De izquierda a derecha: Krist Novoselic, Dave Grohl, Kurt Cobain y el director Kevin Kerslake (2 de septiembre de 1993).
Foto: ASSOCIATED PRESS - MARK J. TERRILL
El destino de In Utero, el tercer álbum de estudio de Nirvana, parecía definido desde antes de nacer. Sería lanzado para vivir en la sombra de Nevermind (1991), su antecesor, considerado un parteaguas en el rock de los años 90 y, por qué no, del rock como un todo.
Las primeras reseñas, de septiembre de 1993, retienen la razón en varias cosas, pero quizá la más evidente es el cruce de caminos que se materializó en este álbum. Para volver sobre la palabra que Stuart Berman usó en Pitchfork tras 20 años del lanzamiento del...