El último “Sueño” de Soda Stereo cumple 25 años
La banda, liderada por el guitarrista y cantante Gustavo Cerati, publicó su último trabajo de estudio a mediados de los años noventa. ¿Cómo fue el proceso de grabación de este emblemático álbum?
Alejandro Bonilla Carvajal @alejandrosis
Sueño Stereo es, posiblemente, el episodio final para la agrupación más emblemática del rock cantado en nuestro idioma. Se compuso cuando sus integrantes atravesaban momentos complejos en los aspectos personal y creativo. Sin embargo, el guitarrista y cantante Gustavo Cerati, en compañía del bajista Zeta Bosio y el baterista Charly Alberti, lograron salir avante. (Le recomendamos: El viaje eterno de Gustavo Cerati).
Ofrece una docena de canciones cuya vigencia un cuarto de siglo después radica en tener gran vitalidad ecléctica. Para entonces su nombre ya era considerado un clásico a lo largo y ancho de Latinoamérica; todo gracias a colmados shows en los que interpretaban temas clavados en el corazón de la juventud. Hacer otro disco era el desafío de adaptarse a las tendencias de la época conservando una impronta victoriosa.
Dos años antes de su publicación Cerati inició una correría en solitario con el álbum Amor amarillo. Los rumores de una inminente disolución eran muy fuertes. El líder del grupo se había mudado de su natal Argentina a la colindante Chile con su esposa Cecilia Amenábar, a la espera del nacimiento de su primer hijo. Ese debut, lejos del “campamento Soda”, expuso un sonido electrónico con pasajes dream pop y muy distanciado del “ruido” que habita en Dynamo -que a la postre sería el penúltimo esfuerzo para su aclamada banda-.
Un grave accidente automovilístico, en el que perdió la vida Tobías, hijo de Zeta Bosio, reunió al trío. La calamidad derrumbó el estado anímico del alopécico músico. A manera de terapia, sus compañeros decidieron volver a verse las caras en el local de ensayo. Poco a poco este acercamiento revivió los deseos por escribir y renovar el repertorio.
Originalmente Sueño Stereo iba a ser un álbum doble. La primera parte entregaría canciones con el sello característico, mientras que la segunda daría rienda suelta a la experimentación a partir de atmósferas electrónicas, feedbacks, e inusuales efectos. No obstante, la idea fue desechada por la discográfica, que deseaba más pronto que tarde una producción con hits de la notoriedad alcanzada en el disco multiplatino Canción animal de 1990.
Hábilmente Soda Stereo pudo unir dos mundos en Sueño Stereo. Piezas del calibre de Ella usó mi cabeza como un revólver, Zoom, Disco eterno o Paseando por Roma extienden la fórmula de pegajosos estribillos y magnéticos acordes. La radio los adoptó como sus nuevos clásicos para luego ser celebrados a pulmón herido en agotados conciertos. Asimismo, canciones como Pasos, X Playo o Moirè dan cuenta de la sofisticada exploración que añoraban sus compositores.
Las grabaciones se realizaron entre Inglaterra y Argentina. En las tareas de producción, Cerati y Bosio anduvieron un camino más diáfano con respecto al disco antecesor. Permeados de la corriente britpop que popularizaron los británicos Oasis y Blur, quedó al margen la distorsión por finos arreglos de violines, chelos y guitarras acústicas. Escuchamos momentos sensibles en Efecto doppler o Crema de estrellas. El único punto que rememora su inclinación ruidosa aparece en el tema Ángel eléctrico.
La pálida carátula expone a tres parlantes parodiando ser unos óvulos rodeados por minúsculos micrófonos con forma de espermatozoides. Un símil de la fecundación sonora manifiesta en esta, su séptima obra.
Con el arribo a las discotiendas, amparado en una alta rotación de sus videoclips en cadenas como MTV, probó ser otro lanzamiento triunfal. El sucesivo tour los trajo en varias oportunidades a ciudades de Colombia como Cali, Bucaramanga, Manizales, Barranquilla, Medellín y Bogotá. En la capital actuaron en cuatro oportunidades. Una de ellas en el estadio El Campín junto con otra leyenda del rock latino, el señor Carlos Santana.
Posterior a dos años de tocar ininterrumpidamente Soda Stereo bajó el telón. Cerati se enfocó en su carrera solista editando cuatro álbumes más. Sus socios también desarrollaron interesantes proyectos personales.
