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Cuando los integrantes del Dúo Villa-Lobos tomaron la decisión de emprender un camino musical y colectivo, se encontraron con que los retos superaban, en número y en intencionalidades, a las certezas. El panorama era realmente complejo y esa situación particular hizo que la chelista Cecilia Palma y el guitarrista Edwin Guevara se llenaran de motivos para, de una vez, comenzar a resolver sus inquietudes desde los alcances de sus talentos.
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La urgencia inicial consistía en establecer las bases sólidas para desarrollar el diálogo entre los dos instrumentos protagonistas y darle vida a un formato que, contrario a lo que pudiera pensarse, no tenía tantos antecedentes sonoros. En Barcelona, Guevara hacía parte de un trío en el que una soprano se encargaba de multiplicar las posibilidades de expansión. Al quedarse el guitarrista sin la voz humana y sin su cómplice del chelo, invitó a una venezolana, en aquel entonces integrante de la Orquesta Simón Bolívar de Caracas, para que lo secundara en las ideas.
Ya como chelo y guitarra, Cecilia Palma y Edwin Guevara se plantearon una nueva meta y era hacer que este dueto instrumental dejara la levedad de los matrimonios y demás actividades sociales para transformarse en una propuesta profunda en el ámbito de la música de cámara.
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La exploración del material fue todavía más difícil, y cuando empezaron el análisis de las obras se sorprendieron al encontrar solamente cuatro piezas originales dedicadas a la conversación genuina entre el chelo y la guitarra. Otra asignatura pendiente, por supuesto, surgió de inmediato ante ellos y era estimular la generación de partituras para esta comunión singular de instrumentos de cuerda.
El estudio duró muchos años y los ensayos también se extendieron de manera generosa para lograr lo que esta pareja quería conseguir: hacer que guitarra y chelo, en las manos de sus virtuosos ejecutantes, sonaran como un solo instrumento de diez cuerdas. La tarea estaba hecha y apareció en el camino el sello discográfico Naxos, uno de los más determinantes en la escena de la música académica, para facilitar el tránsito de esta unión a la inmortalidad.
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Para que pudiera aparecer el primer disco, Music for Cello and Guitar, del Dúo Villa-Lobos, a sus integrantes les tocó enviar más de cien análisis que confirmaban la seriedad del repertorio musical para los dos instrumentos. Después tenían la obligación de cumplir con las condiciones técnicas de la grabación, aspecto en el que Naxos es muy exigente.
Por fortuna, contaron en aquel entonces con la atmósfera de la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, en Bogotá, para llevar a cabo tanto la grabación como el lanzamiento oficial del disco, en el que aparecen creaciones de Jaime M. Zenamon (1953), Dušan Bogdanovic (1955), Atanas Ourkouzounov (1970) y del mismo Edwin Guevara (1977).
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Por las actividades de ambos integrantes, los ensayos del Dúo Villa-Lobos, por lo general, se realizan los domingos, día en el que se concentran en la exploración de nuevo material para seguir ampliando el diálogo entre estos dos cómplices, que en manos del dueto suenan como un instrumento de diez cuerdas.
El Dúo Villa-Lobos se ha presentado en Europa y Estados Unidos. En el año 2017 realizó el estreno mundial del Gran Concierto Sinfónico Op. 198, La Madre Monte, de Jaime Zenamon, obra dedicada al Dúo Villa-Lobos, con la University Philharmonia Orchestra (Estados Unidos).
Para su presentación en el Ibagué Festival 2021, que se llevará a cabo este domingo 15 de agosto en el sector de Villa Restrepo (Ibagué) la chelista Cecilia Palma y el guitarrista Edwin Guevara interpretar obras como “Me duele el alma” de Gentil Montaña; y tres creaciones del propio Guevara: “Cantalar”, “Bossa Nova for Tahnee” y “Variación-Fandango de la Sonata Jacarandina”.