El rock en el Festival Estéreo Picnic, la voz de una generación
Limp Bizkit, The Offspring, Kings of Leon, Thirty Seconds to Mars, Placebo y Blink-182 son la banda sonora de viaje musical en el tiempo. Miles irán van a verlos para revivir momentos de su vida. De sus vidas.
Daniela Suárez Zuluaga
“Esto va a sonar raro, pero gracias a una canción de Kings of Leon descubrí que me gustaban las mujeres”, me cuenta mi amiga Andrea Zárate mientras nos tomamos un café en Juan Valdez. Claro que esa historia ya me la sé porque siempre que está con tragos la cuenta, sin embargo, no es un hecho que pase desapercibido para su vida, así hayan pasado 14 años.
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“Esto va a sonar raro, pero gracias a una canción de Kings of Leon descubrí que me gustaban las mujeres”, me cuenta mi amiga Andrea Zárate mientras nos tomamos un café en Juan Valdez. Claro que esa historia ya me la sé porque siempre que está con tragos la cuenta, sin embargo, no es un hecho que pase desapercibido para su vida, así hayan pasado 14 años.
La música acompaña, cura, emociona y es la banda sonora de momentos que significaron algo en nuestra vida. La música cala en el alma y es por eso por lo que hay bandas que nunca mueren, canciones que no se van. En el caso de Andrea, Kings of Leon representa una revelación que le cambió su perspectiva del amor: dedicarle “Reverely” a una mujer.
“Yo no estaba en un buen momento, ella tampoco. La canción no es de amor, es más bien nostálgica, como de algo que valoras mucho, pero sabes que se va a ir”, me cuenta de nuevo con ese brillo en los ojos después de recordar que este jueves va a cantar esa canción en vivo, porque además Kings of Leon se convirtió en una de sus bandas favoritas luego de ese suceso. Fue un golpe de suerte para ella, porque la banda que ocupaba ese lugar en el Festival Estéreo Picnic inicialmente era Paramore, pero cancelaron sus presentaciones, al parecer, por problemas con su disquera.
Recordar cómo las bandas, que fueron la voz de toda una generación, nos dieron algunas herramientas para asumir la vida es lo que unirá al FEP a un público que, como Andrea, escuchaba la música de Limp Bizkit, The Offspring, Placebo, Thirty Seconds to Mars y Blink-182. Sus sonidos fueron un lugar seguro.
“A mí en el colegio no me gustaba la gente, ahora soy consciente de que tenía ansiedad social, pero en ese momento no lo sabía. Me costaba mucho relacionarme, mi único refugio eran las canciones de Limp Bizkit y Linkin Park, las escuchaba y me daban fuerza para ponerle cara a todo el mundo, para que no me hicieran bullying y no se me acercaran”, me contó Diego Martínez, un amigo de la universidad que casi se desmaya de la emoción cuando se enteró de que la banda estadounidense que se fundó en 1994 venía a Bogotá a cantar las canciones que él escuchaba mientras sus compañeros se le reían por tener las orejas grandes.
“La canción que me identificaba todos los días era “Break Stuff”. Tanto maltrato me hacía pensar en responder y pegarle a alguien en la cara”. Los fans de la banda saben que un tema como ese no tiene una letra amable y por suerte para Diego, todo parece indicar que con ella abren su show este jueves. “En Limp encontré un espacio para desahogarme, me identifiqué, y me refugié. Por eso voy a ir a verlos, para recordarme a mí mismo que sobreviví”.
Cuando estaba haciendo esta dinámica con mis amigos, preguntándoles por vivencias específicas marcadas por alguna banda o artista que estará en el FEP que inicia hoy, me pareció interesante encontrar que cada uno tenía algo diferente por decir. Cada persona en su universo.
