Foo Fighters y la tragedia como musa
La banda estadounidense regresa con “But Here We Are”, su primer álbum luego del repentino fallecimiento de su baterista Taylor Hawkins, ocurrido en Bogotá el año pasado. Diez nuevas canciones sobre la premura de la existencia, el amor incondicional y la muerte.
Alejandro Bonilla C
En la primera mitad de los años 90, Dave Grohl sufrió la abrupta pérdida de su compañero y líder en el grupo Nirvana, Kurt Cobain. Con el ánimo de superar la muerte del ícono del rock alternativo, el entonces baterista alquiló, pocos meses después, un estudio de grabación en Seattle y allí grabó todas las voces, guitarras, bajos y percusión del que sería el primer álbum de la banda Foo Fighters. Sin mayor expectativa, el disco se lanzó el 4 de julio de 1995. Con el fin de promocionarlo en vivo, Grohl reclutó algunos músicos y se echó a rodar por clubes y teatros de Norteamérica.
Las críticas fueron mordaces. En las líricas de su obra prima se buscaron referencias a su antigua banda o a su malogrado cantante. También se dijo que las ventas favorables correspondían a los “viudos y viudas de Nirvana” en un acto de empatía. De cualquier forma, Grohl pasó de estar en la parte posterior del escenario tocando platillos y tambores a estar al frente cargando una guitarra eléctrica para dejar el alma tras el micrófono; una defensa con uñas y dientes de algo que consideraba puro y auténtico.
Casi tres décadas después, Foo Fighters es uno de los nombres más respetados en la industrial del rock. Esto no solo lo indican los estadios que el actual sexteto de músicos es capaz de llenar en varias partes del mundo, su colección de premios Grammy o haber sido inducidos en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2021. Lo demuestra su sólido repertorio, la férrea conexión con sus fans y el arrollador carisma de Dave Grohl.
Más allá del éxito, el 2022 probó ser un año durísimo para Grohl y sus compañeros. Previo a la que sería su actuación en el festival Estéreo Picnic, su baterista por un cuarto de siglo, Taylor Hawkins, falleció en su habitación del hotel. Hawkins no solo era un miembro más, era amigo y confidente de Grohl. A su trágica partida se sumó la muerte de Virginia, la madre de Grohl, ocurrida pocos meses después.
Por consiguiente, son los recuerdos, el dolor y el luto los que conducen But Here We Are (“Pero aquí estamos”), el undécimo disco de estudio de Foo Fighters. La grabación es una catarsis y un tributo con amor a quienes marcan su vida y ya no están aquí. Es el paso de la noche más oscura a un amanecer en los brazos de la esperanza.
“Un lugar para compartir nuestra alegría y nuestro dolor, nuestras esperanzas y miedos, y unirnos a un coro de vida juntos a través de la música. Sin Taylor, nunca nos hubiéramos convertido en la banda que éramos, y sin Taylor, sabemos que vamos a ser una banda diferente en el futuro. También sabemos que ustedes, los fanáticos, significaron tanto para Taylor como él para ustedes. Y sabemos que cuando los volvamos a ver, y pronto lo haremos, él estará allí en espíritu con todos nosotros todas las noches”, dijo Dave después del fallecimiento de Hawkins.
La batería de esta producción la hizo el mismo Dave Grohl, regresando así al instrumento que lo hizo celebre y el que también tocó en el álbum debut de Foo Fighters. Para sus actuaciones, la banda anunció recientemente a Josh Freese como baterista. Un hombre con larga trayectoria junto a nombres como Nine Inch Nails, The Offspring y hasta los mismísimos Guns N’ Roses.
El nuevo álbum abre con una pieza preciosa llamada “Rescued”, que reza en sus primeras líneas: “Apareció como un flash de la nada, sucedió tan rápido, y luego todo terminó”. Sin duda una alegoría a la explosión de su hermano musical que por tanto tiempo lo acompañó en la batería y partió de la noche a la mañana en su momento cúspide.
Por su parte la canción “The Teacher” es un homenaje a la madre de Grohl, quién fuera maestra de escuela y la mujer que desde el comienzo lo apoyó en su carrera artística. Esta composición de diez minutos de duración es muy interesante en su desarrollo instrumental psicodélico, mientras la letra hace una reflexión sobre cómo la muerte de un pariente ineludiblemente nos acerca a nuestra propia mortalidad.
“Show Me How” es una de las piezas más sensibles. En ella podemos escuchar cantar a Violet, la hija de Grohl. En el dueto con su padre, además de haber un bello matiz, se le habla con ternura al que está en el más allá: “Te escribí una melodía, sostuve tu mano un rato, no tienes que decirme nada porque te escucho fuerte y claro. Yo me encargaré de todo a partir de ahora”.
El final resulta sobrecogedor con “Rest”. Una canción sobre el valor del amor y la confianza, y cómo la vida muchas veces es un juego de acontecimientos afortunados. Se percibe la pena en la garganta del vocalista, más aún en sus últimos versos: “Descansa, ahora estarás a salvo”.
Pese a su inspiración luctuosa, en general But Here We Are es un disco de canciones dinámicas, con la electricidad que caracteriza la línea musical de uno de los grupos más importantes de este milenio. Si bien lleva el corazón roto, este material se aprecia como un triunfo ante la adversidad; ataques de guitarra, baterías galopantes y melodías para que miles canten a todo pulmón en sus conciertos. Foo Fighters sabe que entre la gloria y la tragedia se equilibra la esencia de su legado.
