Alcolirykoz en Bogotá, todo lo bueno tarda
Este sábado 15 de julio en el Movistar Arena de Bogotá el grupo de rap antioqueño presentará su tercer concierto sinfónico. El maestro en composición musical Juan David Osorio dirigirá a la Nueva Filarmonía, la orquesta elegida para darle forma al encuentro de dos mundos musicales gobernados por un grupo con una honestidad brutal.
Joseph Casañas Angulo
Hay un disco de Andrés Calamaro que se lanzó en 1999. Honestidad brutal se llama. Y aunque esta nota no es para hablar de rock, esas dos palabras nos sirven para sintetizar el rap que hacen los primos Juan Fonnegra (Gambeta) y Carlos Andrés Fonnegra (Kaztro), y su vecino, el dj Gustavo Adolfo (Fa-zeta), quienes son parte de los Alcolirykoz. Dios no juega a los dados. Gambeta, Kaztro y Fa-zeta se unieron para hacer rap el mismo año en el que Honestidad brutal vio la luz.
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Hay un disco de Andrés Calamaro que se lanzó en 1999. Honestidad brutal se llama. Y aunque esta nota no es para hablar de rock, esas dos palabras nos sirven para sintetizar el rap que hacen los primos Juan Fonnegra (Gambeta) y Carlos Andrés Fonnegra (Kaztro), y su vecino, el dj Gustavo Adolfo (Fa-zeta), quienes son parte de los Alcolirykoz. Dios no juega a los dados. Gambeta, Kaztro y Fa-zeta se unieron para hacer rap el mismo año en el que Honestidad brutal vio la luz.
Esa honestidad no es una panacea. No es una cualidad gaseosa en la música de los AZ (Alcorilykoz). Se siente en sus letras y se evidencia en el proceso. Tuvieron que pasar 24 años para que los raperos del barrio Aranjuez de Medellín recorrieran el camino que hoy los tiene a horas de llenar un escenario grande. Este sábado más de 15 mil personas presenciarán, en el Movistar Arena de Bogotá, una misa de sanación dirigida por unos raperos que hace mucho entendieron que todo lo bueno tarda.
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Gambeta, quien pocas veces habla con los medios, le dijo a El Espectador: “No somos de tomar atajos. Somos los del camino largo y lo disfrutamos. Disfrutamos el paseo, la caminata que hay que afrontar para hacer lo que hacemos. No somos de sacar discos cada año solo porque sí, porque si no lo hacemos se van a olvidar de nosotros. Somos un grupo de trayectoria que quiere sostener lo que hace en años, pero cuando uno tiene afán no puede lograr eso”. Como Romario, porque el que corre es el balón.
Con el camino corto, el Movistar o cualquier otro escenario quizá lo hubieran podido conquistar hace años, pero eligieron la independencia. El camino largo. Rechazaron firmar con disqueras, tranzar con medios o grabar con el artista de moda para aumentar los likes. Por eso, señalaron, el concierto de este sábado es histórico. Un triunfo de la industria independiente.
Ser independiente. Esa cualidad, en un género como el rap, es algo que los raperos repiten sin la suficiente conciencia de lo que significa serlo. En un género como este ser independiente es algo así como una virtud de la que ninguno se quiere desprender, pero al tiempo puede ser una excusa. Una gigante para culpar a otros del fracaso. Escribo esto mientras escucho unas líneas de Gambeta en la canción Hoy es tu día: No te excuses como los demás diciendo que eres underground. /Y que solo haces rap para raperos, hum, ¡qué conveniente! /No eres exclusivo, eres excluyente.
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Le pregunto a Gambeta por lo que significa ser independiente. “Es crear tu propia industria. Tomar las decisiones para poder hacer lo que nace desde la creatividad sin que nadie manipule el proceso. Crear las propias reglas. Controlar el producto y controlar lo que hacemos. No seguir los lineamientos que impone la industria que dice cómo se debe hacer y con quién se tiene que hacer para que la música sea exitosa”.
El hijo de Luz no suena pretensioso. Se escucha orgulloso. “Nuestra independencia es lo que más amamos y es de las cosas que más cuidamos, porque es la única manera de poder hacer algo como lo que hacemos, sin eso no podríamos haber hecho lo que hicimos y estaríamos preocupados por cosas que no tienen que ver con el arte y con la música. Aquí estamos dándole toda la importancia a la música, a lo que nos toca, nos apasiona y nos enamora. Ahora estamos en la capacidad de capitalizar todo eso para que sea sostenible. Ni la plata, ni el reconocimiento nos han hecho sentir ese afán”.
Recorrer el camino, sin afanes, les presentó en 2019 por primera vez un reto que no tenían apuntado en la libreta. Hacer rap acompañados con la música de una orquesta sinfónica. Y como todo lo que tocan lo convierten en incienso, oro y “mi-rap”, en dos funciones y con el teatro Pablo Tobón Uribe de Medellín repleto, 12 de sus canciones fueron interpretadas con arreglos sinfónicos. Aquella vez el maestro en composición musical Juan David Osorio dirigió a los músicos de la Sinfónica de Antioquia, quienes llevaron la música de los hijos de Luz Helena y Luz Marina no a otro nivel, pero sí a otros públicos.
El ejercicio se repitió en 2021 en Cali, a los pies de Siloé, Osorio se subió al atril y con batuta en mano hizo que la Orquesta Filarmónica de Cali acompañara las barras de los AZ. Y como el que es caballero repite, este sábado el músico antioqueño será el director invitado para, junto a la Nueva Filarmonía, presentar el tercer concierto sinfónico de Alcolirykoz.
“La puesta en escena que se va a ver con relación a los dos sinfónicos anteriores es impresionante. Es compleja y con una parte visual tremenda. Además, vamos a ver y escuchar tres temas distintos que no estuvieron en las presentaciones anteriores: Pambelé, Nada y Aranjuez. Tuve el placer de encargarme de esos arreglos”, le dijo Juan David Osorio a El Espectador.
Ricardo Jaramillo, director y creador de la Nueva Filarmonía, orquesta que se ha presentado, entre otros, junto a Andrés Cepeda, Santiago Cruz, Herencia de Timbiquí y Fonseca, aseguró que 62 músicos del grupo que dirige acompañarán a los raperos. Explicó que estos encuentros musicales “dejaron de ser uniones improbables, pues los músicos de la orquesta no están ajenos a la música popular y esas distancias cada vez son menos grandes. No es Colón que llega al nuevo mundo”.
Al respecto Osorio agregó: “Hay muchos músicos que han encontrado en la música clásica elementos para enriquecer sus proyectos; un ejemplo es Queen, que tenía muchas influencias de músicos clásicos. En Bohemian Rhapsody se puede notar claramente”.
Gambeta finalizó: “Juntarse con una orquesta sinfónica tiene una energía especial. Es como si la música que hacemos, que ya es poderosa, tomara un rumbo sublime. Alcanza un punto en el que es inevitable escaparse de ese poder que genera”.