Los Gaiteros de San Jacinto: “La cumbia colombiana es la base de la cumbia mundial”
La tradicional agrupación de los Montes de María, en entrevista para El Espectador, habla de la importancia de la gaita para la construcción de su sonido. Contrario a lo que algunos piensan, consideran que Carlos Vives no ejerce apropiación cultural, sino que aprovecha la tradición para llevarla al gran público.
Alberto González Martínez
Los españoles le cambiaron el nombre, como a la mayoría de las cosas que quisieron. Los indígenas la llamaban de diferentes formas. Algunos le decían chuanas, otros suarras. Los conquistadores, como les ha llamado la historia, escucharon su sonido y se les pareció a las gaitas escocesas. Entonces la impusieron como gaitas.
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Los españoles le cambiaron el nombre, como a la mayoría de las cosas que quisieron. Los indígenas la llamaban de diferentes formas. Algunos le decían chuanas, otros suarras. Los conquistadores, como les ha llamado la historia, escucharon su sonido y se les pareció a las gaitas escocesas. Entonces la impusieron como gaitas.
Esos instrumentos hechos de palo, cera de abeja, carbón y pluma de pato, han resistido desde entonces y han llegado a esferas inimaginables. Algunas agrupaciones autóctonas están detrás de su difusión ante el mundo y, detrás de ellos, ha estado el antropólogo caribeño Manuel Zapata Olivella. En sus andanzas por el Caribe, se encontró con un grupo de campesinos en los Montes de María que dedicaban sus horas a la interpretación de este instrumento: Los Gaiteros de San Jacinto.
Eran los años 50 cuando el académico comenzó a abrirles camino en Bogotá, los incluyó en su gira por varios países del mundo y en 1968 la agrupación le trajo la medalla de oro de la “Olimpiadas Culturales” en México. Ahí comenzó su éxito comercial. Fueron grabados por CBS hasta ostentar el Grammy Latino (2007) y hoy presentan su más reciente producción.
Están iniciando su gira internacional por Estados Unidos. Se presentaron en el emblemático Kennedy Center en Washington y luego pasarán a otros escenarios en países europeos. En entrevista para El Espectador, está Javier Mutis, productor y mánager de la agrupación, Gabriel Torregrosa, el director, y el vocalista Rafael Castro.
Acaban de lanzar el disco “Orgullo Colombiano”, ¿cuáles son esas razones para estar orgullosos de haber nacido en este país?
GT: Orgulloso de ser colombiano por llevar nuestra música, tradición, todo el mensaje de una región como San Jacinto y los Montes de María, y representar a todo un país a través de nuestra música tradicional por el mundo.
JM: Hay muchas razones, pero, ante todo, es el pundonor del colombiano, de su alegría, de su capacidad para reinventarse, para hacer cosas buenas y de su capacidad de resurgir. Ser colombiano es un motivo de orgullo por donde se le mire y, la cumbia, es también un motivo de orgullo colombiano.
¿Qué representa la gaita para ustedes más allá del instrumento?
GT: Representa a toda la historia indígena, a todos sus pueblos, porque es el único instrumento indígena que podemos mostrarle al mundo. Hoy por hoy, hay muchísimos grupos de gaitas en otros países como Argentina, México, España, Estados Unidos, a los que les hemos sembrado la semilla y ellos han ido a concursar a festivales en San Jacinto, por ejemplo.
Es clara la trascendencia que ha tenido la cumbia colombiana, pero ¿por qué no había tenido tanto éxito comercial como la mexicana, por ejemplo?
JM: El fenómeno de la cumbia mexicana hay que entenderlo desde diferentes aristas. En primer lugar, México es un país con mucha población, cuando un artista latino quiere volverse exitoso le apunta a ese país. Además, al estar en frontera con Estados Unidos, brinda la opción de que pueda llegar a al territorio norteamericano. Tampoco es un secreto que, en este país, la comunidad migrante más grande es la mexicana. Pero cuando se empieza a investigar acerca del origen de la cumbia, no se encuentra nada más atrás que las flautas y eso directamente involucra a Los gaiteros de San Jacinto. Entonces nuestra cumbia ha trascendido entendiéndose como la base de la cumbia mundial.
¿Qué piensan ustedes de las nuevas generaciones como Systema Solar o Bomba Estéreo que fusionan con otros ritmos modernos?
GT: Estamos apoyando a esas nuevas variaciones de música. Nosotros ya lo hemos hecho una fusión con un músico inglés. Lo que ha hecho Carlos Vives y Bomba Estéreo es mezclar la gaita con la música de ellos y creo que ha dado buen resultado. Lo apoyamos, aunque Los Gaiteros de San Jacinto van a permanecer siempre con su tradición con sus instrumentos.
A Carlos Vives, específicamente, lo han señalado de apropiación cultural y otros los ven como un representante mundial de la cultura caribeña, ¿cómo lo ven ustedes?
JM: El maestro Carlos exalta nuestros valores tradicionales. Toma elementos como la gaita, las maracas y sobre todo en el ritmo porque se fundamenta en los ritmos tradicionales. Lo vemos con buenos ojos siempre que se haga con profesionalismo y reflejando elementos reales de nuestra cultura. Hay artistas del mainstream como él, que se mueven en otras esferas y proponen otras sonoridades, pero que son totalmente válidas.
¿Es decir, no hay un aprovechamiento?
JM: Yo no diría eso. Más bien es exaltación porque él también es un caribeño como nosotros. Además, nosotros ya hace rato, rompimos esos estereotipos de que la cumbia solo lo tocan bien los costeños porque las artes están por encima de eso.
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Los Gaiteros de San Jacinto también se han atrevido a innovar. Hicieron una producción con electrónica. Estuvo a cargo el inglés Adrián Sherwood. Ellos pusieron los sonidos tradicionales y el productor, los modernos. Aun así, siguen prefiriendo su sonido autóctono. Su transgresión no ha sido precisamente la musical, sino la social.
Los integrantes elaboran y ejecutan sus propios instrumentos. A cada lugar que visitan van sembrando una semillita con sus talleres sobre elaboración e historia del instrumento. Los frutos se recogen en los Montes de María. Allá llegan de otras partes del mundo a buscar el sonido original de las gaitas. No en vano los han llamado “los guardianes de la cumbia”.
Ahora visitarán nuevamente a España. 500 años después, volverán a recordarle a ese país que los instrumentos que fabrican e interpretan no tienen nada que ver con las gaitas escocesas y que, por el contrario, hoy su sonido se asemeja más al ondear de una bandera. No la de tres colores, o quizá sí, pero, sobre todo, la bandera que los vientos ondean desde tiempos incalculables.