Cacerolazo Sinfónico, de la protesta social al gran escenario de la COP16
“Paz con la Naturaleza: un canto por la vida” es el nombre del concierto que se realizará este sábado 26 de octubre en el Estadio Pascual Guerrero de Cali. El Cacerolazo Sinfónico, el proyecto que nació para comunicar, apoyar y protestar a través de la música, es uno de los protagonistas. El Espectador habló con el director general del proyecto.
Daniela Suárez Zuluaga
Cacerolazo Sinfónico nació de la necesidad. En el 2019, con Iván Duque como presidente de Colombia, la Sinfónica de Cali estaba pasando por un problema de financiación y solo lograron tener una intervención ante el público con la llegada de La Minga Indígena el 4 de diciembre de ese año. Apoyaron las protestas que ese año se registraron en la ciudad con un repertorio clásico y canciones como “Bella Ciao” y el “Himno a la Alegría”, que tienen un fuerte mensaje social en sus letras.
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Cacerolazo Sinfónico nació de la necesidad. En el 2019, con Iván Duque como presidente de Colombia, la Sinfónica de Cali estaba pasando por un problema de financiación y solo lograron tener una intervención ante el público con la llegada de La Minga Indígena el 4 de diciembre de ese año. Apoyaron las protestas que ese año se registraron en la ciudad con un repertorio clásico y canciones como “Bella Ciao” y el “Himno a la Alegría”, que tienen un fuerte mensaje social en sus letras.
“Decidimos hacer este performance inspirados en el ejercicio que se había hecho en Bogotá. En ese entonces convocamos a músicos de la Universidad del Valle, de Bellas Artes, y también participaron músicos de la Filarmónica de Cali”, contó Luis Téllez, director general del proyecto, en entrevista para El Espectador. En ese concierto, Téllez sintió que la gente no conectaba con las letras de las canciones, porque las cantaron en sus idiomas originales, y no en español. No hubo tiempo ni chance para una modificación dentro del repertorio. Meses después llegó la pandemia, y con ella la incertidumbre.
Sin poder salir a tocar, los músicos que hacían parte del proyecto comenzaron a buscar otras alternativas para poder sobrevivir ante la turbulencia que estaba atravesando el mundo entero. En 2021, durante el estallido social que se tomó las calles de Colombia desde el 28 de abril hasta el 20 de julio, Cacerolazo Sinfónico vio la oportunidad de reaparecer, pero esta vez, con una modificación en su repertorio.
“Después de la pandemia, los músicos teníamos una necesidad muy grande de salir a tocar, y las protestas fueron la oportunidad perfecta para hacernos escuchar. Decidimos incluir canciones como ‘Latinoamérica’ de Calle 13, ‘Bella Ciao’ (o ‘Duque Chao’, como lo cantaba la gente), ‘El Aguante’ también de Calle 13, y muchos de estos otros temas que son demasiado potentes, coyunturales y que transmiten todo lo que vivimos como sociedad latinoamericana”.
Poco a poco, Cacerolazo Sinfónico se fue convirtiendo en un proyecto con varios objetivos a nivel social, pero con un foco específico: rescatar las músicas latinoamericanas. “Fue muy revelador para nosotros darnos cuenta, cuando volvimos a salir en 2021, que nuestros arreglos, nuestras letras y nuestra música tienen mucho más poder que cualquier otra. La gente se une, se transforma y lucha por una sola causa a través de la música que nos representa, y eso tiene un valor enorme”.
La repercusión que tuvo Cacerolazo Sinfónico en 2021 con el cambio de repertorio fue impactante. La gente que los escuchaba quedaba impresionada, y gracias a eso pudieron continuar llevando el proyecto a los diferentes puntos de resistencia. Los músicos también querían protestar, unirse a las causas sociales que aquejaban al país, pero no tenían la valentía de hacerlo. “Queríamos aportar desde nuestro arte y nuestro quehacer”.
Siendo músico y también profesor, Téllez reconoce el problema que tienen las instituciones educativas en la estructuración de los programas musicales. Considera que por momentos se enaltece la música europea, y la de origen americano es mirada por encima del hombro. “Muchas veces no se estima como una música merecedora de estudiarse. Nosotros nos hemos propuesto siempre enaltecer nuestras músicas a través de la Orquesta Sinfónica, hacemos nuestros propios arreglos y procuramos que suenen a música colombiana, no a música europea”, dice.
Para María del Mar Goyes, directora artística musical del proyecto, es vital que los artistas utilicen su alcance para visibilizar las situaciones que atraviesa la sociedad, tomar postura ante lo que sucede sin tener miedo, comunicar y dar voz a las personas o situaciones que están pasando por alto en Colombia.
“Siento que todo lo que vivimos durante el paro nos demostró el poder y la gran herramienta que es el arte, la cultura y la música para la protesta y como base de una sociedad que nos exige estar unidos, comunicarnos y ser fuertes para poder resistir. Para nosotros como músicos, el Cacerolazo Sinfónico fue una experiencia mágica en donde pudimos conectar corazones y latir juntos”, dice la directora.
Cacerolazo Sinfónico, presente en la COP16
Este sábado 26 de octubre la música se toma la COP16 con el concierto “Paz con la Naturaleza: un canto por la vida”, que hace parte de la agenda cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Este evento gratuito se desarrollará en el estadio Pascual Guerrero de Cali.
El repertorio de este evento contempla ensambles musicales, artistas del Pacífico colombiano e iniciativas ciudadanas. Artistas como Rubén Blades, Editus Ensamble, Boca Livre, Los K’comxtles, Rubén Albarrán, Ana Tijoux, Aterciopelados, Herencia de Timbiquí, LosPetitFellas, Plu con Pla, Nidia Góngora, Cacerolazo Sinfónico y Chucho Merchán se presentarán en el escenario, que además de música, también contará con algunos actos simbólicos que incluirán la danza contemporánea. “Estamos muy contentos, somos la representación de los movimientos sociales, alternativos y de la resistencia de la COP16 en medio de este concierto”, afirmó Luis Téllez.
Para Cacerolazo Sinfónico, la oportunidad de participar en este concierto significa la posibilidad de seguir creciendo y hacerse escuchar, de ser partícipes de la conversación que se está llevando a cabo en este foro global que busca avanzar en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad. “Lo vimos con el estallido social en 2021, y ahora con la COP16, la música tiene un poder muy grande cuando se trata de comunicar y unir a la gente en pro de una sola causa. Vemos este momento como una gran ventana al cambio, pero sobre todo a la conciencia”.
Continúan en la lucha, y dicen que no ha sido fácil porque no habían conseguido ayuda del Estado hasta la llegada de la COP. Actualmente, tienen un proyecto que involucra a las barras de equipos de fútbol en Cali y esperan que el Ministerio de Cultura los ayude para continuar con él. “Queremos que este sea un movimiento pionero para que entre las barras haya un nuevo espacio de encuentro a través de la música y el deporte”, concluyó Téllez.