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Y así fue, los sonidos imponentes de Blur se apoderaron durante dos horas de los cuerpos de sus fanáticos. Claro, con casi cuatro décadas de carrera era imposible que su repertorio y su show no fueran memorables. Salieron puntuales, a las 9:00 p.m. y abrieron el concierto con “The Ballard”, una canción que hace parte de su nuevo álbum “The Ballard of Darren”.
No tuvieron artista telonero, solo eran ellos en el escenario disparando clásicos que sus fans consideran himnos. Desde “Coffee & TV” hasta “End of a Century”, “Song 2″ y “Girls & Boys”, la banda británica formada en 1988 trajo la nostalgia de los viejos tiempos del rock a la tarima, y cómo no hacerlo con un artista como Damon Albarn a la cabeza. Algunos lo conocen por Blur, otros por Gorillaz, pero su voz es inconfundible entre los rockeros.
Junto a Coxon, James y Rowntree, Damon se incorporó con el público y sacó su famoso altavoz para decir unas cuantas palabras y sacar a flote su característico sentido del humor, sin perder el ritmo que traían de una canción tras otra. La gente estaba encantada, saltaban, cantaban y gritaban “Blur, Blur, Blur” al unísono. Por su lado, Alex tocó el bajo mientras se fumaba unos cuantos cigarros, relajado, como es característico de él, su bajo retumbó en el Movistar Arena, mezclándose con la batería de Dave y los riffs de guitarra de Coxon.
La banda logró hacer un balance perfeto entre lo clásico y lo nuevo, pues las canciones de su álbum más reciente “The Ballard of Darren” le dieron un toque especial a la noche. En este proyecto, la soledad y la nostalgia por las relaciones del pasado están presentes en cortes como el que da nombre al álbum y se combinan con otros para sacudir la cabeza, como “The Narcissist”, canción con la que cerraron el show y que habla sobre la relación tan cercana entre el narcisismo y el actuar.
A pesar de que Coxon reconoce que el nuevo disco contiene fraseos de guitarra que exploró “en los viejos tiempos”, a los miembros de Blur este trabajo no les recuerda a nada de lo anterior, ya que en esta ocasión han incluido nuevos “sonidos locos” que han encontrado a prueba y error. Es el caso del sonido atmosférico de “The Heights”, definido por Albarn como un “grito hacia el fin del mundo”, que, “como si se tratase de un ‘post-it’ final”, cierra el álbum abruptamente, rompiendo con el tono oscuro del resto del LP.
Otras canciones como “Goodbye Albert”, sobre la pérdida de un amigo, o “The Everglades”, bajo la que reza el subtítulo “For Leonard”, recuerdan a personajes que, si bien son ficticios y creados en exclusiva para el disco, encuentran su referente en personas reales de la vida de los artistas.
Toda esa explosión y exploración de sonidos se evidenció en la noche del martes, cuando los asistentes lloraron, saltaron y cantaron con este salto en el tiempo que los llevó hacia el pasado, pero los trajo de nuevo al presente. No importó la altura bogotana, ni la edad de los integrantes de Blur… solo importaba hacer historia a través de la música que se escuchó en todos los rincones y los gritos de la gente que llevaba esperando este momento desde siempre. Sin duda, Blur es una de las bandas de rock que son un privilegio ver en vivo.