Entre la tradición y los nuevos sonidos, la salsa vive y llega hasta el cielo
El trabajo constante de la nueva generación de salseros se abre camino entre las dificultades propias de la creación artística y en contra de la nostalgia recalcitrante de buena parte de quienes consumen este género.
Juliana Velasco
A pesar de que el consumo masivo de salsa parece haber quedado congelado en las décadas previas al inicio del nuevo milenio, los músicos salseros no se han detenido en el trabajo de mantener la salsa como un género que moviliza a expertos y fanáticos. Sin embargo, estos proyectos musicales deben enfrentarse a las dificultades de sostenerse como independientes, a los salseros atados a la nostalgia de la salsa “de antes” y a la competencia siempre feroz que impone la industria de la música.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
A pesar de que el consumo masivo de salsa parece haber quedado congelado en las décadas previas al inicio del nuevo milenio, los músicos salseros no se han detenido en el trabajo de mantener la salsa como un género que moviliza a expertos y fanáticos. Sin embargo, estos proyectos musicales deben enfrentarse a las dificultades de sostenerse como independientes, a los salseros atados a la nostalgia de la salsa “de antes” y a la competencia siempre feroz que impone la industria de la música.
Si bien hay una idea extendida de que la salsa está en crisis o en decadencia, esta percepción se aleja de lo que piensan quienes actualmente la crean. “El salsero en general se ha quedado en una nostalgia que es alentada por los medios, como la radio y otras dinámicas de la industria, y de ahí es de donde viene la idea de que la salsa está muerta o muriendo, pero en realidad somos muchos haciendo salsa y sale música todos los días, así que lo que hace falta es inquietud de la gente para escuchar lo nuevo”, dice para El Espectador Laura Linares, directora de la orquesta caleña Las Guaracheras. “Es una lucha contra los mismos salseros porque son personas muy cerradas a lo nuevo. Lo critican a uno por hacer salsa añeja, pero también critican por proponer algo nuevo”, afirma a este medio Joseph Arango, productor y director de la orquesta Marea Brava.
Esta dinámica frente al consumo de la salsa, que supone una comparación permanente de estas propuestas actuales con los salseros o la salsa “de antes”, les obliga a tener en cuenta el repertorio clásico del género a la hora de proponer lo propio. “He asumido con mucha responsabilidad y amor el trabajo que hago con la música de Héctor Lavoe, pero ha sido una gran dificultad que las personas vean más allá de un imitador, porque eso no es lo que hago. Tengo un timbre de voz muy particular y gracias a ello, y a un grande como Héctor, he alcanzado un reconocimiento que me gustaría llevar más allá”, agrega Amado, cantante venezolano, quien en su momento vio la oportunidad de darse a conocer a través de un reality que luego le pasó factura en su propio camino artístico. “Me costó tres años y mucho dinero quitarme de encima la imagen que dejé con ese programa”.
Las dinámicas propias de la industria musical también impactan en la difusión de estos proyectos. “Llegar a la radio comercial es muy difícil, lo intenté y perdí mucho dinero, porque para mantenerse allí se debe tener presupuesto durante mucho tiempo. En cambio, los medios alternativos siempre están abiertos y dispuestos sin esas dinámicas”, asegura la directora de Las Guaracheras. Y estas dificultades se sienten no solo en relación con los canales tradicionales, sino con las nuevas plataformas.
“Tal vez no es tan ventajoso el hecho de que todo se mueva por un teléfono, pero sí es interesante, y pues cualquiera que lo vea dice: ‘Esa es una oportunidad muy grande’, pero por ahí pasa mucha información diaria, lo que hace más difícil llamar la atención, debes tener un producto mucho más que bueno para que la gente se tome el espacio y el tiempo de no pasar de largo”, comenta el cantante venezolano. En este sentido, la competencia por los espacios y la visibilidad se mantienen y los músicos independientes siguen estando en desventaja.
A todo esto se suma la dificultad para afianzar una solidaridad entre los exponentes de este género. “Creo que mucho de lo que sucede actualmente con la salsa también tiene que ver con el ego de quienes ya han hecho historia, porque a diferencia de otros géneros, como el del despecho, en el que hay padrinos entre los más exitosos y los más jóvenes, en la salsa ha sido difícil, porque creo que no se comprendió el mensaje de que si a mí me va bien, a los demás también”, agrega el director de Marea Brava.
“Hay que darles espacio a los nuevos talentos porque se nos están yendo las leyendas, y qué bueno que esas leyendas te den ese espaldarazo y te digan que lo estás haciendo bien. Eso es lo que necesita el género, eso es lo que realmente necesita esto”, complementa Amado, quien ha tenido la oportunidad de compartir tarima con algunos de los integrantes activos de la orquesta original de Héctor Lavoe. Y así como el apoyo se necesita desde los grandes salseros, es imprescindible el apoyo entre los nuevos proyectos.
“Muchas veces los proyectos musicales sienten que tienen que competir, y en realidad lo que debemos hacer es juntarnos todos para compartirnos información, contactos, conocimiento, que si alguien medio abre un espacio lo sostenga para que otros también puedan llegar allí y abrirlo aún más. Siento que eso lo he visto mucho más ahora, porque hay un cambio de ideas en ese sentido, y eso es positivo”, afirma Laura Linares.
A pesar de los diferentes obstáculos, estos artistas indican que lo que les interesa es continuar con su labor y persistir en el proceso que, aunque requiere mucho tiempo y esfuerzos de todo tipo, trae sus frutos. Estos músicos ven con optimismo su futuro. “Se siente mucho una responsabilidad de aportar más al género, de pensar en un sentido, en que tienes que realmente trabajarlo para poder mostrarlo, y eso te obliga a hacer cosas que tengan arte”, reflexiona Joseph Amado.
“Tomo los comentarios como una motivación, como un reto de demostrar que sí se hacen cosas nuevas y que para la música no hay limitantes. Nadie tiene la última palabra y siempre he dicho que la música es un tiro al aire que uno no sabe cuándo, ni dónde, ni cómo va a caer. Entonces puede que la música realmente pegue cuando ya no estemos o puede que sea muy pronto, puede que sea el otro año”, finaliza.