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Festival en Necoclí 2020: la fiesta del bullerengue

Líderes de las bandas Palo é mango (Daudet Salgado), Alma negra (Jhon Brayan Brun) y Urabá Conexión (Juan Nativo), hablan de su experiencia en la fusión de la música tradicional bullerenguera con ritmos modernos.

Michelle Serna Esquivel*
09 de octubre de 2020 - 12:49 a. m.
La propuesta artística de Alma Negra tiene una fuerte presencia del folclor del Caribe colombiano, como el bullerengue y la gaita, mezclado con ingredientes de músicas del mundo.
La propuesta artística de Alma Negra tiene una fuerte presencia del folclor del Caribe colombiano, como el bullerengue y la gaita, mezclado con ingredientes de músicas del mundo.
Foto: Archivo Particular
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Los voceros de las tres agrupaciones encargadas de cerrar cada día del 32 Festival Nacional del Bullerengue en Necoclí, Antioquia, valoraron , en conversación con Juan Carlos Piedrahíta, periodista musical de El Espectador, y David Lara, escritor del Caribe, la importancia del respeto a las tradiciones musicales y la oportunidad que brinda la virtualidad de mostrar el folclor colombiano a un público más amplio.

La cita en Cuarentena musical Pacífico y Caribe fue el abrebocas para sus presentaciones de este fin de semana en el Festival. (Le puede interesar: Necoclí hará virtual su Festival Nacional del Bullerengue 2020)

Mezcla de ritmos

La característica principal de las tres bandas es la innovación es sus ritmos.

En el caso de Palo e' Mango, su música siempre tiene presencia de alguno de los tres aires del bullerengue, Sentao, Chalupa o fandango, con algunos elementos de la Cumbia, mezclándolos con sonidos de la electrónica y música moderna como los beats del dembow, champeta, afrohouse y dub.

“El Sentao es el más cadencioso y dicen que fue traído de África. La Chalupa, variación del Sentao pues se aceleró su tempo para que los blancos pudieran bailar. Y, por último, el fandango, este es un ritmo 6/8 y proviene de nuestros aborígenes nativos. Eso tres ritmos son los que más están presentes en nuestras canciones”, afirma Daudet Salgado.

Por otro lado, la propuesta artística de Alma Negra tiene una fuerte presencia del folclor del Caribe colombiano como el bullerengue y la gaita, mezclado con “ingredientes de músicas del mundo”, afirma Brayan Bru.

Bru sostiene que Alma Negra “visibiliza no solo géneros representativos del Caribe, sino de gran parte del país, haciendo combinaciones instrumentales donde convergen tambores tradicionales, saxos, batería, etc.; que te llevan a nuevas e increíbles experiencias sonoras.”

Así mismo, Urabá Conexión fusiona ritmos tradicionales de Colombia con géneros actuales. Entrelazan el golpe del tambor, los beats y el pregón de la cantadora.

“La fusión la hacemos con todas las músicas tradicionales de nuestro país y región, en especial el bullerengue. Pero también tenemos herramientas de otros ritmos. Los fusionamos con el hip hop, dance hall, reggae, música urbana y afrobeats”, según Juan Nativo.

Respeto a la tradición

Para las tres agrupaciones es muy importante que el trabajo que se haga desde la tradición no sea arbitrario, pues esta música representa la esencia de muchos pueblos, por lo que debe hacerse con respeto y conocimiento.

Es por esto que las tres bandas tienen gran influencia de músicos y del mismo entorno donde se manifiestan estos ritmos tradicionales, que configuran un gran componente de sus propuestas musicales.

Por un lado, los integrantes de Urabá Conexión han crecido en contacto directo con una de las subregiones del país donde existe una fuerte presencia del bullerengue: Urabá.

En el caso de Palo e' Mango, además de nutrirse de lo aprendido en festivales, cuentan con la participación dentro del grupo de dos músicos tradicionales. Estos son Pedro Escudero, tambolero de la dinastía Escudero de Turbo, con 30 años de preparación en bullerengue; y Jorge Luis Pérez, cantador de la banda, formado por Las Palmeras de Urabá y alumno personal de Eloísa Garcés.

Y, por último, Alma Negra cuenta con integrantes que conocen el ritmo bullerengue desde la tradición y desde la academia. Su líder Brayan Bru, tambolero con larga trayectoria, se ha valido del recorrido que ha hecho por diferentes regiones del país para integrarlo en la música de la agrupación, y además también es músico profesional.

Bru asegura que para un buen desempeño en estos ritmos hay que apegarse mucho a la tradición, “vivirlo desde adentro, quitarnos todo el ropaje de la academia y aprender del tubo madre. Estamos para mostrar todo lo que se ha aprendido a través de la trayectoria de los integrantes de la agrupación y de los maestros. Como dice mi hermana en una canción: "que se oigan en mis manos los maestros y los difuntos de los cuales yo aprendí’.

Los retos de la virtualidad

La virtualidad a la que el Festival del Bullerengue de Necoclí se vio forzado es un factor que ha marcado grandes cambios. Sobre ese aspecto, los líderes de las bandas hicieron énfasis en dos específicos.

Por un lado, el factor del contacto con las personas. Este es fundamental en cualquier presentación, pero sobre todo en las dinámicas de la música bullerengue.

Daudet Salgado sostuvo que: “la fortaleza del bullerengue es la Rueda, uno de los rituales musicales de este ritmo. No tener ese calor humano propio de la Rueda es algo muy atípico y extraño, que sin duda hará falta.”

De otro lado, aseguraron que, si bien la virtualidad trae sus retos, también es una gran oportunidad para dar a conocer y consolidar el folclor colombiano, y específicamente el bullerengue, con sus tres festivales nacionales (Puerto Escondido, Córdoba; María La Baja, Bolívar, y el de Antioquia), en lugares a los que antes no ha llegado.

Juan Nativo sostiene que “la virtualidad es la oportunidad tanto del Festival como de los grupos, de llegar a lugares más alejados. La idea es que más adelante el festival mute y se maneje tanto lo virtual como lo orgánico.”

Los tres coincidieron en que, si bien el nulo contacto físico con el público significa un gran reto en sus presentaciones, su desempeño será el mejor y aprovecharán al máximo la oportunidad que la virtualidad les ha dado de aumentar el público.

*De Fundación Color de Colombia para El Espectador

Por Michelle Serna Esquivel*

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