locura. En mi caso, sé que me escucha poca gente y me da igual porque si saco algo y lo escucha poca gente, siempre ha sido así. Y ya vivo de otras cosas, entonces no hay problema”.
“Como personaje público, soy muy reconocido y hago cosas grandes, pero honestamente mis canciones las escucha poca gente, igual que si doy un concierto, tampoco viene mucha gente. Las cosas las digo como son, pero igual vivo de lo que me gusta”.
Esa velocidad de la industria musical y sus retos fueron discutidos en el BIME de Bilbao y el año que viene en el BIME que se hará en Bogotá del 8 al 11 de mayo se seguirá conversando sobre este y otros retos del sector.