Dos años sin Juan Gabriel, El Divo de Juárez
Hace dos años, el artista despidió este mundo dejando un sin sabor en el corazón de sus seguidores, quienes no se esperaban la repentina muerte del hombre que los hacía reír y llorar con sus canciones.
Redacción música
Alberto Aguilera Valadez estuvo interno ocho años en la escuela de mejoramiento social para menores “El Tribunal” (conocida hoy como Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez). Allí, alejado del afecto de su madre, conoció al carpintero Juan Contreras quien lo llevó a conocerse a sí mismo a través de las melodías de una guitarra, para así componer a los 13 años su primera canción “La muerte del palomo”.
Ocho años más tarde la voz de Juan Gabriel – nombre adoptaría el cantautor - empezó a sonar por todas las calles de su natal México, sus vivencias fueron su inspiración para escribir canciones como “No tengo dinero” (1971), en la que recordó las épocas en las que iba por los bares de Juárez pidiendo una oportunidad para mostrar su talento.
En ese entonces en el que cantar era un sueño, el único que creyó en él fue David Bencuomo, quien le abrió las puertas de su bar “Noa noa” para que cantara en compañía de los “Prisioneros del Ritmo” canciones propias y de otros autores. Por esto, en 1980 compuso “El noa noa”, en honor al lugar en el que por primera vez lo vieron en tarima y sus seguidores lo conocieron por su primer nombre artístico Adán Luna.
Los años siguientes se estrenó la película “Es mi vida”, grabó la canción “No me arrepiento de nada” con Estela Núñez, y “Perdóname, olvídalo” al lado de Rocío Dúrcal, entre otros boleros rancheros. Sin embargo, según el periodista Gustavo Pérez, una de las canciones más representativas en 1984 fue “Meche”, inspirada en una prostituta que le ayudaba en sus primeros años de artista, cuando no tenía donde dormir. Este tema hace parte del álbum “Recuerdos II”, en el que la canción “Querida” permaneció por un año en el primer lugar en México.
Mientras su carrera se mantenía en la cumbre del éxito, Juan Gabriel continuaba pensando en aquellos años difíciles y la mejor forma de mostrar su agradecimiento era a través de sus canciones. La locutora Connie Ossa comenta que la canción “Ha llegado un ángel” (1986), conocida como “Luisa María”, la compuso en agradecimiento a David Bencuomo, propietario del Noa Noa, quien tuvo una niña a la que llamó Luisa María y por eso le dedicó sus letras a la pequeña.
Pero sin duda la canción que se le convirtió en una catarsis fue “Amor eterno” (1990). Dedicada a su mamá, Victoria Valadez, quien falleció en 1974 cuando iniciaba su carrera. En una entrevista para Tv. el artista comentó “más que una canción, esta es una oración. Fue un cariñito para ella”. Sin embargo, el exmánager Joaquín Muñoz Muñoz le manifestó a El País de Cali que está canción fue dedicada a Marco, una de las parejas de Juan Gabriel con quien vivió dos años.
Canciones como "Hasta que te conocí", "No tengo dinero", "Así fue", "Abrázame muy fuerte", entre otras, conforman la impecable doscografía de "El Divo de Juarez", quien hoy hace dos años despidió este mundo para reencontrarse con sus colegas ya fallecidos.
Alberto Aguilera Valadez estuvo interno ocho años en la escuela de mejoramiento social para menores “El Tribunal” (conocida hoy como Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez). Allí, alejado del afecto de su madre, conoció al carpintero Juan Contreras quien lo llevó a conocerse a sí mismo a través de las melodías de una guitarra, para así componer a los 13 años su primera canción “La muerte del palomo”.
Ocho años más tarde la voz de Juan Gabriel – nombre adoptaría el cantautor - empezó a sonar por todas las calles de su natal México, sus vivencias fueron su inspiración para escribir canciones como “No tengo dinero” (1971), en la que recordó las épocas en las que iba por los bares de Juárez pidiendo una oportunidad para mostrar su talento.
En ese entonces en el que cantar era un sueño, el único que creyó en él fue David Bencuomo, quien le abrió las puertas de su bar “Noa noa” para que cantara en compañía de los “Prisioneros del Ritmo” canciones propias y de otros autores. Por esto, en 1980 compuso “El noa noa”, en honor al lugar en el que por primera vez lo vieron en tarima y sus seguidores lo conocieron por su primer nombre artístico Adán Luna.
Los años siguientes se estrenó la película “Es mi vida”, grabó la canción “No me arrepiento de nada” con Estela Núñez, y “Perdóname, olvídalo” al lado de Rocío Dúrcal, entre otros boleros rancheros. Sin embargo, según el periodista Gustavo Pérez, una de las canciones más representativas en 1984 fue “Meche”, inspirada en una prostituta que le ayudaba en sus primeros años de artista, cuando no tenía donde dormir. Este tema hace parte del álbum “Recuerdos II”, en el que la canción “Querida” permaneció por un año en el primer lugar en México.
Mientras su carrera se mantenía en la cumbre del éxito, Juan Gabriel continuaba pensando en aquellos años difíciles y la mejor forma de mostrar su agradecimiento era a través de sus canciones. La locutora Connie Ossa comenta que la canción “Ha llegado un ángel” (1986), conocida como “Luisa María”, la compuso en agradecimiento a David Bencuomo, propietario del Noa Noa, quien tuvo una niña a la que llamó Luisa María y por eso le dedicó sus letras a la pequeña.
Pero sin duda la canción que se le convirtió en una catarsis fue “Amor eterno” (1990). Dedicada a su mamá, Victoria Valadez, quien falleció en 1974 cuando iniciaba su carrera. En una entrevista para Tv. el artista comentó “más que una canción, esta es una oración. Fue un cariñito para ella”. Sin embargo, el exmánager Joaquín Muñoz Muñoz le manifestó a El País de Cali que está canción fue dedicada a Marco, una de las parejas de Juan Gabriel con quien vivió dos años.
Canciones como "Hasta que te conocí", "No tengo dinero", "Así fue", "Abrázame muy fuerte", entre otras, conforman la impecable doscografía de "El Divo de Juarez", quien hoy hace dos años despidió este mundo para reencontrarse con sus colegas ya fallecidos.