Diamánte Eléctrico y un álbum para bailar llorando
La banda colombiana habló para El Espectador sobre su octavo álbum de estudio “Malhablado”, un trabajo que de a poco está viendo la luz y que Juan Galeano y Daniel Álvarez definen como “desgarrado, melancólico y entusado”. Un camión de escombros que recoge los pedazos de gente rota. Radiografía de una década de rock desde la acera la independencia.
Daniela Suárez Zuluaga
Los sonidos disruptivos que han acompañado a Diamante Eléctrico durante doce años de carrera no nacieron de la noche a la mañana. Juan Galeano, Daniel Álvarez y Andrés Kenguan, han caminado por la transformación, el típico “prueba y error” y la lucha constante de ser músicos independientes en Colombia. No les gusta ser denominados como banda de rock. Dicen que son mucho más que eso.
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Los sonidos disruptivos que han acompañado a Diamante Eléctrico durante doce años de carrera no nacieron de la noche a la mañana. Juan Galeano, Daniel Álvarez y Andrés Kenguan, han caminado por la transformación, el típico “prueba y error” y la lucha constante de ser músicos independientes en Colombia. No les gusta ser denominados como banda de rock. Dicen que son mucho más que eso.
Funk, pop, música brasilera, post punk, blues y rock son los ingredientes que han llevado a la banda por un camino que llevan pisando más de diez años. Y su álbum más reciente es una muestra de ello. Un sonido, según contó Daniel Álvarez, que además es producto del “aguante”y “la música como acto de resistencia”, dice en entrevista para El Espectador.
Más que una banda de rock
Diamante Eléctrico nació en 2012, una época en la que los espacios para mostrarse no eran suficientes y a los medios poco les interesó su propuesta, a cambio, recibieron una oleada de críticas. El vuelo turbulento de los primeros años los llevó por el camino de la independencia. “Esta es una carrera de largo aliento y aquí hemos resistido todos estos años, ha sido un camino difícil, pero ahora, esta es una banda consolidada, tiene un nombre y un público que la quiere. No todo es negativo, llega un momento en el que todo empieza a dar frutos”, dice Álvarez.
Tienen ocho álbumes de estudio contando “Malhablado”, el más reciente, y cuentan que todos ellos han sido un viaje del que han aprendido, construido y deconstruido el significado de su música. Se miran entre ellos mientras reconocen que el sonido de su primer trabajo es muy distinto al que acaban de publicar. “Ese primer disco tenía rabia, frustración, agresión, un sonido muy rockero, pero de ‘Buitres’ en adelante ya hay otro hilo conductor que nos lleva más hacia el groove, el funk mezclado con pop y música brasilera. Somos más que una banda de rock”.
Letras caprichosas
Dicen cada álbum cuenta una historia diferente. El disco físico sigue siendo su ritual, todo lo que implica construir un concepto que cuente algo, que conecte con su público, es una prioridad. Admiten, sin pena, que en su proceso de composición hacen lo que se les da la gana. Son caprichosos cuando crean, y de esos caprichos han salido temas como “Suéltame, Bogotá”, “Antes de ti”, “Cuando quieras llegar” y “Rotos”.
“Sin saber dónde están ni por dónde entraron, las personas se nos colaron en las dinámicas y pusimos como prioridad hacer música que conecte, y el ejercicio de decir ‘voy a hacer un disco, la mitad para mí y la otra mitad para ustedes’ ya no existe. La verdadera búsqueda es hacer música que conecte con la gente, sin eso no hay nada”.
“Malhablado”
Justo esa percepción fue la clave para “Malhablado”, su más reciente trabajo de estudio que se estrena en junio y del ya se cpnocen las primeras cuatro canciones: “Porcelana”, “Algo Bueno Tenía Que Tener”, “Déjame como me encontrase” y “LVRBOY”. Quisieron que, además de la música y los sonidos característicos de la banda, esta historia estuviera hilada por un concepto audiovisual con el que la gente se sintiera identificada.
“Este álbum es la historia de un viaje de 36 horas en Bogotá donde pasan miles de cosas y cada tema muestra una diferente. Siempre hemos cuidado mucho ese tema audiovisual, nos gusta crear y en el caso de “LVRBOY” el video está medio psicodélico. Este disco es la reivindicación, la forma de decir “aquí estamos de vuelta y vamos a mostrar esa Bogotá caótica, oscura, cochina y peligrosa”.
Aseguran que este es el disco más personal que han hecho y lo definen como desgarrado, melancólico y entusado. Venían de “Leche de Tigre”, que era más positivo en su mensaje, sin embargo, este trabajo no tiene canciones felices. Entre risas dicen que es un álbum “derrotado líricamente”, y que parecen un camión de escombros recogiendo los pedazos de la gente rota. “Siempre hemos estado obsesionados con el tema de bailar llorando, de abrazar la tristeza, pero con un sonido que se pueda sentir, que se pueda disfrutar”.
Radiografía de la escena independiente
Dicen que les parece ridículo que en Colombia existan tantas bandas independientes con talento y ninguna haya seguido un camino parecido, haciendo referencia a proyectos contemporáneos a ellos como Telebit, Revólver Plateado, Monsieur Periné y LosPetitFellas, y comparan la situación con México y Argentina, donde el movimiento “está claro” y salen cinco grupos que van por la misma línea, mientras que aquí “ninguno hace parte de nada”.
Álvarez confiesa que ve el panorama musical actual como una de esas series distópicas o apocalípticas, porque en el caso de Diamante Eléctrico el dilema era estar solos, o no sobrevivir. “En Argentina, por ejemplo, podemos estar todo el día escuchando El Zar, Sinvestre y La Naranja, Conociendo Rusia... es todo un movimiento musical consolidado que a todos les da su lugar, nosotros no tenemos eso, no porque no quisiéramos, sino porque no hubiésemos sobrevivido. Si nos ponemos a cargarnos los unos a los otros, Diamante Eléctrico no estaría aquí sentado, estaríamos muertos”. Entre la discusión, Juan y Daniel llegaron a la misma conclusión: la movida del rock alternativo en Colombia no está clara.
Y aunque para ellos ese sea el panorama, reconocen que actualmente hay artistas que, así como ellos, han surgido a raíz de esa independencia cruda. Forjaron un camino con un sonido que les abrió las puertas, y que el 31 de agosto expondrán en el Chamorro City Hall de Bogotá, un encuentro en el que Álvarez revela uno de sus sueños: tocar la canción “A veces” dos veces. Dice que no sabe si lo hará, pero es una posibilidad.