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Tiene poca, pero intensa, actividad en su Colombia natal pero niega tener abandonado a su país. El director de orquesta Andrés Orozco-Estrada, que debuta este fin de semana en la Ópera de Viena con una intensa Carmen de Georges Bizet (1838-1875), afirma que cuanto más aprende en su exitosa carrera internacional, más puede compartir en casa.
“Colombia siempre está presente en mis planes, en mi mente, en mi corazón y en mi vida, pero hay que saberlo dosificar”, explica el artista (Medellín, 1977) en una charla antes del ensayo general de esta particular visión de Carmen que el dramaturgo español Calixto Bieito ideó en 1999 y que se estrena este domingo en Viena.
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Orozco-Estrada, que lleva más de dos décadas viviendo en la capital austríaca, destaca así el “orgullo” que siente por la Filarmónica Joven de Colombia, una iniciativa que describe cómo su “pequeño pero muy trascendental” foco colombiano, dentro de su amplia actividad internacional.
Crear mejores personas
“No es sólo la música, sino que estamos trabajando en crear mejores personas, trabajar la disciplina, la responsabilidad”, asegura de la formación de jóvenes talentos colombianos que dirige, con la que ha hecho giras por Europa y que afirma “suena realmente muy bien”.
A sus puestos de director musical de la Sinfónica de Houston y de la Sinfónica de la Radio de Fráncfort, el músico colombiano suma ahora la de la Sinfónica de Viena.
“Entre más cosas aprenda aquí, más puedo compartir ese conocimiento en Colombia, y abrir puertas, crear puentes. No siento como que estoy dejando Colombia tirado”, asegura.
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Añorar al público
Su estreno en la Ópera de Viena, dirigiendo a la famosa filarmónica de esta ciudad, con la que ya ha tocado numerosas veces, se produce sin público en la sala, debido a las restricciones del Gobierno austríaco para contener la pandemia del coronavirus que mantienen los teatros y cines cerrados desde hace casi cuatro meses.
Una medida que no se atreve a criticar ya que, asegura, hay que “confiar en que cada Gobierno está tomando la mejor decisión” pero que sí le sorprende, ya que en países como España sí hay conciertos con público, aplicando medidas de precaución.
En cualquier caso, afirma que “no ve la hora” de recitales, aunque sea con grupos reducidos, con público con los que pueda haber lo que llama “un intercambio de belleza”.
Pese a que ese deseo no podrá cumplirse este domingo en Viena, Andrés Orozco-Estrada afirma que es una gran alegría debutar en un teatro que considera un referente en el mundo de la ópera, y con una producción que califica de “muy intensa, muy humana”.
El montaje de Calixto Bieito, estrenado en 1999 en el Festival de Peralada (Cataluña/España), es la primera nueva Carmen que sube a escena en Viena desde la que hace 42 años tuvo en su estreno al maestro argentino Carlos Kleiber a la batuta y al español Plácido Domingo en el papel de Don José.
Desde entonces, esa puesta en escena se ha representado en Viena en 164 ocasiones, la segunda más longeva de los diez montajes distintos de la obra de Bizet que han pasado por este escenario.
Un clásico...
“Estoy seguro de que se va a volver un clásico, incluso aquí, en Viena”, afirma el maestro colombiano sobre la nueva producción que, admite, le planteó inicialmente algunas preguntas.
“Luego de entender, ya logro hilar todas las ideas, y logro no sólo entenderla, sino disfrutarla”, afirma.
La producción de Bieito fue bien recibida en su día por la crítica, pero ha ido generando división de opiniones en el público, incluidos abucheos, en los teatros en los que se ha ido presentando tanto en España como en otros países.
...Nada tradicional
“Lo que está claro es que no se parece a una producción tradicional”, cuenta el músico colombiano sobre una versión de Carmen que resume como “muy intensa y muy humana” y en la que “se trabaja mucho en la parte psicológica de cada personaje”.
Bieito sitúa la acción no en la Sevilla de 1820 sino en un espacio fronterizo entre España y Marruecos, poblado por legionarios y contrabandistas, y alejado del folclore de gitanos, toreros y flamencos de la ópera de Bizet.
“Toda la fuerza radica en cada personaje, en su mirada, en su voz”, resume Andrés Orozco-Estrada.
Pese a todas las polémicas, la propia Ópera de Viena define la pieza como “una declaración de amor del director escénico a la gente de su país natal”.
El montaje, que está previsto ser representado cinco veces más entre mayo y junio, tiene como protagonistas a la georgiana Anita Rachvelishvili como Carmen, al polaco Piotr Beczala como Don José, y al barítono uruguayo Erwin Schrott en el papel de Escamillo.
El estreno de mañana será retransmitido en abierto a todo el mundo a partir de las 17.00 GMT en la plataforma online de la Ópera de Viena play.wiener-staatsoper.at.