En la primera mitad de los años 90, Dave Grohl sufrió la abrupta pérdida de su compañero y líder en el grupo Nirvana, Kurt Cobain. Con el ánimo de superar la muerte del ícono del rock alternativo, el entonces baterista alquiló, pocos meses después, un estudio de grabación en Seattle y allí grabó todas las voces, guitarras, bajos y percusión del que sería el primer álbum de la banda Foo Fighters. Sin mayor expectativa, el disco se lanzó el 4 de julio de 1995. Con el fin de promocionarlo en vivo, Grohl reclutó algunos músicos y se echó a rodar por clubes y teatros de Norteamérica.
Las críticas fueron mordaces. En las líricas de su obra prima se buscaron referencias a su antigua banda o a su malogrado cantante. También se dijo que las ventas favorables correspondían a los “viudos y viudas de Nirvana” en un acto de empatía. De cualquier forma, Grohl pasó de estar en la parte posterior del escenario tocando platillos y tambores a estar al frente cargando una guitarra eléctrica para dejar el alma tras el micrófono; una defensa con uñas y dientes de algo que consideraba puro y auténtico.
Casi tres décadas después, Foo Fighters es uno de los nombres más respetados en la industrial del rock. Esto no solo lo indican los estadios que el actual sexteto de músicos es capaz de llenar en varias partes del mundo, su colección de premios Grammy o haber sido inducidos en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2021. Lo demuestra su sólido repertorio, la férrea conexión con sus fans y el arrollador carisma de Dave Grohl.
Más allá del éxito, el 2022 probó ser un año durísimo para Grohl y sus compañeros. Previo a la que sería su actuación en el festival Estéreo Picnic, su baterista por un cuarto de siglo, Taylor Hawkins, falleció en su habitación del hotel. Hawkins no solo era un miembro más, era amigo y confidente de Grohl. A su trágica partida se sumó la muerte de Virginia, la madre de Grohl, ocurrida pocos meses después.
Por consiguiente, son los recuerdos, el dolor y el luto los que conducen But Here We Are (“Pero aquí estamos”), el undécimo disco de estudio de Foo Fighters. La grabación es una catarsis y un tributo con amor a quienes marcan su vida y ya no están aquí. Es el paso de la noche más oscura a un amanecer en los brazos de la esperanza.
“Un lugar para compartir nuestra alegría y nuestro dolor, nuestras esperanzas y miedos, y unirnos a un coro de vida juntos a través de la música. Sin Taylor, nunca nos hubiéramos convertido en la banda que éramos, y sin Taylor, sabemos que vamos a ser una banda diferente en el futuro. También sabemos que ustedes, los fanáticos, significaron tanto para Taylor como él para ustedes. Y sabemos que cuando los volvamos a ver, y pronto lo haremos, él estará allí en espíritu con todos nosotros todas las noches”, dijo Dave después del fallecimiento de Hawkins.
La batería de esta producción la hizo el mismo Dave Grohl, regresando así al instrumento que lo hizo celebre y el que también tocó en el álbum debut de Foo Fighters. Para sus actuaciones, la banda anunció recientemente a Josh Freese como baterista. Un hombre con larga trayectoria junto a nombres como Nine Inch Nails, The Offspring y hasta los mismísimos Guns N’ Roses.
El nuevo álbum abre con una pieza preciosa llamada “Rescued”, que reza en sus primeras líneas: “Apareció como un flash de la nada, sucedió tan rápido, y luego todo terminó”. Sin duda una alegoría a la explosión de su hermano musical que por tanto tiempo lo acompañó en la batería y partió de la noche a la mañana en su momento cúspide.
Por su parte la canción “The Teacher” es un homenaje a la madre de Grohl, quién fuera maestra de escuela y la mujer que desde el comienzo lo apoyó en su carrera artística. Esta composición de diez minutos de duración es muy interesante en su desarrollo instrumental psicodélico, mientras la letra hace una reflexión sobre cómo la muerte de un pariente ineludiblemente nos acerca a nuestra propia mortalidad.
“Show Me How” es una de las piezas más sensibles. En ella podemos escuchar cantar a Violet, la hija de Grohl. En el dueto con su padre, además de haber un bello matiz, se le habla con ternura al que está en el más allá: “Te escribí una melodía, sostuve tu mano un rato, no tienes que decirme nada porque te escucho fuerte y claro. Yo me encargaré de todo a partir de ahora”.
El final resulta sobrecogedor con “Rest”. Una canción sobre el valor del amor y la confianza, y cómo la vida muchas veces es un juego de acontecimientos afortunados. Se percibe la pena en la garganta del vocalista, más aún en sus últimos versos: “Descansa, ahora estarás a salvo”.
Pese a su inspiración luctuosa, en general But Here We Are es un disco de canciones dinámicas, con la electricidad que caracteriza la línea musical de uno de los grupos más importantes de este milenio. Si bien lleva el corazón roto, este material se aprecia como un triunfo ante la adversidad; ataques de guitarra, baterías galopantes y melodías para que miles canten a todo pulmón en sus conciertos. Foo Fighters sabe que entre la gloria y la tragedia se equilibra la esencia de su legado.