Boletería y estafas: las notas desafinadas de los conciertos en 2022
El drama de cientos de personas que no pudieron ver a sus artistas favoritos porque confiaron en las personas equivocadas fue una de las grandes problemáticas del 2022, desde el fallido Jamming Festival hasta la venta de boletería falsa y clonada. ¿Quién responde cuando estas cosas pasan?
Daniela Suárez Zuluaga
“Tuboleta informa a la opinión pública sobre las quejas presentadas a través de redes sociales y medios de comunicación por parte de personas que no pudieron ingresar a los conciertos de Bad Bunny que se llevaron a cabo en Bogotá y Medellín que la empresa es el único operador autorizado para la venta de boletas; por eso, no se hace responsable por inconvenientes presentados por compras a terceros o plataformas no autorizadas para la venta”. Este comunicado fue publicado por Tuboleta el 21 de noviembre de 2022, cuando cientos de personas no pudieron ingresar al Estadio el Campín porque habían sido estafadas.
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“Tuboleta informa a la opinión pública sobre las quejas presentadas a través de redes sociales y medios de comunicación por parte de personas que no pudieron ingresar a los conciertos de Bad Bunny que se llevaron a cabo en Bogotá y Medellín que la empresa es el único operador autorizado para la venta de boletas; por eso, no se hace responsable por inconvenientes presentados por compras a terceros o plataformas no autorizadas para la venta”. Este comunicado fue publicado por Tuboleta el 21 de noviembre de 2022, cuando cientos de personas no pudieron ingresar al Estadio el Campín porque habían sido estafadas.
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Esta fue la parte más agridulce para la jornada de conciertos del año pasado, pues, más allá de los problemas logísticos, las estafas hicieron que los fanáticos de artistas como Harry Styles, Bad Bunny o Coldplay perdieran no solo su dinero, sino la ilusión de verlos en vivo. Cada vez es más común que las personas busquen comprar boletas en reventa cuando el concierto ya está cerca, pero no toman las precauciones necesarias antes de transferir dinero a un revendedor, que probablemente esté a punto de entregarle una boleta clonada o modificada.
La modalidad de estafa
Si bien lo más seguro es comprar las boletas con la empresa autorizada (como Tuboleta, Eticket, Entradas Amarillas, etc.), en muchos casos se acaban demasiado rápido, y hay personas que se quedan sin entrada. Ese fue el caso de Laura Téllez, seguidora y fanática de Harry Styles quien, con una amiga, decidió ir al concierto. “Al principio no quería ir porque iba a ser en el parqueadero del Salitre Mágico, y después de toda la polémica con el concierto de Dua Lipa pensé que no valdría la pena verlo allí… pero cuando cambiaron el lugar y anunciaron que sería en el Coliseo Live hablé con una amiga y decidimos comprar boletas”, cuenta Téllez.
“Empezamos a buscar entradas por Twitter porque mi amiga ya había usado antes esta red social para la compra de boletas y todo salió bien, así que nos confiamos. Cuando encontrábamos revendedores lo que hacíamos era buscar sus nombres en Facebook y Twitter para mirar si había gente externa denunciándolos por estafa; evidentemente, muchos de ellos aparecían allí”, revela.
Luego de buscar exhaustivamente durante algunos días, por fin apareció la persona, un hombre que para ellas era confiable y les dijo que las boletas estaban listas para ser descargadas con un nuevo código QR. Tras hablar con Carlos, como les dijo que se llamaba, él les aseguró que tenía una empresa dedicada a la reventa y les envió capturas de pantalla falsas de supuestas transacciones que otras personas ya le habían realizado. Todo parecía ser muy convincente, así que decidieron dar el “salto de fe” y comprar las dos boletas.
“Fuimos muy ingenuas al pasarle todo el dinero de una vez, pero así lo hicimos… al momento nos dijo que ya las iba a descargar, pero dos horas después no nos había enviado nada, nos metimos a Twitter otra vez y vimos que “Carlos” estaba ofreciendo nuevamente las mismas boletas, ahí fue cuando le dije a mi amiga: nos robaron”, comenta Laura. En Twitter aparecía con el nombre Carlos Gómez (@carlosgomezz67) y vendía boletas para otros conciertos que ya estaban sold out, como Juan Luis Guerra y Feid.
