Gloria Trevi, el ave Fénix que aterrizó en Colombia
La cantante mexicana se presentará este jueves 25 de mayo en el Movistar Arena de Bogotá, en un show que promete las memorias de sus clásicos más icónicos y a la vez, de su época más controversial.
Resurgir entre las cenizas ya es una costumbre para Gloria Trevi, un ícono de la cultura pop mexicana que ha pasado por procesos de transformación continuos. Y es que no han sido pocas las veces que tocó el techo más alto, eso que llaman gloria y luego, sin escalas, ha tenido que agacharse a recoger las trizas de ese éxito.
Este es el camino difícil que ha tenido que vivir por ser una persona que le cuesta vivir a complacencia de la sociedad y que, por esa razón, ella misma se ha considerado de todo, menos un ejemplo.
“Lo que yo quiero dejarle a la gente es un poquito de la verdad. Hay artistas que dicen que al público se le respeta estando bien peinados, perfectos, impecables, pero yo soy como me veo. No soy ejemplo para los jóvenes, soy parte de ellos y lo que digo en mis canciones es lo mismo que le puede pasar a cualquiera”. Estas han sido las palabras que ha usado para explicar la irreverencia, autenticidad y crudeza hacen parte de su ADN y que ha transmitido a través de su arte desde que era una adolescente de los años 80.
Desde ese entonces, su música no ha pasado desapercibida a los oídos y ojos del mundo. Una mujer extrovertida, despeinada, gritona e imponente en una época que todavía no se acostumbraba a extravagancia femenina.
El nombre de su álbum debut es prueba de ello “¿Qué hago aquí?”. Allí desnudó su alma frente al mundo y el mundo supo de su inconformismo con la crianza represiva de los padres de esa época. En su canción, “Dr. Psiquiatra”, llevaba el mensaje: todos la creían loca.
En los años 90 tomó más fuerza su esencia como sello diferencial, combinada con crudas vivencias que convertía en éxitos musicales. A medida que iba creciendo, incrementaban también los cuestionamientos a su conducta. Fue tanto este impacto, que, de hecho, la academia se unió a este análisis.
La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM de México organizó un ciclo de conferencias llamado ¿Por qué la Trevi?, en el que Coral Lopez de la Cerda, profesora de la carrera de Comunicación dijo: “Feminista es la Trevi al atreverse a ser ella misma y romper con los estatutos conductuales de una sociedad subrayada de roles, de esos papeles que deben soportar miles y millones de mujeres y ella, a través del arte, de las palabras y de las sonatas sensatas se atreve a describir las historias comunes, pero silenciosas”.
El inicio de una pesadilla
Así, en el punto más caliente de su carrera, entre las polémicas y las canciones que se convirtieron en referentes de desinhibición y libertad, como “Pelo Suelto”, “Zapatos Viejos” y tras el éxito de su cuarto álbum “Más Turbada que Nunca”, su vida dio un giro inesperado que la precipitó en caída libre desde la cima en la que estaba.
Primero, anunció su retiro musical en 1996 tras conocer el cáncer que padecía su productor y compañero sentimental, Sergio Andrade y mientras tanto, se dedicó a alimentar su talento actoral en la pantalla chica. Sin embargo, de manera inesperada, empezó a vivir toda una pesadilla. En 1999, dio a luz a su primogénita, Ana Dalay, que, al mes de nacida, falleció de manera súbita y en extrañas circunstancias. No se había recuperado de este golpe, cuando ella y Andrade fueron demandados por una de sus bailarinas y se vieron involucrados en un escándalo judicial que la llevó a pagar cuatro años y ocho meses de prisión por violación, secuestro y corrupción de menores, delitos de los que fue absuelta al no conocerse ninguna prueba que demostrara su culpabilidad.
Su resurgimiento
“Fueron cuatro años, ocho meses y ochos días que estuve privada de mi libertad, pero no privada de mis capacidades para amar, para comprender y buscarle sentido a las cosas que vivo. La intención de las personas que querían dañarme con esos juicios en mi contra no era hacerme más fuerte, ni que yo sobreviviera o me volviera a levantar, pero así fue como sucedió. Salí absuelta a trabajar y a volver a mi cima”.
Así describió su renacer para la cadena televisiva mexicana, Imagen Televisión. Y es que, en su paso por la cárcel, Gloria se puso al día con su carrera musical y usó este tiempo para escribir canciones, pese a que tuviera al mundo encima. Además, no esperó mucho para ponerse en pie y en 2004, el mismo año que salió de prisión, lanzó su álbum “Cómo nace el Universo”, que oficializó su regreso a los escenarios.