Santiago Rivera, uno de mis mejores amigos de la vida y con quien tenemos un vínculo cercano desde hace casi 15 años, me habló de Blink-182. Es una de sus bandas favoritas, pero lo que me contó no lo sabía. “Mi papá se fue de la casa cuando yo era muy pequeño, luego mi mamá se volvió a casar con el papá de Alejandro, mi hermano meno). Recuerdo que cuando se separaron y él se fue de la casa, tuve que revivir aquella sensación de abandono de la figura paterna”, me contó mientras recordaba que, en todo ese proceso tan doloroso, se aferró a una canción: “Stay Together For The Kids”, publicada en febrero de 2002. El tema sonaba sin parar una y otra vez, como loop de la tristeza.
Esa canción de Blink fue, en algún punto, el himno de los adolescentes con familias disfuncionales. De nuevo, la música hacía que el momento fuera menos horrible y más llevadero. Lo mismo le pasó a Paula Gómez, que va al Estéreo Picnic solo para ver a Placebo porque además de ser una de sus bandas favoritas, le recuerda una época “post tusa” donde “Bright Lights” le devolvió la fe. O Julián Sánchez, que va a ver a The Offspring porque era la banda favorita de su hermano mayor, que se fue del país y no lo ve hace más de ocho años. “Come Out and Play” era su canción preferida.
En este punto me quedo pensando cuál fue la banda que me acompañó. No dudaría en decir que Paramore, pero como ya no vienen, me voy por Thirty Seconds to Mars. Jared y Shannon Leto para mí eran un sueño, y todo su álbum “A Beautiful Lie” me recuerda cuando llegaba del colegio a la casa, prendía el televisor y ponía MTV para ver “Los 10+ Pedidos”, que en ese momento los presentaba el famoso Gabo Ramos.
Ver el video de “The Kill” en ese top junto a canciones de Paramore, Tokio Hotel, My Chemical Romance y Fall Out Boy para mí era épico. Lo veía mientras almorzaba y luego prendía el computador para hacer tareas con “Attack”, “From Yesterday” y “The Fantasy” de fondo. Además, los videos de las canciones de Thirty Seconds to Mars eran mis favoritos. Me recuerdan esas tardes de adolescencia sin mayores preocupaciones, sin estrés, sin tener que ser una adulta que resuelve y que tiene que entrevistar a sus amigos para escribir sobre un festival de música.
“La nostalgia hace parte no solo de las bandas de rock, sino también de la música. Yo creo que uno de los componentes primordiales que tiene la música en su esencia es la nostalgia, por eso a través de ella recordamos, añoramos y se vuelve el catalizador de los tiempos. Juega un papel increíble, por eso cuando en la música hay nostalgia, no hay olvido”, me dijo Diego Londoño, crítico musical, periodista, escritor, pero, sobre todo, amante del rock.
Para Londoño, el impacto que tuvieron bandas como Blink, Limp Bizkit o The Offspring es que fueron la voz de una generación y lo hicieron de una manera auténtica, irreverente, genuina y muy creativa. “En el arte básicamente todo está inventado, pero ellos de una u otra forma establecieron unos cánones importantes dentro de la historia para hablar de un Rock N’ Roll que marcó toda una época”, esa misma época que todos los que prestaron sus voces para construir este texto vivieron a través de la música.
Le pregunté si pensaba que el rock había muerto, como lo sugieren algunos, y me contestó que no, que eso no era cierto. Para él, el género dejó de ser radical y se convirtió en un espacio que recibe otras tendencias, se puede mezclar con flamenco, electrónica, e incluso hip hop. “En Colombia vivimos una época muy radical con el rock, y actualmente pensar en radicalismo es, incluso, de mal gusto. El rock no murió, solo mutó al sentir de una nueva generación”.
Ya nuestra época pasó, pero lo que simbolizan las bandas de rock que pisarán los diferentes escenarios del Festival Estéreo Picnic sigue latiendo dentro. Ahora abrimos paso a otra era, a otra voz que reinventará el género, y que sin duda hará que sea memorable.