Bring Me The Horizon, el grito desgarrado de un emo adolescente
La banda británica de metalcore regresa a Bogotá. Asistentes a su primer concierto en 2011, y conocedores de la escena, hablaron para El Espectador y recordaron los inicios del grupo liderado por Oliver Sykes.
Sebastián López Ramírez
A los 15 años, Sebastián Benavides era conocido en su colegio como el “Zar de los dulces”. Vendía gomitas, bombombunes, chicles y chocolatinas. Según cuenta, su puesto “parecía una chaza como esas de la calle donde venden cigarrillos y chucherías”.
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A los 15 años, Sebastián Benavides era conocido en su colegio como el “Zar de los dulces”. Vendía gomitas, bombombunes, chicles y chocolatinas. Según cuenta, su puesto “parecía una chaza como esas de la calle donde venden cigarrillos y chucherías”.
Con las ganancias del negocio compraba boletas para conciertos de hardcore, metalcore, poshardcore y otros géneros de música pesada. Así logró entrar a varios shows: “Alesana” (2010), “Heaven Shall Burn” (2011) y “As I Lay Dying” (2011). De hecho, entre risas y recuerdos, asegura que pagó la boleta de Escape The Fate con bultos de monedas de mil pesos.
Fueron 70 bultos de monedas que entregó en la ya extinta tienda Cachalote del barrio Cedritos, en el norte de Bogotá.
En esa vitrina llena de camisetas, discos, sudaderas, gorros, gorras y patinetas se reunía una parte de la escena de la música pesada para 2011. A ese lugar llegó Benavides a comprar su boleta para el primer concierto de la banda británica Bring Me The Horizo. Trece años después la banda vuelve por tercera vez al país.
El primer concierto, un homenaje a la rebeldía
La banda llega en esta ocasión al Movistar Arena, con un aforo de casi 14.000 personas y una carrera de 10 trabajos discográficos, pero hace más de una década el panorama era distinto. Fue un concierto ante 500 personas. Ese 8 de octubre de 2011 presentaron sus dos primeros discos en el teatro Metro, que entonces era apto para conciertos. Esa fue la primera vez de Bring Me The Horizon en Colombia.
Según Will Rubio, organizador del evento y gerente de Inmigrant Records, “era el lugar ideal, porque la audiencia era menor de edad y prestaban el sitio en horarios tempraneros, además de que no se vendía alcohol”.
Rubio y Benavides recuerdan que el público al que le gustaba esta música era muy joven. Según cuentan, había un auge por la rebeldía que les transmitían las bandas y que se compaginaba con la efervescencia de la adolescencia.
Lugares como el teatro La Mama, el teatro Metro, Downtown Majestic, el Downtown 727, Acto Latino, entre otros, se prestaban para los conciertos de hardcore, poshardcore, punk y todos los géneros pesados en Bogotá. Sin embargo, según Will Rubio, “los conciertos se hacían en donde nos prestaran el espacio, porque no había un lugar fijo”. Para la escena fue difícil asentarse, y lo sigue siendo, pues parte de la industria alternativa de la ciudad, en constante crecimiento, dice que la capital se está quedando corta en la oferta de escenarios.
Bring Me The Horizon aterrizó en el teatro Metro. Desde muy temprano, como asevera Benavides, un montón de “emos, punkeros y hardcoreros llegaron a las vallas que daban el ingreso al concierto”. Todos tenían su boleta en la mano, la misma que les había costado algo más de $80.000.
Abrieron las puertas y el teatro se llenó, según cuenta Will Rubio. “Para esa época también vinieron Bullet For My Valentine y Parkway Drive, dos bandas de la misma escena. Para la gente fue duro económicamente, pero al menos fueron 500 personas”, asegura el gestor cultural. No obstante, aunque hubo un aforo importante, las pérdidas también existieron.
Liberation Music Company era la empresa encargada de mover a la banda por Latinoamérica en ese momento. Marcos Suarez, presidente de este sello discográfico brasileño, se le acercó a Will Rubio para ofrecerle el paso de Bring Me The Horizon por Bogotá. Con dudas, pero con esperanzas, expectativas y fe, Rubio aceptó.
Ya para las siete de la noche se montaron los esperados británicos y con su distintivo sonido saciaron a un público a punta de gritos.
Once canciones guiaron la noche. Himnos como “Chelsea smile”, “Diamonds aren’t forever” y “Pray for plagues” sonaron en el teatro de Chapinero. El vocalista de la banda telonera local, Sebastián Copete, se subió con Oliver Sykes, el líder de Bring Me The Horizon, para cantar “Football season is over”.
Todo fue surreal. De esa época no queda mucho más que el recuerdo y el concierto completo grabado con una handycam en Youtube, publicado por los usuarios Darío Rodríguez y Estefania Lopera. Un archivo que perdurará y contará de la escena bogotana de hardcore por una eternidad.
La fuerza de los gritos de aquellos años llevó a Oliver Sykles a alejarse de los escenarios por un tiempo. En 2019, el británico tuvo que cancelar las dos últimas fechas de la gira estadounidense que estaba llevando a cabo. Las razones de la cancelación: un desgaste en las cuerdas vocales.
Los gritos que perjudicaron a Oliver Sykes
En estos géneros el uso desmedido de las cuerdas vocales es un riesgo. Como dice la doctora Diosa Murillo Moreno, médica otorrinolaringóloga, “la voz es generada por un músculo que le da la fuerza que se necesita para crear una resistencia al aire que viene desde los pulmones para crear la voz y, como cualquier músculo, se puede lesionar”.
En los primeros discos de Bring Me The Horizon había gritos guturales constantes, vociferaciones desgarradoras que emanaban un dolor interno y, asimismo, se hacían en vivo. Sin embargo, Sykes nunca aprendió a manejar su voz. Al ejercer una presión excesiva, sus cuerdas vocales comenzaron a irritarse y se crearon nódulos que lo llevaron a sufrir fuertes dolores, además de afonías. Aquello fue un reflejo de la inexperiencia que con el tiempo fue sobrellevando.
En los premios NME de 2016, BMTH tuvo una discusión con Coldplay, porque la banda liderada por Sykes aseguraba que la carátula del disco “A head full of dreams” era un plagio de “Sempiternal”, un álbum que ellos habían lanzado previamente. Para ese disco los guturales ya habían comenzado a bajar, pero él seguía teniendo una vida de rockstar. De hecho, Sykes tuvo que pasar por un proceso de rehabilitación por consumo de sustancias psicoactivas.
Con su regreso, muchas cosas cambiaron. Benavides asegura que “hubo un golpe generacional, porque lo primero que dijimos fue ‘¿desde cuándo Oliver sabe cantar y no solo gritar?’”. Dieron el paso a una música más pop y comercial.
La doctora Murillo dice que este tipo de afectaciones en la voz suelen llevar a aminorar el esfuerzo de las cuerdas vocales. Esa fue la razón del cambio del sonido, que desde entonces ha llevado a la banda a evolucionar y hacer juntes con artistas como Babymetal, la agrupación japonesa que hace un par de meses pasó por el país, o la cantautora noruega Aurora.
Aun con estos cambios, Bring Me The Horizon conserva su esencia. El giro en su música, sus temáticas y sus formas de ser solo muestran un crecimiento que los fans han recibido de buena manera, porque también han crecido. El de este miércoles no será un concierto para menores de edad, no será en un teatro pequeño, no serán 500 personas.
Será un grito herido, rasgado y con la rabia de un adolescente emo que celebra ver a su banda favorita en un escenario como el Movistar Arena.