En este punto, su evolución iba lento, debido a que más que nunca, los ojos del mundo estaban puestos en ella. Además, ya no era una adolescente caprichosa o rebelde; era una mujer de 36 años que transformó la imagen de la Trevi desinhibida y despeinada, por toda una diva, que enviaba un mensaje de empoderamiento.
Su versatilidad la hace una mujer camaleónica y, por ende, su público también fue cambiando de manera inesperada. De hecho, tomó fuerza nuevamente a nivel internacional gracias a la comunidad LGTBIQ+, que la acogió como su madrina permanente tras el lanzamiento de su álbum “La Trayectoria”, que contenía canciones como “Todos me miran”, su mayor éxito a nivel internacional desde “Pelo suelto”, y con el que hizo historia para la comunidad.
Tanto así que es considerada una insignia de esta dentro de la música en español. MTV la puso entre “Los 10 más grandes himnos LGBT de todos los tiempos” y el año pasado Billboard magazine la enumeró como uno de los 20 mejores vídeos latinos para celebrar el Orgullo Gay.
Además de ser marcada como su regreso triunfal, la canción ganó un premio en la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM). En la gala de Los 40 Music Awards fue nominada como “Canción Latina del Año”; en los Premios Orgullosamente Latino 2007 como Premios de la Gente recibió una nominación como “Canción del Año” y también le debe su nominación a “Artista Latina del Año”.
Muestra del impacto que tuvo “Todos Me Miran” para la comunidad gay fue su visita en 2011 a Bogotá, cuando este era su público principal. En ese momento, su resurgimiento estaba tan joven que bastó con un show en una discoteca de la ciudad. Este jueves, 12 años más tarde, se presentará en el Movistar Arena, que tiene una capacidad de 14.000 personas, que esperan ver a la Trevi una vez más en pie, recordando lo que fue, lo que ha sido y siempre será: una recarga de irreverencia y energía.
Así, una vez más, demuestra que está en otro de sus mejores momentos. El año pasado apareció en la lista Pollstar de 50 artistas femeninas con las giras más taquilleras del siglo XXI, un lugar que comparte con, entre otras, Madonna, Shakira, Beyoncé y Lady Gaga. Con su gira “Isla Bonita Word Tour” que ahora llega a Bogotá.
Resurgir entre las cenizas ya es una costumbre para Gloria Trevi, un ícono de la cultura pop mexicana que ha pasado por procesos de transformación continuos. Y es que no han sido pocas las veces que tocó el techo más alto, eso que llaman gloria y luego, sin escalas, ha tenido que agacharse a recoger las trizas de ese éxito.
Este es el camino difícil que ha tenido que vivir por ser una persona que le cuesta vivir a complacencia de la sociedad y que, por esa razón, ella misma se ha considerado de todo, menos un ejemplo.
“Lo que yo quiero dejarle a la gente es un poquito de la verdad. Hay artistas que dicen que al público se le respeta estando bien peinados, perfectos, impecables, pero yo soy como me veo. No soy ejemplo para los jóvenes, soy parte de ellos y lo que digo en mis canciones es lo mismo que le puede pasar a cualquiera”. Estas han sido las palabras que ha usado para explicar la irreverencia, autenticidad y crudeza hacen parte de su ADN y que ha transmitido a través de su arte desde que era una adolescente de los años 80.
Desde ese entonces, su música no ha pasado desapercibida a los oídos y ojos del mundo. Una mujer extrovertida, despeinada, gritona e imponente en una época que todavía no se acostumbraba a extravagancia femenina.
El nombre de su álbum debut es prueba de ello “¿Qué hago aquí?”. Allí desnudó su alma frente al mundo y el mundo supo de su inconformismo con la crianza represiva de los padres de esa época. En su canción, “Dr. Psiquiatra”, llevaba el mensaje: todos la creían loca.
En los años 90 tomó más fuerza su esencia como sello diferencial, combinada con crudas vivencias que convertía en éxitos musicales. A medida que iba creciendo, incrementaban también los cuestionamientos a su conducta. Fue tanto este impacto, que, de hecho, la academia se unió a este análisis.
La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM de México organizó un ciclo de conferencias llamado ¿Por qué la Trevi?, en el que Coral Lopez de la Cerda, profesora de la carrera de Comunicación dijo: “Feminista es la Trevi al atreverse a ser ella misma y romper con los estatutos conductuales de una sociedad subrayada de roles, de esos papeles que deben soportar miles y millones de mujeres y ella, a través del arte, de las palabras y de las sonatas sensatas se atreve a describir las historias comunes, pero silenciosas”.