Sueño Stereo concede un innovador adiós para una de las más fascinantes historias del rock en español.
Sueño Stereo es, posiblemente, el episodio final para la agrupación más emblemática del rock cantado en nuestro idioma. Se compuso cuando sus integrantes atravesaban momentos complejos en los aspectos personal y creativo. Sin embargo, el guitarrista y cantante Gustavo Cerati, en compañía del bajista Zeta Bosio y el baterista Charly Alberti, lograron salir avante. (Le recomendamos: El viaje eterno de Gustavo Cerati).
Ofrece una docena de canciones cuya vigencia un cuarto de siglo después radica en tener gran vitalidad ecléctica. Para entonces su nombre ya era considerado un clásico a lo largo y ancho de Latinoamérica; todo gracias a colmados shows en los que interpretaban temas clavados en el corazón de la juventud. Hacer otro disco era el desafío de adaptarse a las tendencias de la época conservando una impronta victoriosa.
Dos años antes de su publicación Cerati inició una correría en solitario con el álbum Amor amarillo. Los rumores de una inminente disolución eran muy fuertes. El líder del grupo se había mudado de su natal Argentina a la colindante Chile con su esposa Cecilia Amenábar, a la espera del nacimiento de su primer hijo. Ese debut, lejos del “campamento Soda”, expuso un sonido electrónico con pasajes dream pop y muy distanciado del “ruido” que habita en Dynamo -que a la postre sería el penúltimo esfuerzo para su aclamada banda-.
Un grave accidente automovilístico, en el que perdió la vida Tobías, hijo de Zeta Bosio, reunió al trío. La calamidad derrumbó el estado anímico del alopécico músico. A manera de terapia, sus compañeros decidieron volver a verse las caras en el local de ensayo. Poco a poco este acercamiento revivió los deseos por escribir y renovar el repertorio.
Originalmente Sueño Stereo iba a ser un álbum doble. La primera parte entregaría canciones con el sello característico, mientras que la segunda daría rienda suelta a la experimentación a partir de atmósferas electrónicas, feedbacks, e inusuales efectos. No obstante, la idea fue desechada por la discográfica, que deseaba más pronto que tarde una producción con hits de la notoriedad alcanzada en el disco multiplatino Canción animal de 1990.
Hábilmente Soda Stereo pudo unir dos mundos en Sueño Stereo. Piezas del calibre de Ella usó mi cabeza como un revólver, Zoom, Disco eterno o Paseando por Roma extienden la fórmula de pegajosos estribillos y magnéticos acordes. La radio los adoptó como sus nuevos clásicos para luego ser celebrados a pulmón herido en agotados conciertos. Asimismo, canciones como Pasos, X Playo o Moirè dan cuenta de la sofisticada exploración que añoraban sus compositores.
Las grabaciones se realizaron entre Inglaterra y Argentina. En las tareas de producción, Cerati y Bosio anduvieron un camino más diáfano con respecto al disco antecesor. Permeados de la corriente britpop que popularizaron los británicos Oasis y Blur, quedó al margen la distorsión por finos arreglos de violines, chelos y guitarras acústicas. Escuchamos momentos sensibles en Efecto doppler o Crema de estrellas. El único punto que rememora su inclinación ruidosa aparece en el tema Ángel eléctrico.
La pálida carátula expone a tres parlantes parodiando ser unos óvulos rodeados por minúsculos micrófonos con forma de espermatozoides. Un símil de la fecundación sonora manifiesta en esta, su séptima obra.
Con el arribo a las discotiendas, amparado en una alta rotación de sus videoclips en cadenas como MTV, probó ser otro lanzamiento triunfal. El sucesivo tour los trajo en varias oportunidades a ciudades de Colombia como Cali, Bucaramanga, Manizales, Barranquilla, Medellín y Bogotá. En la capital actuaron en cuatro oportunidades. Una de ellas en el estadio El Campín junto con otra leyenda del rock latino, el señor Carlos Santana.
Posterior a dos años de tocar ininterrumpidamente Soda Stereo bajó el telón. Cerati se enfocó en su carrera solista editando cuatro álbumes más. Sus socios también desarrollaron interesantes proyectos personales.
Sueño Stereo concede un innovador adiós para una de las más fascinantes historias del rock en español.