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“Cuando se hizo La mitad de la mitad teníamos muy claro que esa iba a ser la puerta a la siguiente dimensión, y que si íbamos a pasar allá lo íbamos a hacer con cuidado, con amor, en equipo y aprendiendo. Jugando, pero aprendiendo también”, dice Crudo Means Raw, el productor y rapero paisa que ha apostado por poner sus rimas a ritmo de dembow.
En el equipo, con Crudo, está también el dúo formado por Métricas Frías y Mañas, Doble Porción, también de Medellín. Su juego busca experimentar con otros sonidos, como el trap, ese subgénero del rap surgido en Atlanta, que los reguetoneros han asumido como propio hasta fundirlo y convertirlo en sinónimo del reguetón y el dembow, que no es otra cosa que la espina dorsal del reguetón, y expandir los límites de su música a otras personas y a otras músicas sin pensar tanto en los géneros.
“Era una inquietud que ya teníamos pero que no habíamos explorado. Decidimos atrevernos, perder el miedo a unas cadenas que nosotros mismos nos pusimos por un tiempo y que nos quería poner el público. Pero creo que lo que más tenemos que valorar de estos últimos años es que nos quitamos eso y que realmente estamos siendo felices siendo nosotros. Estamos fluyendo literalmente”, dice por su parte Mañas.
El paso a la siguiente dimensión, que Métricas define sin más como masificar lo que vienen construyendo por años, lo dan con el respaldo de productores como The Colombians —Ily Wonder y Juan Sinatra—, que han puesto a rapear a artistas como Wiz Khalifa y Prodigy, y Chan el Genio, que es la mitad del dúo The Rude Boys con el que ha producido éxitos para Maluma y Shakira.
El trabajo que han hecho juntos empezó a verse de a poco a lo largo del año pasado. Y este año, ya con la jugada clara y la convicción necesaria, lo condensaron en álbumes, Doble Porción con P.I.N.E.A.L., lanzado apenas el mes pasado, en el que se mezclan en mayor medida el trap, que se han lanzado a explorar, con el rap, que los dio a conocer.
Y Crudo con Esmeraldas, que está en proceso de finalización, pues empezó a desarrollarse uniendo el trap con ese sonido espacial y futurista tan característico suyo, pero fue mutando hasta decidirse por un sonido mucho más caribeño delineado por el dembow que ha dejado ver en los más recientes lanzamientos: La mitad de la mitad, No copio y María.
“Quiero sonar lo más colombiano posible con este proyecto, quiero también rescatar un montón la identidad latina y ponerme el chip de que Latinoamérica y sobre todo Colombia es el futuro. Yo todos los días me desencanto más de la cultura gringa y me encanto más de la cultura colombiana y latina y quiero inspirarle también eso a alguien más a través de la música”, dice Crudo.
Y es que el paso a esa siguiente dimensión no solo está motivado por la exploración musical, sino por lo que pueden decir y el alcance que eso pueda llegar a tener. “No se trata solo de música —dice Mañas—, se trata de poder surgir, todo el pueblo de nosotros. Nosotros no queremos hablar de este país viviendo en otro, porque no tiene sentido. Queremos estar acá en la candela y volvernos lo que nos vayamos a volver acá, para que la gente vea que el mensaje es que lo podemos lograr”.
Después de ver y escuchar a tantos corear tantas veces sus canciones han entendido que, como dice Crudo, la música ya es mucho más que una terapia. Por eso lo que se proponen es expandir los límites de los géneros buscando otras sonoridades, pero procurando siempre que lo que digan dure más que la canción.
“Me he vuelto como muy cuidadoso a la hora de escribir, porque siento que ya mucha gente nos está escuchando. Ya no es solo para mí y para unos cuantos, y si uno va a rapear a estas alturas, lo que sale de la boca de uno tienen que ser gemas porque si no hay es que quedarse callado hasta la chimba”, dice Crudo.
Si hay algo que haya sido determinante para el éxito y la repercusión del rap colombiano en los últimos años, más allá de la calidad con la que se produce y la destreza de los artistas, es la multiplicidad de perspectivas que proponen, pues esa diversidad ha sido la que ha que permitido que se sumen cada vez más adeptos y que el rap hecho aquí suene cada vez en más lugares que están cada vez más lejos.
Pero el Crudo y Doble Porción son aun más ambiciosos y quieren ir más allá del rap, y, sin dejarlo del todo, incursionar en el dembow y el trap para así traspasar su nicho sin correr el riesgo de confinarse a la discoteca.
Hasta ahora el experimento con el dembow ha retumbado tanto que logró conectar al Crudo a con Lionfish Entertainment, la empresa de management que cuenta entre sus clientes a Rosalía, Sky, Juanes y hasta hace pocos días J Balvin.
“Yo me siento muy bien desde que estoy haciendo dembows y siento que me puedo expresar mejor y eso es una chimba, porque el dembow es un marco, un estilo de música que todo el mundo escucha, y si todo el mundo lo escucha, fabuloso. Entonces vengan yo les mando este mensaje por esa vuelta a ver qué pasa. Aprovecho. Están escuchando, entonces tenga este mensaje a ver cómo reaccionan, a ver que se sacuden. Para mí es eso”.
El Crudo lo repite en el coro: “No tiene idea la mitad de la mitad, la mitad de la mitad, de la mitad de lo que van a hacer”.