De musas a reinas: las mujeres en la música vallenata
En entrevista para El Espectador, Loraine Lara, primera reina del Festival de la Leyenda Vallenata, habla de los pasos que ha dado la industria del vallenato para reconocer el aporte de las mujeres al género. Aunque hay avances, aún hay un camino largo por recorrer.
Laura Tatiana Vargas Lizarazo
Las reinas se reúnen en el Parque de la Leyenda Vallenata Consuelo Araújo Noguera todos los años. Estas reinas no llevan coronas ni cetros, sino acordeones y micrófonos. Se les reconoce con facilidad por su porte majestuoso, su altiva presencia y, sobre todo, por el talento musical que recorre sus venas.
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Las reinas se reúnen en el Parque de la Leyenda Vallenata Consuelo Araújo Noguera todos los años. Estas reinas no llevan coronas ni cetros, sino acordeones y micrófonos. Se les reconoce con facilidad por su porte majestuoso, su altiva presencia y, sobre todo, por el talento musical que recorre sus venas.
Es cierto que históricamente no han tenido el mismo reconocimiento que los hombres en el folclor vallenato. El género no ha sido justo con ellas, pero siempre han estado presentes. Eran quienes recibían las serenatas desde las ventanas y lucían inalcanzables para los enamoradizos cantantes. Fueron las musas que inspiraron clásicos como “Matilde Lina”, de Leandro Díaz, “Fidelina”, del primer rey vallenato Alejo Duran, entre muchos otros.
Aun así, su papel como fuente de inspiración para los hombres compositores se queda corto. La realidad es que, con su canto y su forma de tocar la caja, la guachara y el acordeón, las mujeres han conquistado los escenarios desde los inicios de este género musical.
Dentro de las primeras mujeres en cantar vallenato en el país figuran nombres como el de Esther Forero, Ana Luisa Colón, Carmencita Pernett y Lucy González. Sin embargo, su influencia tiene un momento decisivo con la aparición de la cantautora Patricia Teherán, quien, junto con sus agrupaciones Las Musas del Vallenato y Las Diosas del Vallenato, fue pionera de una poesía cantada que hablaba del amor y el desamor.
Sin embargo, solo hasta hace unos pocos años la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata reconoció que las mujeres no solo eran musas de los juglares exponentes del folclor, sino que además tenían el talento para ganar el concurso más importante del festival.
El 29 de abril de 2019, Loraine Lara, oriunda de Sabanalarga, Atlántico, escribió su nombre en las páginas doradas del vallenato al convertirse en la primera Reina del Festival de la Leyenda Vallenata desde que Alfonso López Michelsen, Rafael Escalona y Consuelo Araujonoguera lo crearon en 1968.
El día de su premiación, Lara, quien en ese entonces solo tenía 18 años, se subió a la tarima Colacho Mendoza con su acordeón verde Corona III en el pecho e interpretó la puya de su autoría “No le temo a nadie”, con la que se atrevió a decir que “tocando no le temía ni a las mujeres ni a los machos”.
Loraine empezó a tocar el acordeón desde los 10 años y a los 12 ya se subía a todos los escenarios. Su papá, Pedro Lara, fue su instructor y su máximo referente. Antes de ganarse el titulo mayor, Loraine había participado en casi todos los festivales a nivel nacional, ocupando siempre los tres primeros lugares. En el Festival Vallenato había pasado dos veces a la final.
“Para mí fue super gratificante, ya tenía muchísimos años presentándome en las diferentes versiones del festival, pasé a finales muchísimas veces. En 2018 quedé en el segundo lugar compitiendo con hombres. Al siguiente año, el festival toma la iniciativa de hacer esta nueva categoría de mujeres y tengo la fortuna de ser la primera mujer en coronarse como Reina Mayor”, cuenta Loraine enentrevista para El Espectador.
La inclusión de la categoría femenina después de más de medio siglo reconociendo exclusivamente el talento masculino no fue una noticia menor. Algunos criticaron el hecho de que este nuevo concurso acababa con el sueño de que alguna mujer pudiera vencer en tarima a un hombre. Sin embargo, lo cierto es que esta decisión terminó por reconocer la fuerza del movimiento femenino dentro del género musical.
Tres años atrás, en 2016, había nacido en Valledupar el Encuentro Vallenato Femenino (Evafe), una iniciativa que pretendía, a través de concursos, visibilizar el papel de la mujer en la música tradicional vallenata.
El Evafe fue creado por Sandra Arregocés Maestre, cantante, compositora e hija de José Jorge Arregocés, el hombre de la piel morena a quien Gustavo Gutierrez le compuso una canción con ese mismo nombre y que hizo parte de la bohemia del vallenato en el marco de la plaza Alfonso López de Valledupar.
Sandra creció escuchando el acordeón y la guitarra. La música siempre hizo parte de su vida. Uno de los recuerdos más preciados de su infancia fue cuando en 1968, Rita Fernández y Las Universitarias, el primer grupo vallenato conformado por mujeres, llagaron a su casa a tocar una parranda. “Eso definitivamente marco mi vida y ellas quedaron como referente”.
