Emergencia en la música, el peligro de la extinción instrumental
Agrupaciones y artistas en todo el mundo están empezando a fusionar instrumentos autóctonos y primitivos en los nuevos géneros musicales.
Daniel Esteban Reyes Espinosa
En el corazón de la Escuela Universitaria de Artes TAI se encuentra Daniel Batán, director del área de música durante los últimos tres años de su carrera profesional. Desde El Espectador conversamos con él, donde hablamos sobre su proyecto de inteligencia musical que busca prevenir un fenómeno reconocido desde 1981, la desaparición de instrumentos musicales.
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En el corazón de la Escuela Universitaria de Artes TAI se encuentra Daniel Batán, director del área de música durante los últimos tres años de su carrera profesional. Desde El Espectador conversamos con él, donde hablamos sobre su proyecto de inteligencia musical que busca prevenir un fenómeno reconocido desde 1981, la desaparición de instrumentos musicales.
La humanidad, como un compilado de diferentes sociedades a lo largo de su historia, se enfrenta a la realidad que afecta directamente a la cultura, la identidad de la especia y las artes, la desaparición de centenares de instrumentos autóctonos, primitivos y folclóricos.
La UNESCO desde 1981 ha reconocido esta problemática como palpable y activa. Incluso, en su Convención sobre el Patrimonio Inmaterial, del 2003, incluyeron todos los instrumentos en peligro de desaparición como parte del patrimonio a conservar desde cada país y desde cada ciudadano del mundo. De hecho, la desaparición de estos instrumentos y sonidos representan la desaparición de la historia y esencia de la humanidad, por eso la necesidad de registrar su sonitus o la acentuación de su ruido.
Ante dicha problemática nace la base de sonidos “Inteligencia Musical”, un “proyecto ambicioso con el que hemos aumentado gradualmente el número de instrumentos dentro de nuestra biblioteca pública sonora, con el que proporcionamos ejemplos de cómo se pueden utilizar dichos sonidos para conseguir nuevas texturas y colores auditivos dentro de la forma de componer actualmente en la industria musical”, manifiesta Daniel Batán.
El riesgo de extinción de instrumentos en todo el mundo no es el problema en su totalidad, pues se le puede sumar el agravante de la baja diversidad sonora. Según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, entidad española, publicado en el 2012, luego de analizar 454.000 canciones publicadas entre 1955 y 2010, de diversos géneros musicales como hip-hop, rock, metal y electrónica, demostró que la diversidad melódica e instrumental es predecible.
Sin quitar la importancia a este tema, hay artistas que dan la esperanza de la reutilización, resurrección y reinvención de aquellos sonidos e instrumentos musicales perdidos y en vía de extinción, pues, aunque se mueven dentro de la industria musical con géneros de alto consumen, utilizan aquellos instrumentos típicos y folclóricos de sus países y regiones.
En cuanto a la música actual y sus competencias, Daniel Batán señala que no existen dificultades en la creación de nuevos géneros y canciones, y destaca ejemplos de artistas que utilizan sonidos de sus raíces culturales para refrescar la música, como Jane con su éxito “Makeba” que combina sonidos africanos y electrónica, o el dos veces ganador del Oscar a “Mejor Banda Sonora” y su proyecto de electro-tango, Bajofondo. La Rosalía o C.Tangana y su reinterpretación de los sonidos clásicos y folclóricos españoles dentro de su reguetón o, llegando a otro extremo como el folk-metal mongol de la agrupación The Hu, quienes utilizan instrumentos tradicionales de Mongolia y el reconocido canto de garganta mongol en sus canciones y conciertos.
“Esta mezcla cultural en la música tiene un valor significativo y agregado para aquellos que ven el mundo a través de la música y la producción sonora, ya que permite crear algo diferente y ampliar el catálogo musical”, explica Daniel.
En este proyecto de “Inteligencia Músical” se ha usado como aliado, una fuerza que también ha sido una amenaza para la industria del entretenimiento y cultural, la inteligencia artificial. En esta ocasión, su aplicación en la música es una herramienta en desarrollo, que, aunque todavía se encuentra en una etapa inicial, se reconoce su potencial en la mezcla y masterización de sonidos, así como en la generación de resultados inesperados basados en algoritmos y patrones del juego con estos instrumentos en extinción. “La intención es explorar todas las posibilidades que esta tecnología puede ofrecer en el campo musical y en otras áreas artísticas además te puedes valer de otras tecnologías para conseguir otras posibilidades, y senderos por donde transitar”.
En el taller realizado, se seleccionaron instrumentos de diferentes culturas y se invitó a los alumnos y participantes a investigar y trabajar con ellos, contando con la guía de expertos en musicalización y grabación de sonidos. La experiencia fue enriquecedora, según relata Daniel, permitiendo descubrir nuevas formas de interpretar los instrumentos y experimentar con su sonoridad.
En cuanto a la extrapolación de estas experiencias a la industria musical y audiovisual, se destaca la importancia de la investigación y la profundización en diferentes terrenos. El consejo es buscar elementos musicales menos comunes, que puedan diferenciar y enriquecer el trabajo artístico, tanto en la composición de bandas sonoras para películas y series, como en la creación de música para videojuegos como lo ha interpretado Gustavo Santaolalla con la musicalización de The Last of Us.