Miky Woodz: entre el trap, el reguetón y la autoayuda
En “Built Different”, su producción más reciente, el trapero puertorriqueño se precia de ser “diferente” y pide a sus oyentes que también lo sean. En su álbum conceptual, en el que se presenta como artista y coach, incluye una colaboración con el antioqueño Ryan Castro.
Alberto González Martínez
La palabra “different” se repite 31 veces en su nuevo álbum. Como cuando se busca que un mensaje quede demasiado claro. Por momentos también se siente como escuchar a algún coach, como un Victor Kuppers o un Daniel Habif. Al final, me cuesta aceptar lo de “diferente”, aunque la estructura de este álbum me ha tomado por sorpresa.
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La palabra “different” se repite 31 veces en su nuevo álbum. Como cuando se busca que un mensaje quede demasiado claro. Por momentos también se siente como escuchar a algún coach, como un Victor Kuppers o un Daniel Habif. Al final, me cuesta aceptar lo de “diferente”, aunque la estructura de este álbum me ha tomado por sorpresa.
Está claramente definida en los 10 tracks que lo componen. Cinco de ellos son canciones entre trap y reguetón, cuatro son pequeñas cápsulas de motivación y una es el intro, donde juega con ambos. También juega intercaladamente con el idioma entre el inglés y el español. Por lo menos, en las producciones del puertorriqueño se aprecia diferente.
Miky Woodz visitó Medellín a finales de mayo para el lanzamiento de este disco, en la que incluyó al antioqueño Ryan Castro en el tema llamado “Parchar”. Fui hasta el hotel donde se hospedaba en El Poblado. Antes de atenderme, preguntó si bajaba arreglado o con ropa cómoda. Respondí que lo más tranquilo posible, que era una conversación alejada de las cámaras. Una más íntima.
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—¿Para qué hay que motivar a la gente? —fue una de las primeras preguntas que le hice.
—Para que cumplan sus sueños —respondió muy seguro de sí mismo—. Hay muchos haters en esta vida que no logran lo que quieren y esos son los que están en las redes desahogando ese odio. Mientras que hay otros que estamos persiguiendo nuestros sueños sin hacerle daño a nadie. Hay gente que no es tan fuerte mentalmente como para aguantar la crítica y los golpes y seguir pa’ encima. Sé cómo es el proceso. Para lograrlo hay que trabajar duro y por eso siempre llevo estos mensajes en mis canciones.
—¿No cree que toda esta tendencia motivacional sea como una ilusión para la gente?
—La diferencia de los que hablan así es que lo mío es everything real. Yo las canto claras y como son. No te vengo a hablar de cosas bonitas, porque en la vida las cosas no son bonitas. Uno tiene que ponerse fuerte y trabajar por lo de uno. No llego con esa mente de engañar al público, como hacen los políticos.
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En uno de sus tracks motivacionales, Miky dice que debes prepararte en la escuela y seguramente te irá bien en la vida, pero que la vida real es mucho más compleja que eso. Luego insiste en que “no trates de ser diferente, cree diferente y sé diferente”.
—¿Qué lo diferencia del resto de artistas del género?
—Papi, que yo soy everything real —reiteró con algo de emoción, cambiando un poco el tono de voz y confirmándolo con las manos.
—Pero muchos utilizan ese mismo remoquete —le dije de inmediato.
—Es que yo no lo hago por marketing ni nada de eso —contestó volviendo a la seriedad del caso—. No me traiciono por el negocio, entiende’; no me traiciono por los beneficios. Tengo mi propio criterio.
***
Miky vivió en Estados Unidos mientras intentaba cursar una carrera universitaria en la que no pudo continuar por problemas económicos. Regresó a Puerto Rico luego de esa interrupción a sentir otro tipo de presión. La de un deportista cuando sale al campo de juego, que es como también la siente ahora cuando sale a un escenario a interpretar sus canciones. Es la presión de un público, de la fanaticada, de las barras, que, igual que en el deporte, necesita estar enfocado para poder controlarla.
—Están los que te dicen que quieren escuchar al Miky de antes, están los que dicen que quieren otros ritmos, algo nuevo y otro flow. Uno está en ese debate, pero, al final, están esos fanáticos reales que se disfrutan la música en el momento que salga.
—¿Y a quién quisiste complacer en este nuevo álbum? —le cuestioné.
—A nadie —respondió después de unos cinco segundos mientras toma una bebida—. A nadie. Siempre he tenido ese balance, pero es donde puedo sentir un poquito de presión, como te digo. En el deporte tú trabajas por ti, pero en la música es diferente, porque el tema puede estar gufiao (chévere), pero el fanático puede no identificarse o también puede estar malo, pero hay quienes sí se identifican.
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Otra de las expresiones que más usó en esta conversación fue “me entiende’”. Una muletilla que usan culturalmente los puertorriqueños, muchos de ellos artistas. También se presentan como diferentes. Este álbum lo es. Dentro del género, algunos comienzan a construir un camino alterno. Miky Woodz, más que “hecho diferente”, se está construyendo diferente.
—En el último track del disco dice que ya superó el pasado, que está enfocado en el presente y que tiene claro el futuro. ¿A dónde va con tanta seguridad?
—Hacia la cima —respondió como algo que ha meditado durante un tiempo—. Me quedan ocho años para seguir haciendo música. Después de los 40 tengo otros planes. Quisiera dedicarme a la actuación y a otras cosas que se puedan juntar con la música, me entiende’.