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Eran los incios de 1988 y los integrantes de Soda Stereo estaban pensando en su cuarta producción. Irían a Nueva York a buscar un productor que les diera un sonido diferente. Un amigo de la banda se encontró con el productor Carlos Alomar, que venía de trabajar con David Bowie, y le preguntó si quería hacer parte del proyecto. Con algo de dudas le respondió que le diera algo de tiempo.
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“Como a las dos semanas me dijo que Gustavo estaba aquí. Le pregunté qué quieres hacer. Tenía unas ideas y dijo que algo importante iba a pasar en Latinoamérica. Le dije que yo podía asegurarle que la calidad de la producción iba a ser suficiente para que pudiera tener la misma oportunidad de todos los roqueros que tenemos aquí”, aseguró el productor Alomar en Bilingual Podcast que conduce el periodista musical Alejandro Marín.
Por exigencia de Alomar, alquilaron durante un mes una sala de ensayo antes de entrar al estudio a grabar el álbum. Dormían, comían y cantaban una y otra vez en aquel espacio. Cuando Alomar los escuchó ensayando cambió de opinión y dijo que ese era el grupo latino, por sus raíces puertorriqueñas, al que tenía pensado desde antes abonar toda su experiencia y conocimiento.
El ‘sampleo’ a Fleetwood Mac “En la Ciudad de la Furia”
Una de las canciones promesa del álbum era “En la Ciudad de la Furia” y Gustavo Cerati tenía parte de la canción hecha y el resto ya la tenía pensada. El cantante cuenta en el libro “Antología del Rock Argentino”, de Maitena Aboitiz, que compuso el tema a una chica a sus 17 años y que la reescribió para esa época influenciado por la situación de Argentina. La inflación, el caos y la paranoia de la gente lo combinó con un personaje llamado “Argos”, que era un ángel e ícaro que volaba la ciudad.
La melodía también estaba en su cabeza. “El riff básico y la estructura de acordes se mantuvieron siempre en mí hasta que se transformo en otra canción”, agrega en el libro. Las melodías estaban inspiradas en la canción “Healing” de Todd Rundgren y el bajo quería que sonara agresivo. El productor intervino con otra propuesta.
“Alomar pensaba que tenía que sonar tipo Fletwood Mac, y a mí me molestaba muchísimo, porque esa banda no me gustaba. Él quería ablandarlo y yo quería hacerlo un poquito más agresivo. Hasta tuvimos una mini pelea y me fui del estudio”, agrega.
Un productor curtido como Alomar, de lejos, ganaría esa batalla. El riff del bajo de la canción “Dreams”, que la agrupación británica había lanzado hacía once años, está casi calcado en “La Ciudad de La Furia”. La canción alcanzó el éxito siendo la más escuchada del álbum e instaurada en rankings de críticos musicales años más tarde. Le faltó furia, Cerati tenía razón. Le sobró éxito. Alomar, también.
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