El evento, organizado por Comfama, se llevó a cabo los días 12 y 13 de julio.
Foto: Cortesía - Comfama
Tenía los pies descalzos, palmaba el tambor como un pulpo, corría por el público y exigía bailar al que estuviera sentado. Su camisa pasó de blanco a transparente y las plantas de sus pies de marrón a negro. Luego se le vio cantando en el coro y siendo el centro del baile. Parecía incansable e impredecible.
Por Alberto González Martínez
Vallenato formado en la Universidad de Antioquia. Escribe sobre música, cine y demás temas culturales.albertosartreagonzalez@elespectador.com
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