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Por las calles de su natal Barranquilla paseaba Daniel Esquiaqui persiguiendo sueños. Con la música en su cabeza y corazón, y una voz que prometía llevarlo al éxito, Daniel tenía mil cosas en la cabeza, menos ser cantante. Era contradictorio no priorizar su don, pero siempre le gustó estar en la sombra del bajo perfil, sin llamar mucho la atención. Así que se enfocó en otras cosas sin imaginar que la música se convertiría en su razón de vivir.
Estudió administración de empresas e ingeniería civil, dos carreras a las que les dedicó tiempo y esfuerzo… pero en los tiempos libres componía, cantaba, se inspiraba y encontraba lo que realmente lo llenaba. Quizá tenía miedo de aceptarlo, o arriesgarse, pero en su búsqueda interna terminó haciendo cosas que nunca imaginó, y que no tenían nada que ver con su talento.
“No esperaba ni siquiera ser cantante, no era mi plan. Antes de ser Dekko fui mesero y trabajé en una fábrica de zapatos. Haber llegado hasta aquí me enorgullece mucho, haberme dado cuenta del potencial que tengo ha sido uno de los logros más grandes en toda mi vida”, comentó el artista en entrevista con El Espectador.
Daniel se caracteriza por su sentido del humor, la sensibilidad que lo ha acompañado durante toda su vida y su sonrisa que destaca, porque nunca la niega. Se siente orgulloso de quien es, de sus orígenes y sus luchas, sobre todo sus luchas, esas que lo obligaron a enfrentarse cara a cara con estos trabajos, que aunque fueron complicados le enseñaron el valor de la responsabilidad.
“Me metí en un problema y me tocó pagar con la plata de la universidad, a raíz de eso fue que empecé en la fábrica de zapatos. Trabajé un año en eso, y aprendí lo que era ganarse el dinero de la manera más difícil. Trabajaba todo el día y me pagaban $20.000, para comprarme cualquier cosa me tocaba ahorrar toda la semana. Aprendí a valorar mucho las cosas en esa etapa de mi vida”.
Todo parecía gris en ese momento. Daniel no tenía nada claro, nada definido. Estaba a la deriva en un momento en el que sabía con certeza que ese no era su camino. Fue un 31 de diciembre cuando todo cambió. Pegando sandalia tras sandalia, sucio, agotado y esperando que se terminara el día para celebrar junto a su familia el año nuevo, se miró las manos lastimadas, percudidas y cansadas. “No quiero esto para mí”, pensó.
“En ese momento ya mi negocio era más grande, me estaba yendo bien, ya tenía dos empleados trabajando conmigo. Pero cuando me vi así dije: “Si Dios me dio una voz y un talento es para que lo use, no me importa si me va bien o mal, voy a tomar el riesgo”, y aquí estoy”, declaró. Desde ese momento su percepción cambió, y comenzó a hacer sonar su voz cada vez más. Hizo homenaje a su tierra con covers de varios vallenatos, como Cuando quieras quiero con Pipe Peláez, No pude quitarte las espinas, Esa mujer y Todo de cabeza, y aunque cautivó a muchos con su talento, Daniel no se quedó en este género. Influenciado por los ritmos urbanos, empezó a crear su propia identidad y se dejó llevar por la influencia del momento: el reguetón. En 2020 debutó con su sencillo Imperfecta, bajo la firma Interscope Records, y desde allí comenzó su ascenso… ese lanzamiento marcó una nueva etapa para Daniel, y le dio la bienvenida a Dekko.
Luego de su primera canción vinieron otros éxitos como Videollamada, Poison, Carita linda, BFF y 1 2 x 3, que se apoderaron de las plataformas y las emisoras colombianas a la velocidad de la luz, pues la carrera de Dekko ha ido en un ascenso que ni él mismo veía venir. Aun así, ha sido un proceso duro. “Hay artistas que con una canción logran un hit, y ese no ha sido mi caso, he ido cultivando y cosechando logros, es bonito gozarse todo ese proceso”, confesó en una entrevista concedida a Shock.
Escaló tan rápido, que comenzaron los conciertos, las colaboraciones y las nominaciones. En la séptima edición de los Premios HEAT quedó nominado en la categoría “Promesa musical”, y como era de esperarse, ganó. “Es el primer premio que me gano en la vida. Cuando llegué a mi barrio en Barranquilla todos me estaban esperando con pancartas y fue algo que me motivó mucho a seguir adelante, a luchar por este sueño que poco a poco se me ha vuelto una realidad”.
Es así como Dekko se consolida como una de las promesas musicales más importantes del género urbano en Colombia, luego de haber tenido que recurrir a cosas que nunca quiso hacer para poder sustentarse. Hoy es uno de los artistas urbanos más escuchados en Spotify Colombia, y con su éxito busca representar a Barranquilla en todos los lugares donde se escuche su música. “Llevo a mi ciudad en todo lo que hago, tengo tatuada la marimonda, el congo, el torito y la negrita puloy en mi mano. Estoy orgulloso de ser costeño y siempre lo estaré”.