Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Recientemente la Gobernación del Cesar adjudicó el contrato para la construcción del Centro Cultural de la Música Vallenata, que se comenzó a gestar desde 2013, durante la primera administración del actual gobernador, Luis Alberto Monsalvo.
Según Monsalvo, la obra, que tiene forma de árbol, mostrará la ciudad hacia el mundo para atraer turismo y, al mismo tiempo, salvaguardar la música vallenata, de acuerdo con la declaración de la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2015.
Esto le ha generados apoyos, como también críticas frente al costo, la oportunidad y el alcance del proyecto, que asciende a los 139 mil millones de pesos, cuya fuente son las regalías del departamento. Algunos miembros del sector cultural afirman sentirse excluidos del proceso. A continuación algunas voces de las distintas áreas del sector.
Lo social vs. lo económico
Parece haber un consenso en que el centro cultural para la música vallenata no es una mala obra. Incluso, el escritor Carlos César Silva cree que puede tener un buen futuro a nivel de turismo. Aunque advierte que “no es oportuna, porque lo que se necesita es una fuerte inversión social, ya que el desempleo y la pobreza han aumentado”.
El actor y director audiovisual John Bolívar tiene una percepción distinta. Cree que los problemas sociales de hoy podrían empeorar dentro de diez años, “porque no vamos a tener minas de carbón y no podemos volver al agro, puesto que la minería acabó con los ríos”. Entonces propone que se debe apostar a futuro por el turismo cultural.
Déiler Díaz, director de Maderos Teatro, respalda la visión de que “no es el momento adecuado” y afirma que ahora hay cosas más importantes, como la educación, la salud, etc. También siente que “hay un miedo en que la obra quede inacabada, como pasó con el estadio de fútbol, que el gobernador la vendió con bombos y platillos, así como está vendiendo esta”.
Por otra parte, el músico e investigador Beto Murgas piensa que no podría estar en contra del proyecto, porque hace parte de él. Cree que si él ha logrado con su Casa Museo del Acordeón que llegue gente de todo el mundo, “un espacio como el centro de la cultura vallenata sería fabuloso”.
¿Y el Parque de la Leyenda Vallenata?
En Valledupar ya existe una infraestructura diseñada para grande eventos: el Parque de la Leyenda Vallenata. Bolívar asegura que si Consuelo Araújo Noguera, fundadora del Parque, estuviera viva, ese espacio tendría “la ruta de los juglares con esculturas muy bellas, con el paseo de los compositores y muchas cosas más”.
Este sitio, que pasó a manos del municipio y tiene cerca de 230 mil metros cuadrados, sigue incompleto. Sammy Sanabria, gerente de la Filarmónica del Cesar, se pregunta “por qué en ese Parque, que incluso se está deteriorando, no se ejecuta este proyecto, ya que tiene contempladas funciones similares”.
Al compositor Sergio Moya Molina le parece necesaria su creación y apunta que no sería igual al de la Fundación de la Leyenda Vallenata, “porque ellos se encargan de premiar y difundir, mientras que el centro cultural se encargaría más de una labor instructiva”.
Otro compositor, Santander Durán, cree que más bien se podría aprovechar el espacio ya disponible del Parque y afirma que “lo dificulta las peleas entre los clanes políticos”. Asegura que eso le pone trancas al desarrollo de la cultura vallenata y agrega que el gobernador “debería preguntarle al sector cultural qué es lo que necesita la ciudad”.
Sin política cultural
Los sectores culturales alternos a la música vallenata, en general, piensan que los recursos que se invertirían en esa obra se podrían distribuir mejor. Déiler Díaz propone que con esos recursos “se pueden construir cinco centros culturales bien hechos en todo el departamento, con buenos escenarios teatrales y espacios alternos para el resto de las artes”.
El escritor César Silva cree que, en medio de la crisis social, ese dinero no debería asignarse a un solo sector cultural, sino también a otros como cine, teatro, danza, literatura, etc., y de esta manera solventar las necesidades económicas que tenían, incluso antes de la pandemia.
Es por esto que Déiler Díaz está de acuerdo con Sammy Sanabria, quien afirma que ni en el municipio ni en el departamento “tenemos políticas culturales efectivas que solucionen los problemas del sector” y sentencia que “hay artistas y gestores que no tiene qué comer, que no tienen salud, arriendo, muchos han cerrado sus emprendimiento artísticos y culturales”.
Un sector marchó en contra de este proyecto el pasado 19 de marzo, pero por lo visto, el gobernador Luis Alberto Monsalvo parece firme en su decisión de que la música vallenata debe mostrase hacia el mundo con esta mole de cemento, mientras el grueso de los otros sectores culturales no se sienten representados. Ellos piden reconocimiento local. El debate apenas comienza.
*De la Fundación Color de Colombia.