Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Ha sido difícil para usted, en términos artísticos, esta etapa de pandemia?
Hemos pasado por varias etapas. Al comienzo hubo mucha incertidumbre, además nosotros estábamos por irnos a una gira que teníamos en Estados Unidos… teníamos tiquetes comprados, hoteles pagos, vistas al día, y todo eso se cayó; fue muy difícil. Luego traté de componer algo, pero en ese momento no les encontraba mucho sentido a las letras, no sabía de qué hablar con todo lo que estaba pasando en el mundo, pero afortunadamente teníamos varias canciones empezadas y trabajamos en ellas. Ahora estamos tratando de adaptarnos a todas estas nuevas formas de comunicarnos con los fans, a los conciertos virtuales y la nueva normalidad.
¿Cómo fue la experiencia del concierto que Aterciopelados realizó este viernes en el inicio de la franja de cantautores del Teatro Colsubsidio?
Hemos estado haciendo un par de conciertos, pero esta es la primera vez que tocamos ante un teatro vacío, y cada vez que lo hacemos nos sentimos extraños, porque obviamente estamos acostumbrados a tocar ante la gente y escuchar los gritos y los aplausos. También vinieron muchos recuerdos, porque recordamos varias de las presentaciones que hemos tenido ahí, algunas de ellas legendarias… recordamos una vez que Julio Correal nos llevó mariachis al teatro porque estábamos celebrando quince años de trayectoria. Tocar ante las cámaras fue una experiencia totalmente diferente.
¿Cómo eligieron el repertorio del concierto?
Fue difícil. Duramos meses ensayando para la gira en Estados Unidos y teníamos un repertorio completamente diferente al de este concierto, porque ya habíamos ido el año pasado y habíamos tocado con Los Amigos Invisibles. Habíamos preparado algo diferente, y ahora nos tocó volver a cambiar y acomodarnos a un balance entre las canciones clásicas, las nuevas, algunas que no hemos tocado desde hace un rato. Ese es un tema que ahora con los conciertos virtuales debemos tener en cuenta, pero siento que ahora hay más libertad de armar los repertorios.
¿Cómo es ese paralelo entre el Aterciopelados de “Amorcito” y el de “Quinceañera”, uno de los temas más recientes?
En ese contraste se ven perfectamente las etapas por las que todos hemos pasado, porque Amorcito es una canción que habla de ese momento cósmico de conexión con la vida y la experiencia de ser padres por primera vez, en cambio Quinceañera ya es la etapa de la adolescencia, en la que todo lo que dice Andrea es verdad, y eso es parte de la crianza. Musicalmente, en este momento estamos muy unidos con Aterciopelados, aunque por el tema de la pandemia también hemos estado involucrándonos en otros proyectos aparte.
¿Cómo fue para usted llevar las riendas de Aterciopelados cuando apenas estaban empezando?
Cuando empezamos a hacer música con Andrea yo venía de La Pestilencia, y de alguna manera tenía más experiencia, aunque fue algo meramente intuitivo, y cuando ya estaba Aterciopelados, esa experiencia previa que yo tenía hacía que yo me encargara más de las composiciones y las letras. Andrea se fue empoderando con el paso del tiempo, y con el primer disco ella dejó salir todas esas capacidades de composición y producción que tenía. Hubo un momento en el que era necesario que los dos exploráramos lo que el otro sabía hacer.
¿En la época de Delia y los Aminoácidos se imaginaron que Aterciopelados sería la banda emblemática que es ahora?
No, la escena musical en ese entonces era muy diferente a la de ahora… en la actualidad si un grupo de trabajo empieza a construir un proyecto musical, sabe que existe la posibilidad de que pase algo, hay conciertos, festivales, pero en ese momento no había nada, sonaba muy poco en la radio música nacional, y venía una ola grande de rock en español, pero nosotros no la alcanzábamos a ver en ese entonces. Cuando la ola llegó y nos agarró, estábamos ahí en el lugar y momento indicados. En ese momento la mayor expectativa que nosotros teníamos era tocar en nuestro propio bar, y de hecho por eso fue que lo montamos.
El lanzamiento de “Gozo poderoso”, en 2000, fue muy importante porque allí debutó usted como productor. ¿Qué recuerda de ese momento?
Todo lo que tenía que ver con diseño sonoro me interesaba mucho desde hacía tiempo, y era lo que más me atraía de la música que había en ese momento… Cuando empezamos a trabajar con Andrea queríamos sonar diferente a los otros grupos, así que a pesar de que en ese momento nos acompañaba un productor, yo estaba muy cerca de ese proceso, tal vez no tenía las bases ni la experiencia para hacerlo, pero con el tiempo fui graduándome y me lancé a hacerlo.
¿Tiene un álbum preferido de Aterciopelados?
He estado pensando en eso ahora, y hace algunos días estaba escuchando Río, me gusta muchísimo, pero sé que cada uno tiene unas características especiales, porque si vamos a hablar del disco más legendario y que significó mucho para nosotros, realmente es El Dorado, a nivel de producción Caribe atómico, y Río porque fue un álbum que tuvo muy buenas reseñas y estuvo entre los diez mejores de la nueva época del rock latino. A todos les guardo mucho cariño.