¿Quién responde?
Las empresas autorizadas han dejado claro que no se hacen responsables por la pérdida del dinero cuando se trata de una compra a terceros, pues no tienen el control sobre personas que, por medio de aplicaciones, e incluso Photoshop, modifican las boletas originales ya vendidas para crear entradas falsas. Por eso recomiendan siempre hacer la compra en puntos autorizados.
Este solo fue uno de muchos casos que se presentaron en el año, pero el más grave fue, sin duda, lo que pasó con el Jamming… un festival con un cartel alucinante que se vino abajo y causó una pérdida económica a miles de personas. ¿Qué pasó?
Jamming, el festival fallido que marcó el 2022
El evento había sido confirmado, meses antes, para el 19, 20 y 21 de marzo de 2022… tres días que prometían ser increíbles en Ibagué, Tolima. Los anuncios de artistas que supuestamente hacían parte del cartel no dejaban de aparecer: Black Eyed Peas, Don Omar, Caifanes, Damian Marley, Zion y Lennox y hasta Los Tigres del Norte estaban “confirmados” para el evento, pero cuanto más cerca estaba, más crecían los rumores de que algo andaba mal.
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Muchos de los artistas anunciados no tenían a Colombia entre las fechas confirmadas de sus giras, y ahí la gente comenzó a sospechar… pero ante la incertidumbre, el 16 de marzo de 2022, el Jamming Festival publicó un comunicado en el que se confirmaba la realización del evento. La tranquilidad volvía poco a poco a todos los que ya habían comprado boletas para los tres días, para dos, o solo para uno, paquetes de estadía, pasajes en buses, etc.
El combo para los tres días estaba a más de $500.000, y ante los cuestionamientos de los asistentes, Alejandro Casallas, organizador del Jamming, aseguró en una entrevista concedida a La W que tenía firmados contratos con todos los artistas que aparecían en su cartelera y que jamás lanzaba un artista sin confirmar. Además, se refirió a los “video saludos” como garantía de confirmación de los artistas anunciados.
Luego, todo empezó a caerse por su propio peso. La Superintendencia de Industria y Comercio emitió un comunicado, el 18 de marzo, en el que especificaba que: “en su rol de autoridad nacional de protección al consumidor, adelantó un riguroso seguimiento al desarrollo del Jamming Festival 2022. En el marco de una averiguación preliminar adelantada al productor Buena vibra Eventos E.U., la Autoridad evidenció a través de visitas administrativas de inspección y requerimientos de información, que al parecer las condiciones inicialmente informadas sobre el evento, habían variado, sin que presuntamente se hubiesen informado a los consumidores de manera clara, veraz, suficiente, oportuna, verificable, comprensible, precisa e idónea”.
¿Quiénes estuvieron detrás del Jamming?
Los creadores del festival fueron Alejandro Casallas y su esposa, Paola Moreno. Juntos hicieron realidad este evento hace poco más de una década con la intención de reunir a los artistas del momento con sus fans.
Casallas también era dueño del famoso bar Casa Babylon, en Chapinero, donde cientos de personas se reunieron para reclamar por las pérdidas y la devolución del dinero del fallido festival.
Además, Alejandro empezó a ser más reconocido en la industria de organización de eventos gracias a que en 2011 trajo a Damian Marley para celebrar el séptimo aniversario del bar, algo que sin duda atrajo a más personas hacia él. Y aunque luego de la cancelación del Jamming el empresario estuvo en el ojo del huracán, el que primero se pronunció al respecto fue su padre, Luis Alberto Casallas.
“Géneros puntuales de la música como el reggae vinieron bajándose del festival por convicciones personales, y puntualmente no aceptan la vacuna contra el covid-19 y nuestro país tiene restricciones en el ingreso de cualquier ciudadano extranjero que no esté vacunado”, comentó en una entrevista concedida a Noticias RCN.
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Según Infobae, por cuenta de la decisión de cancelar el evento y proteger a quienes iban a asistir, ahora deben (Casallas, su hijo y los organizadores), cerca de $29.000 millones producto de la venta de 150.000 entradas. Sumado a eso, están las decenas de empresarios y pequeños emprendedores que vendieron parte de sus propiedades por apostarle al evento. Los organizadores tienen hasta el 30 de junio de 2023 para devolver el dinero.