El inicio de una pesadilla
Así, en el punto más caliente de su carrera, entre las polémicas y las canciones que se convirtieron en referentes de desinhibición y libertad, como “Pelo Suelto”, “Zapatos Viejos” y tras el éxito de su cuarto álbum “Más Turbada que Nunca”, su vida dio un giro inesperado que la precipitó en caída libre desde la cima en la que estaba.
Primero, anunció su retiro musical en 1996 tras conocer el cáncer que padecía su productor y compañero sentimental, Sergio Andrade y mientras tanto, se dedicó a alimentar su talento actoral en la pantalla chica. Sin embargo, de manera inesperada, empezó a vivir toda una pesadilla. En 1999, dio a luz a su primogénita, Ana Dalay, que, al mes de nacida, falleció de manera súbita y en extrañas circunstancias. No se había recuperado de este golpe, cuando ella y Andrade fueron demandados por una de sus bailarinas y se vieron involucrados en un escándalo judicial que la llevó a pagar cuatro años y ocho meses de prisión por violación, secuestro y corrupción de menores, delitos de los que fue absuelta al no conocerse ninguna prueba que demostrara su culpabilidad.
Su resurgimiento
“Fueron cuatro años, ocho meses y ochos días que estuve privada de mi libertad, pero no privada de mis capacidades para amar, para comprender y buscarle sentido a las cosas que vivo. La intención de las personas que querían dañarme con esos juicios en mi contra no era hacerme más fuerte, ni que yo sobreviviera o me volviera a levantar, pero así fue como sucedió. Salí absuelta a trabajar y a volver a mi cima”.
Así describió su renacer para la cadena televisiva mexicana, Imagen Televisión. Y es que, en su paso por la cárcel, Gloria se puso al día con su carrera musical y usó este tiempo para escribir canciones, pese a que tuviera al mundo encima. Además, no esperó mucho para ponerse en pie y en 2004, el mismo año que salió de prisión, lanzó su álbum “Cómo nace el Universo”, que oficializó su regreso a los escenarios.
En este punto, su evolución iba lento, debido a que más que nunca, los ojos del mundo estaban puestos en ella. Además, ya no era una adolescente caprichosa o rebelde; era una mujer de 36 años que transformó la imagen de la Trevi desinhibida y despeinada, por toda una diva, que enviaba un mensaje de empoderamiento.
Su versatilidad la hace una mujer camaleónica y, por ende, su público también fue cambiando de manera inesperada. De hecho, tomó fuerza nuevamente a nivel internacional gracias a la comunidad LGTBIQ+, que la acogió como su madrina permanente tras el lanzamiento de su álbum “La Trayectoria”, que contenía canciones como “Todos me miran”, su mayor éxito a nivel internacional desde “Pelo suelto”, y con el que hizo historia para la comunidad.
Tanto así que es considerada una insignia de esta dentro de la música en español. MTV la puso entre “Los 10 más grandes himnos LGBT de todos los tiempos” y el año pasado Billboard magazine la enumeró como uno de los 20 mejores vídeos latinos para celebrar el Orgullo Gay.
Además de ser marcada como su regreso triunfal, la canción ganó un premio en la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM). En la gala de Los 40 Music Awards fue nominada como “Canción Latina del Año”; en los Premios Orgullosamente Latino 2007 como Premios de la Gente recibió una nominación como “Canción del Año” y también le debe su nominación a “Artista Latina del Año”.
Muestra del impacto que tuvo “Todos Me Miran” para la comunidad gay fue su visita en 2011 a Bogotá, cuando este era su público principal. En ese momento, su resurgimiento estaba tan joven que bastó con un show en una discoteca de la ciudad. Este jueves, 12 años más tarde, se presentará en el Movistar Arena, que tiene una capacidad de 14.000 personas, que esperan ver a la Trevi una vez más en pie, recordando lo que fue, lo que ha sido y siempre será: una recarga de irreverencia y energía.
Así, una vez más, demuestra que está en otro de sus mejores momentos. El año pasado apareció en la lista Pollstar de 50 artistas femeninas con las giras más taquilleras del siglo XXI, un lugar que comparte con, entre otras, Madonna, Shakira, Beyoncé y Lady Gaga. Con su gira “Isla Bonita Word Tour” que ahora llega a Bogotá.