Conciertos de RBD en Medellín, una apuesta por la nostalgia
Esta noche empieza la gira de la banda mexicana en América Latina. Medellín es la primera parada para la generación rebelde que espera cantar las canciones icónicas como “Solo quédate en silencio”, “Tras de mí” o “Sálvame”. La agrupación se presentará 3, 4, 5 y 6 de noviembre en el Atanasio Girardot.
Paula Casas Mogollón
“Qué bonito que nos encontramos. Más bonito si nos abrazamos. Nadie nos creía, pero lo logramos. Ha sido difícil, pero aquí estamos”. Esta es una estrofa de la más reciente canción de RBD con la que promocionó su tour. Un sencillo que apela a la nostalgia y a los recuerdos de la adolescencia, donde las protagonistas fueron las minifaldas, las corbatas, la estrellas en la frente y las populares frases como “qué difícil es ser yo” o “huele mi champú”.
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“Qué bonito que nos encontramos. Más bonito si nos abrazamos. Nadie nos creía, pero lo logramos. Ha sido difícil, pero aquí estamos”. Esta es una estrofa de la más reciente canción de RBD con la que promocionó su tour. Un sencillo que apela a la nostalgia y a los recuerdos de la adolescencia, donde las protagonistas fueron las minifaldas, las corbatas, la estrellas en la frente y las populares frases como “qué difícil es ser yo” o “huele mi champú”.
Este fin de semana, además de ser el comienzo del tour en América Latina, es la última oportunidad de los fanáticos de la novela y de la banda (llamados la generación Rebelde) para verlos en vivo. Algunos, como yo, vamos a revivir aquel 2005, cuando se presentaron en Medellín, Cali y Bogotá. Esa vez, como hoy, fuimos el primer país latino que los recibió. RBD nos escogió y no solo una vez.
Confieso, de ese concierto que prometí atesorar en mi mente, ya no queda nada. Solo la lluvia que empezó a aparecer cuando Anahí cantaba “Sálvame”, la icónica canción que nos recuerda que sobrevivimos por pura ansiedad. Lo curioso es que recuerdo todo, absolutamente todo de ese día, pero, al salir del estadio, parece que me hubieran señalado con el neuralizador, el popular dispositivo de la película Hombres de Negro para borrar la memoria.
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Cada vez que comentaba que era como si ese día no hubiera existido, muchos me decían que pasó por la edad (tenía 10 años), pero la ciencia me dio otra respuesta, con la que prefiero quedarme. Ewan McNay, profesor asociado en el departamento de psicología de la Universidad Estatal de Nueva York, explica a la revista Time que “demasiada emoción te lleva al límite en términos de formación de recuerdos y no puedes crear nuevos”.
La explicación científica y biológica de esto, agrega, es porque al emocionarse tanto, el cuerpo lo asimila como un estado de estrés. Este no es un fenómeno específico de un concierto, puede ocurrir en cualquier momento en que te encuentres en un estado muy emocional. En mi caso fue el concierto de mi banda favorita y el ver en el escenario a los seis protagonistas de una novela que marcó a una generación y a seis cantantes que, sin importar la fuerte lluvia de Bogotá, continuaron con el show.
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El reencuentro de una generación Rebelde
“Yo siempre he estado aquí. Yo nunca te olvidé. Porque un amor tan grande, no se va, no se fue” y ese amor lo han demostrado los fanáticos que, en los últimos días, han llegado a Medellín, sede de cuatro conciertos de la banda. En el aeropuerto, por ejemplo, en los pasillos sonaba de fondo algunos clásicos de RBD como “Solo quédate en silencio” o “Tras de mí”. De las terminales salían personas con los sombreros vaqueros rosados en la mano (como Mía en Sálvame), botas negras largas (representando el uniforme del Elite Way School) o las emblemáticas corbatas rojas con rayas.
Mientras los fanáticos iban llegando a la capital de la eterna primavera, en el estadio Atanasio Girardot, la producción de la banda mexicana iba instalando el escenario. Desde lejos se podía ver en las pantallas el escudo de RBD y, a sus alrededores, los comerciantes del sector empezaban a vender corbatas, afiches, gorras y estrellas para el rostro.
Todo está preparado para recibir a la banda pop latina más importante de los 2000. Hoy se volverá a escuchar en Colombia el himno que unió a miles de jóvenes para gritar “Y soy Rebelde” y no seguir las reglas.
Hoy cantarán la música que a muchos nos fortaleció para creer que “nunca había que parar de soñar”, como lo dice Dulce, que el amor es simplemente amor, como nos lo enseñó Cristian, que “hay que abrir las alas para escapar” como lo recuerda siempre Christopher, que siempre hay un chance para “empezar desde cero” como lo dice Maite o que cantarle al amor es la mejor manera de salvar el alma como lo expresa Anahí.
Apego a la nostalgia
Si algo nos ha enseñado el regreso de nuestras bandas favoritas, las secuelas de las series que más nos gustaban o “las reuniones” de elencos icónicos después de tantos años es que, a lo mejor, todo pasado fue mejor. Esos recuerdos nos pegan en la nostalgia. Y esa ha sido la estrategia que empleó RBD, y muchos otros famosos (como el elenco de Friends o del Principe de Bel Air), para anunciar su regreso.
Por eso, no es casualidad que en 2020 (justo en la etapa más crítica de la pandemia y cuando llegamos a pensar que el mundo se iba a acabar) anunciaran su regreso. El primer paso fue recuperar, tras una ardua batalla, sus canciones y publicarlas en diversas plataformas de streaming. Luego, removieron del baúl de los recuerdos, el uniforme del Elite Way School (donde se desarrolló la novela y los protagonistas vivieron sus más grandes aventuras) y el logo de RBD.
Con esa expectativa y la nostalgia de sus fanáticos, tomaron la decisión de sacar música nueva, en la que les decían a esa generación Rebelde que el camino ha sido arduo (tras más de 15 años de estar separados), pero que ya están aquí. Cerca de nosotros, la generación que creció con Rebelde y con los hoy adultos que no pudieron ir a ese primer concierto y que tienen esa “deuda” pendiente.
Como lo dijeron en su más reciente sencillo: Ha pasado el tiempo, pero yo te quiero igual (..) y acá todos los fans están a la espera de revivir los mejores momentos en el Atanasio Girardot.