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“No, no somos los de antes. Somos los de hoy en adelante”, es la frase que utiliza Omar Silva, guitarrista de Cultura Profética, para explicar la reinvención musical de la legendaria agrupación puertorriqueña en medio de la pandemia.
“Es el sentimiento de cuando vives una experiencia transformadora como esta que estamos viviendo ahora. Hay experiencias que te tocan y ya no eres la misma persona que antes”, dice Silva a El Espectador.
Cultura Profética tenía una larga lista de actividades -conciertos, giras, presentaciones y festivales- por cumplir este año. Estaban de regreso con su sexto álbum de estudio, Sobrevolando, pero sus planes de mostrarle al público su nuevo renacer musical, estético y lírico se vieron truncados por el coronavirus. Al igual que el resto de músicos, tuvieron que adaptarse a los cambios que esta situación generó en la industria. Según ellos, fue algo fácil, pues son un proyecto que nació en medio de la adversidad. (Puede leer: Ozuna estrenó video musical de su sencillo "Temporal" con Cultura Profética)
Todo lo que han conseguido ha sido el resultado de su esfuerzo y dedicación. Y es cierto. La agrupación surgió a finales de 1996 bajo el ideal de hacer nueva música y reflejar por medio de sus letras el descontento social y político que vivían -y siguen viviendo- las personas en Puerto Rico. En un principio el sueño de lanzar un disco les parecía la cosa más utópica del universo, pero lo lograron. Canción de alerta fue su primer trabajo y el punto de partido para comenzar una nueva ola musical en la isla.
“Nos han dado una responsabilidad de representar a los soñadores del mundo que entendemos que es necesario un verdadero cambio de dirección de la humanidad”, afirma el músico.
Nunca pensaron convertirse en la voz de un pueblo y, aunque fue una decisión difícil, decidieron irse por ese camino. Sus letras son el constante reflejo de apoyo a varias causas sociales y políticas: abordan temas que van desde la independencia de la isla hasta una sociedad más justa, donde no existen barreras y todos son iguales. (Lea también: Escuche aquí la nueva canción de Cultura Profética titulada “Caracoles”)
Tienen una responsabilidad grande, y lo saben. Las personas siempre esperan algo de ellos, por eso el reto es cada vez mayor. No quieren repetir lo que ya han dicho otros.
“Más allá de entretener, sabía que el arte era un medio importante para llevar un mensaje y comunicarse con la gente. Ahí entendí su valor y su espiritualidad en la humanidad, pues se nos hizo bastante natural trabajar los contenidos que trabajamos”, explica el guitarrista que ha aprovechado este tiempo de cuarentena para estar al lado de su familia y amigos más cercanos.
Una voz del pueblo
Cultura Profética sabe cuál es el momento perfecto para pronunciarse y guardar silencio. A lo largo de estas tres décadas aprendieron que no siempre hay que estar en el fuego, sino ser estratégicos y saber cuál es su función en la lucha. La de ellos es sensibilizar.
“Más que protestar está proponer. Para tener algún deseo de luchar por algo tienes que sentir un amor profundo para tomar esa decisión que te va a costar tiempo, dedicación, energía y pensamientos. No hay lucha sin amor”, afirma Silva.
No quieren ser generadores de opinión, pero sí de un cambio social. Saben que hay personas muy arraigadas a ciertas opiniones e intentan llegar a ellas por medio de la sensibilización. Esa es la sabiduría con la que han estado trabajando sus contenidos y propuestas. “Más allá de señalar, criticar y decirle a la gente lo que debe hacer, es proponerles”, dice el puertorriqueño.
Por eso se demoraron casi 10 años en proponerle algo nuevo a sus seguidores. En 2010 lanzaron La dulzura y durante todo este tiempo se dedicaron a cosechar el fruto de ese trabajo. Dio la casualidad que la mayoría de ellos se estrenaron en la paternidad y decidieron tomar un espacio para compartir con sus familias.
Todo tomó un rumbo distinto con las manifestaciones de 2019 en la isla. Salieron a protestar y todo este movimiento que vivieron los impulsó a lanzar Sobrevolando, un disco de 15 canciones en donde hacen una exploración de ritmos que van desde el bolero, jazz, funk, timba, trap y su característico regué. Sus canciones hablan del proceso que vivió la isla, su enseñanza como padres, sus aventuras en los últimos años, entre otros temas.
El sencillo Sobrevolando, el mismo que le da el nombre al disco, es una canción que llevaba cinco años “en la olla de cocina”. En un principio, el título era Temporero, limpiando la casa y hacía referencia, según Silva, “al proceso de limpiar relaciones y ese tipo de cosas. Limpiar tu entorno para lograr el crecimiento personal. Y en ese proceso político se hablaba mucho de que hay que limpiar la casa y sacar a los políticos que no sirven. Así que esta canción fue perfecta para lanzarla”.
El objetivo era hacer una gira promocional de este álbum, pero la situación mundial no lo permitió. Entre sus proyectos estaba tocar en el Festival Estéreo Picnic y en otros espectáculos de América Latina. Por el momento solo tienen dos planes seguros: salir sanos de la pandemia y convertirse en unos “duros en el mundo digital”.
Saben que nada volverá a ser como antes y que la industria del entretenimiento, lamentablemente, será una de las últimas en volver a funcionar. Por eso, y al igual que siempre, hacen lo mejor por sobresalir en medio de las adversidades que la vida, o el mismo destino, se ha empeñado en ponerles para demostrar su talento.
“Todo el mundo aprende en esta época. Estamos asumiendo que esta es la nueva forma de trabajar y aspiramos a hacerlo mejor”.