Carlos López, el bogotano detrás de los sonidos orquestales de Bad Bunny
El director colombiano, en entrevista para El Espectador, asegura que es un privilegio estar en la mitad de la música clásica y la popular. Dice que el puertorriqueño hace una labor de apreciación musical para el público, contrario a lo que sus críticos creen.
Alberto González Martínez
Desde el primer segundo y en la primera canción del álbum escuchas el sonido de los violines. Te acompañan los instrumentos de la Filarmónica de Praga. Estás escuchando música clásica pura y dura y, de repente, escuchas una voz que no encaja. Escuchas a Bad Bunny y quieres dejar de escuchar, pero recuerdas que, en realidad, estás escuchando su más reciente disco.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Desde el primer segundo y en la primera canción del álbum escuchas el sonido de los violines. Te acompañan los instrumentos de la Filarmónica de Praga. Estás escuchando música clásica pura y dura y, de repente, escuchas una voz que no encaja. Escuchas a Bad Bunny y quieres dejar de escuchar, pero recuerdas que, en realidad, estás escuchando su más reciente disco.
“Es el resultado de una visión muy ecléctica y muy de vanguardia que tiene Benito. Él siempre está rompiendo esquemas”, asegura Carlitos López, quien hace parte de la producción de esta canción, en entrevista para El Espectador.
Marcos Efraín Masís, conocido como Tainy, el productor de este álbum, lo contactó y le contó la idea. López grabó con una orquesta de 42 músicos, aunque tuvo que adaptarla a 32 para que sonara en vivo con The Philharmonic Orchestra Project. Una producción que duró una semana. Un tiempo que no encaja con la inmediatez de las creaciones urbanas ni con la dedicación de los ensambles de música clásica.
“Dos días antes de que iniciara el tour Benito me llamó y me dijo: ‘Mira, sabes qué, me encanta tanto la orquesta. Quiero que ustedes abran el show. Quiero que la gente llegue y se encuentre con música clásica’. Me tocó encerrarme en la habitación del hotel dos días, escribiendo a lo Mozart, para hacer quince minutos para una orquesta sinfónica”, relata Carlos López, doctor en Dirección de Música Clásica, a quien en la industria llaman Carlitos.
De su encierro en su cuarto de hotel, salieron tres oberturas y tres canciones para el show, el cual rotaría por treinta escenarios estadounidenses. “Nadie sabe”, “Mónaco” y, el cierre de la parte orquestal, “Mr. October” hacen parte de esta adaptación. “Benito está haciendo una labor de educación musical que nadie ha hecho”, agrega el director colombiano sobre el boricua, aunque sus críticos piensan que el puertorriqueño está haciendo justo lo contrario.
¿Qué le dice la ortodoxia de la música clásica? ¿Le dan mucho palo?
Hace un rato decíamos que todo esto tiene un precio y yo he decidido pagarlo. Quiero vivir mi vida de músico con la absoluta libertad de que pueda navegar la música que me gusta. De todo lado me dan bate, los clásicos y los no clásicos, pero casi que es una buena señal porque te estás metiendo en zonas donde nadie se quiere meter.
¿Cuándo decidió pasar de la música clásica al “mainstream”?
Les dije a todos mis amigos clásicos que a mí me gustaba el pop, el rock, y todo el mundo dijo: “A este tipo se le corrió la teja”. Me vine para Estados Unidos a estudiar Producción y ahí empecé a trabajar con Marc Anthony, Jennifer Lopez, Ricky Martin, Fonseca, Diego Torres, Alejandro Sanz y otros. Luego volví a la academia, hice un máster en Composición Clásica y con la tesis de grado me gané un Grammy y luego, el siguiente año, volví a ganar otro, pero con Alejandro Sanz, o sea, ya, ahí estaba esa disparidad. Entonces, cuando tenía como 28 años, salí del clóset de la música clásica y me fui de frente con el mundo del mainstream.
Se habla de la música clásica como algo muy virtuoso, ¿cuál cree que sea el virtuosismo del “mainstream”?
Es una pregunta genial porque la gente asume que el músico clásico es mejor que el popular y eso es incorrecto. El clásico es un músico que fue entrenado bajo los parámetros de la educación musical de Occidente, pero convive con muchas paradojas de esa formación que el músico popular no, pero desarrolla un oído brutal porque no puede leer (partituras). Estar en la mitad es oro porque puedes tener la espontaneidad de uno y, al mismo tiempo, la teoría musical, del otro.
¿Cuál es el género popular que más le ha costado adaptar?
Los que son más distantes a mí. Soy muy pop y muy rock, entonces ahí me muevo como pez en el agua. He hecho también música tropical y mexicana y esos requieren más estudio, pero también se hace porque la música es una sola.
***
Luego pregunté por aquellos músicos que le han complicado la vida, pero Carlitos prefirió no mencionarlos. Entonces opté preguntarle por Bad Bunny. Lo definió como una persona tranquila, calmada, cariñosa y sin ego, que contrasta con lo que dice su canción “Nadie sabe”, que abre su más reciente álbum.
La seguirás escuchando y pensarás que es un tipo con mil egos, aunque Carlitos diga lo contrario. Dirás que Bad Bunny no es un buen intérprete, aunque Carlitos crea que “afina muy bien”. Pensarás que Benito es de aquellos artistas en cuerpo ajeno, aunque el director colombiano asegure que él mismo es la cabeza detrás de su marca. Pero hay algo que Carlitos afirma que no lo sabe él, ni sus críticos ni tú ni nadie. Nadie sabe lo que pasará mañana con Bad Bunny. Nadie sabe.