Desde ese momento, Sandra comenzó a escuchar a Stella Durán Escalona, la primera mujer en participar y ganar en el Festival Vallenato en la categoría de Canción Inédita, y a Ludys de la Ossa, quien grabó producciones musicales con Andrés ‘El Turco’ Gil. Esas mujeres la inspiraron y le mostraron el camino de vida que debía seguir. “Cuando era niña le dije a mi abuela que quería cantar música vallenata y fue prácticamente una tragedia familiar. Me dijo ´niña, como se te ocurre, eso no es de muchachas de casa´. Las parrandas de esa época se prestaban para que los hombres les fueran infieles a sus esposas, para gastarse la plata de sus hijos, etc. No estaba bien visto que una niña estuviera en eso. Nunca sentí ese apoyo y definitivamente fue una frustración muy grande”, recuerda Sandra.
Precisamente, el Evafe nació de esa necesidad que tenía Sandra por cantar música vallenata en una tarima y ser aplaudida por el público. “Mi esposo un día me dijo, ¿por qué no hacemos un evento de mujeres? A mí me pareció bastante difícil, pero él tenía una historia maravillosa de fondo. Resulta que hace muchos años llegó al Colegio de la Sagrada Familia en Valledupar y escuchó a una joven cantar vallenato por el Día del Maestro. Ella cantaba muy lindo y mi esposo dijo ´con esa mujer me caso´. Esa mujer soy yo y ya tenemos 38 años de casados. Viendo todo lo que hemos padecido las mujeres para que se nos abran las puertas en este mundo, decidimos crear el Encuentro Vallenato Femenino, que ha partido en dos la historia de las mujeres en este género”, cuenta.
Sandra explica que a el Evafe no le interesa la conservación o preservación del género musical porque eso ya lo hace el Festival Vallenato. Su misión es exclusivamente visibilizar a la mujer que canta, toca y compone música para que pueda hacer parte de la industria creativa.
“En Colombia y en el mundo todos se acuerdan quien es el Rey Vallenato Profesional, pero no saben quién es el Rey Aficionado, el Rey Infantil y mucho menos la Reina Mayor. Nos dimos cuenta de que sí necesitábamos un reinado profesional para mujeres. La mujer siempre ha estado ahí como musa inspiradora, ha sido la persona que atiende a los amigos en las parrandas, la que hace los sancochos, la que está siempre acompañando como enamorada y como compañera. Sin embargo, hasta ahora se le está dando relevancia por su propia musica. La lucha con el machismo aún es tremendo. Muchos hombres no quieren aceptar que la mujer puede interpretar y cantar música vallenata porque creen que debe estar en su casa atendiendo a sus hijos”.
El primer Evafe sorprendió a todos gratamente con la participación de más acordeoneras de las esperadas. A esto le siguió que la segunda de sus reinas, Wendy Corzo, pasara de ganar allí a llevarse el Congo de Oro en la modalidad vallenata en el Carnaval de Barranquilla y, años después, en 2023, a convertirse en la Reina Mayor del Festival Vallenato.
Corzo, indígena de la etnia Kankuama, soñaba desde muy niña con tener un acordeón en su pecho. A los seis años sus padres le regalaron uno de juguete con teclas de piano, pero ella quería uno de botones, como los que veía a los grandes acordeoneros del Festival Vallenato. A los 12 años su papá le regaló un acordeón chino que, aunque duro y ronco, le sirvió para iniciar su camino. Fue becada por el maestro Andrés ‘El Turco’ Gil en su prestigiosa academia y formó parte del grupo selecto de estudiantes que recorrieron gran parte del territorio nacional.
“El título de Reina del Festival de la Leyenda Vallenata tiene un gran significado para mí. Fue un propósito que me tracé desde mis inicios y que además no fue nada fácil de alcanzar. Para llegar a él, tuve que atravesar un largo y arduo camino, pero para los soñadores no hay límites”, cuenta.
El talento de Corzo, así como su persistencia inquebrantable, fueron indispensables para lograr el título de Reina. En el 2019 participó en la categoría y quedó en el segundo lugar; en el 2020 disputó la final y en el 2022 volvió a conseguir el segundo lugar. Las “derrotas” le sirvieron para alcanzar sus proyectos musicales. Actualmente es la acordeonera de las Musas del Vallenato, con las que ha viajado en giras por Ecuador.
Así como Sandra, Wendy Corzo coincide en que el género es machista, aunque no tanto como antes. “Aún hay quienes consideran que la música vallenata es exclusiva para hombres, pero las mujeres hemos demostrado todo lo contrario. La música es el camino directo para demostrar los sentimientos y nosotras los plasmamos a través de la poesía con nuestras letras. Hay quienes reciben las propuestas femeninas con agrado y los que no, lo que sí es cierto es que las mujeres nos hemos ido abriendo paso con nuestro propio talento”, dice.
Las mujeres han perdido ese miedo y el camino cada vez es más grande. “No solo se encuentran acordeoneras y cantantes, sino también compositoras, percusionistas, guacharaqueras. Nos estamos colocando en ese papel del vallenato tradicional, de conservarlo y de demostrar que nosotras también podemos hacer parte del folclor”, agrega Loraine.
En la edición del Festival de la Leyenda Vallenata de este año, que irá del 30 de abril al 4 de mayo, Wendy Corzo estará presente en su posición de reina, cumpliendo con distintos compromisos musicales, así como foros y conversatorios. Por su parte, Loraine sigue esperando que se cumplan 10 años desde la incursión de la categoría Acordeonera Mayor para participar en el esperado concurso “Rey de reyes”, que en su caso sería “Reina de reinas”.
Ellas saben que, con el acordeón en sus manos, son garantía de que la tradición vallenata nunca va a morir. Aunque aún les falta mucho reconocimiento, esperan algún día dejar de ser reinas “sin tesoros, ni tierras”.