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El Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá, que se realizará del 9 de septiembre al 9 de octubre, tendrá un evento de prelanzamiento este jueves 11 de agosto en la Iglesia San Ignacio. Esta actividad, que servirá como soporte a la presentación del programa oficial del evento musical, tendrá como protagonista al contratenor polaco Jakub Józef Orlinski.
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El estilo de canto de este artista ejemplifica la tradición de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII con el aria de Johann Joseph Fux (1660-1741) Il fonte della salute, aperto dalla grazia nel calvario K. 293: Non t’amo per il ciel, cuyo texto es muestra del amor incondicional hacia Dios.
La segunda parte del programa se orienta hacia la transición entre el barroco tardío y el repertorio clásico, con interpretaciones como el aria Dal beato eccelso volo, de Bartolomeo Nucci (fl.1717-49), autor de cantatas, oratorios, y culmina con la pieza de G. F. Handel Antífona en Re menor HWV 269, Alleluja, Amen, de 1747.
Conversamos con Marianna Piotrowska directora general del evento, sobre la participación del contratenor Orlinski y reveló algunos detalles de la edición once del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá.
¿Cómo ha sido el desarrollo del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá durante la pandemia?
Nos hemos sabido adaptar a las circunstancias. En 2020, cuando los artistas no pudieron venir por el cierre de las fronteras, produjimos los conciertos en cada una de las ciudades en los cinco continentes, hicimos alianza con Canal Capital y transmitimos, en las mismas fechas en las que estaba programado el Festival presencial, los conciertos por la pantalla chica. Fueron tres semanas de conciertos por TV de jueves a domingo. La música nos unió a través de la distancia. Al público, a los artistas, a los realizadores. Fue muy emocionante. El tema central ese año (sin saber que íbamos a vivir la pandemia) fue la esperanza y eso fue en lo que se convirtió el Festival para muchos. El mensaje que transmitimos fue: mientras haya vida, hay esperanza.
En 2021 el Festival cumplió diez años de actividades, ¿cómo fue esa celebración en una época tan extraña?
Así fue, cumplimos los 10 años del Festival. Regresamos de manera semipresencial. Conciertos presenciales con aforo limitado y con transmisión por televisión. Realizamos la primera gira nacional, siendo el primer Festival en Colombia en viajar por el país en pandemia. El objetivo de la gira, que hicimos en alianza con el Ministerio de Comercio y Fontur, tuvo como objetivo promover el turismo cultural y religioso a través de la música. Estuvimos en emblemáticos escenarios: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, el Santuario de la Señora de Las Lajas (Ipiales), Nuestro Señor de los Milagros de Buga, en la Capilla de Santa Bárbara en Barichara y en la Iglesia de Santa Bárbara en Santa Cruz de Mompox. Fue una experiencia maravillosa haber movilizado personas de otras ciudades y llevar alegría y amor a través de la música... El amor fue el tema central del año pasado.
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La unión es el tema central para la edición de 2022, ¿cuáles son las expectativas?
Para este 2022 regresamos con mucha ilusión nuevamente de forma presencial 100 %. El tema central es la unión. Tendremos del 9 de septiembre al 9 de octubre eventos por toda la ciudad: conciertos, clases magistrales, charlas y exposiciones, entre otros. Este jueves 11 de agosto lanzamos la programación y tendremos una actividad con el contratenor Jakub Józef Orlinski en la Iglesia San Ignacio, en Bogotá.
¿Qué significa para la ciudad y para el país tener el Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá?
Llevamos once años posicionando a Bogotá como la capital de las músicas sagradas del mundo en Latinoamérica. Es un festival que hace parte ya de la agenda cultural de la nación y cada día con más eco en el exterior. Es un espacio de encuentro, de unión, en donde la diversidad y la diferencia son respetadas, valoradas y resaltadas. Es un espacio para conocer la espiritualidad del mundo a través de la música y un lugar de reflexión a través de la música. También es una plataforma para destacar a los compositores que han dedicado parte de su vida a la creación de obras inspiradas en Dios y en la divinidad, para promover las tradiciones culturales de Colombia y el mundo, dar a conocer el legado patrimonial, turístico y de arte religioso que tenemos en nuestro país.
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¿Qué novedades trae para esta edición número once?
Aún nos quedan un par de horas para dar a conocer públicamente la programación, pero como abrebocas les puedo contar que tendremos cantos syromaronitas, músicas espirituales afrocolombianas, cantos espirituales del Pacífico, músicas ancestrales indígenas, música religiosa renacentista, barroca, clásica, contemporánea. Estreno en Colombia de varias obras religiosas y el estreno mundial de Cantos por la esperanza, de Pedro Sarmiento. Vienen artistas de 13 países, que se presentarán en 15 escenarios por diferentes localidades. Participarán orquestas, coros, ensambles y solistas. Regresaremos a las cárceles.
¿Cuál ha sido su mayor reto este año?
Sin duda, sobrevivir ante la inflación. Programar un festival de talla internacional negociando en dólares y en euros, con presupuesto en pesos colombianos, una moneda que está cada día más devaluada.