Athemesis, el metal sinfónico antioqueño en el Bogotá Metal Fest.
La agrupación antioqueña será telonera de Epica, la agrupación neerlandesa de metal sinfónico que se presenta este domingo en el Royal Center de Bogotá.
El metal es más que música, es una forma de vivir, percibir y relatar el mundo. Esto lo tienen claro los integrantes de Athemesis, quienes incorporan en sus canciones historias que la música popular poco aborda: el corazón, las reflexiones humanas, relatos poéticos e incluso algo de desesperanza.
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El metal es más que música, es una forma de vivir, percibir y relatar el mundo. Esto lo tienen claro los integrantes de Athemesis, quienes incorporan en sus canciones historias que la música popular poco aborda: el corazón, las reflexiones humanas, relatos poéticos e incluso algo de desesperanza.
Athemesis será la banda encargada de abrir el concierto de Epica en Colombia. Un proyecto musical que se gestó en Medellín en el 2014 y que tomó forma en el 2018 como una de las propuestas más llamativas del género metal sinfónico en el país.
El metal ha documentado la historia de Medellín a través de una expresión artística que se amalgama en la cotidianidad, generando una apropiación y una redefinición del arte que responde a las necesidades sociales, culturales y de identidad.
Metal en Medellín
El metal extremo se gestó en Medellín a principios de los 80s con bandas como Parabellum, Reencarnación y Masacre, guerra, muerte, cuestionamientos a la tradición conservadora religiosa y la atmósfera de terror en la Medellín, fueron desde el inicio los temas que abordó.Una música de dos décadas cuyo legado hoy es testimonio de la historia sonora de la ciudad. Son las huellas del Metal Medallo.
La historia del metal en Medellín, frente a la evolución del género en otras partes del mundo, es bien distinta. La marginalidad, las diferencias sociales- aún existentes- y el narcotráfico, trajeron consigo el asedio a los jóvenes artistas por parte de los grupos armados al margen de la ley y algunos agentes del estado, quienes consideraron a los rockeros, metaleros y punkeros, nocivos para el modelo de ciudad. De cierta manera, en los años 80s y 90s, el metal fue un espacio de participación política que no discriminó.
“Los pelaos eran efervescentes y tan locos por la realidad de la ciudad y del conflicto que se vivía a mediados de los 80s , que consideraban que la música que tenían que hacer debía ser mucho más extrema de lo que se conocía en el mundo. No fue nada concertado, fue algo orgánico en un círculo muy pequeño de bandas. Lo más curioso es que las bandas de esa primera generación sonaban diferente, de cierta manera eso creó esa escena emergente heterogénea representada por bandas como Parabellum, Danger, Astaroth”, dice Roman González, investigador musical y uno de los mayores coleccionistas de rock paisa.
Estos sonidos precedieron nuevas exploraciones sonoras que en los 90s le dieron otra estética al sonido. Se incluyeron otros instrumentos como el teclado, el violín y las voces femeninas que abrieron puertas para lo que conocemos del metal actual en Medellín. Tenebrarum, Eternal y Gaias Pendulum, son algunos de los nombres que labraron el camino a las siguientes vertientes de este género en la búsqueda por afirmarse.
Athemesis en la nueva escena del metal en Medellín
Hoy la historia es distinta y lejos del sonido e intención de los inicios del género en Medellín, una ciudad de contrastes donde convergen otros géneros como la salsa, el vallenato, el tango, la música regional antioqueña y, sobre todo, el género urbano. El metal, mientras tanto, sobrevive y se renueva.
Vertientes del metal tienen nuevas apuestas con mixturas que rescatan nuevos sonidos, nuevas mutaciones y otras visiones del mundo creadas desde su presente. Atrás quedó la crítica social y sonidos lejanos a la Medellín de antaño, formadas con otros referentes visuales y musicales que provienen de los formatos digitales y en el caso del metal sinfónico, con un concepto lírico, épico.
“Aluna es una canción que me gusta mucho, es una historia de amor con un final trágico que fue real. Una pareja tuvo una discusión y después de ello, él no aparecía. Cuando ella quiso saber de su paradero, él se había quitado la vida. No podés dejar que una discusión termine el día con una persona que quieres, que se acabe el día y estar enojados con nuestros seres queridos”, afirma Bernardo Ospina, guitarrista y compositor de Athemesis.
Con un componente lírico trabajado desde la literatura, metáforas, relatos poéticos y reflexiones con algo de fatalismo, Andrea Puerta transporta con su voz por la oscuridad como susurros inspiradores que buscan reforzar los vínculos entre los seres humanos en medio del ruido digital, nuevos contextos como forma de expresión, introspección y formas de entender la relación entre los seres humanos.
Athemesis y su relación con los sonidos del mundo
Esta banda se ha dejado influenciar por las nuevas propuestas del metal en países americanos o europeos, así como de la música clásica originaria de estos últimos. También ha incorporado matices sonoros de la música colombiana. Bernardo Ospina sostiene que “además de sonidos de la música clásica como Chopin o Beethoven, el bambuco y el pasillo colombiano hacen parte de las referencias a la hora de crear sus sonidos”.
Dentro de esa amalgama sonora, también hay espacio para ritmos contemporáneos. La agrupación busca incorporar matices de género fuera del metal. “Queremos sacar ciertas referencias, y una de las que me gustan mucho es Rosalía que tiene cosas que pueden enriquecer géneros”, menciona la vocalista de Athemesis sobre las influencias que harán parte de su próximo trabajo discográfico, que incluirá también referentes del metal como Flor Jansen de After Forever en lo lírico y gutural.
Esta banda de metal crece en la ciudad de Karol G, J Balvin y Maluma, una urbe que se redefinió con el hip hop y le dió otra cara a la ciudad que hoy brilla en el mundo con el reggeatón, alejándose del discurso del rap, el punk o el metal, que marcaron anteriores generaciones. De esta manera, los sonidos extremos se abren paso como otra posibilidad, otros puntos de ver y escuchar el mundo.
“Para nosotros abrir el concierto de Epica representa una oportunidad para abrir más puertas, de un género especial que escucha un público selecto, siendo Medellín de cierta manera radical en sus inicios en el metal. Nuestra apuesta son las nuevas generaciones de oyentes, con una visión más abierta. Ahora pasamos de un público que te aplaude y te corea las canciones. El público del metal sinfónico actual es un poco más exigente”, afirma Bernardo.
Arthemesia a lo largo de su carrera ha compartido escenario con bandas como Anabantha de México, como Six Feet Under, Angeles del Infierno, The Adicts, Papa Roach y Advent Of Bedlam, además de alternar con bandas representativas de la ciudad como Gaias Pendulum, Tenebrarum, Masacre, No Raza, Wichtrap, entre otras.
Hoy es el turno para compartir escenario con una de las grandes bandas de metal sinfónico. Epica ha dejado una marca significativa incorporando arreglos sinfónicos exquisitos en sus composiciones. La banda, liderada por la cantante Simone Simons, regresa a Colombia para presentarse el 4 de febrero en el Teatro Royal Center.