Ingenio letal de Residente vs. coraje desamparado de Tempo: así fue el regreso de las “tiraeras”
Un comentario de Residente, conocido por su faceta como vocalista de Calle 13, sobre la música actual, desató en menos de una semana un conflicto musical con Tempo, un pionero del reggaetón.
Redacción Música.
Pasaron los días y el capítulo más reciente de las “tiraderas” parece que llegó a su fin. Las “tiraderas”, también conocidas como “beefs”, o “tiraeras” por su pronunciación en Centroamérica, son guerras musicales directas entre dos o más raperos. En Puerto Rico, desde que el hip hop se fusionó con esa melaza de sonidos nacidos en Panamá y se dio origen al reggaetón, este tipo de contenido se hizo muy popular. Recordados enfrentamientos como Daddy Yankee vs. Nicky Jam, Don Omar vs. Héctor “El father”, Arcángel vs. Polaco, o Tego Calderón y Voltio vs. Lito y Polaco, fueron solo algunas de las enemistades que en los primeros años del siglo XXI chirriaron entre el “perreo” y el “malianteo”, dándole otra cara a ese ritmo entonces en surgimiento. Desde hace casi 10 años, cuando Calle 13 lanzó su álbum “Los de atrás vienen conmigo”, que incluyó la canción “Que lloren” (en la que lanzó agravios a medio género), el reggaetón no experimentaba la sacudida que tuvo cuando el propio Residente, líder de la controvertida agrupación, mandó otro misil musical a un histórico del movimiento: Tempo, y grandes nombres como DJ Nelson, Baby Rasta, Arcángel, Nicky Jam y hasta J Balvin, quedaron en medio del “fuego”.
Para quienes no lo ubican, Tempo es un rapero y reggaetonero que perteneció a ese grupo de jóvenes que dio las pinceladas germinales del género. Adolescentes entre los que estaban Daddy Yankee, Baby Rasta y Gringo, OG Black y Master Joe, y DJs como Playero, Nelson y Negro. Todo un laboratorio musical que, de manera empírica, impulsó esa mezcla entre rap y dembow panameño, y del que Tempo fue gran protagonista hasta que en 2002 fue encarcelado por delitos relacionados con el mundo callejero: posesión de armas, tráfico de drogas y participación en robos y asesinatos. Salió de la cárcel en 2013 y no había vuelto a estar en los focos de la industria musical pese a que ha hecho varios intentos, incluso treparse en el tan discutido neo-trap.
Un comentario que se infló
Todo empezó a inicios de mayo, cuando Residente habló en la Conferencia Billboard de la Música Latina. Como de costumbre, sus palabras levantaron polvo, pero esta vez no habló del reggaetón. Residente comparó la música actual con la comida chatarra, en la que la industria es como un restaurante de la comida más apetecida que prepara un par de artistas para que suenen hasta en la sopa. Enemigo declarado de los tops de lo más sonado, René Pérez aseguró que todo lo que puntea en esos escalafones suena prácticamente igual y confesó que la fórmula para hacer esos hits es muy sencilla.
“Es muy, muy, muy fácil. Si tú me das 30 minutos te preparo un hit ahora mismo de lo que está sonando en la radio. Es una falta de respeto para los artistas que están haciendo música de verdad”, dijo Residente durante la conferencia. Fue eso lo que quizás exasperó a la mitad de los reggaetoneros, aunque nunca mencionó un género en específico.
A él ya lo tenía en la mira el género por la cantidad de veces que ha dicho que lo reprueba, pero a su vez tiene canciones que han enloquecido a todos los asistentes a un bar. Esta vez no se lo perdonaron. El primero en decir algo fue DJ Nelson, con una serie de historias en Instagram en las que reprochaba las palabras de Residente, aunque reconocía que no habló del reggaetón o el trap. Esa fue la voz que retumbó e hizo salir de la cueva a los demás, pues llegó a pedirle que se retractara de lo que había dicho.
Nicky Jam apoyó el reclamo y tildó de “hipócrita” a Pérez.
Baby Rasta hizo una serie de publicaciones desafiantes contando su recorrido.
Arcángel hizo videos en vivo pidiendo respeto por la susodicha opinión en los Billboard.
Figuras nuevas del género como Ozuna o J Balvin, y pioneros como Raphy Pina y Plan B, apoyaron a Nélson y pidieron, en cambio, respeto por su música.
Todo eso ocurrió en menos de un día y Residente explotó. Desmintió que había hablado mal del género y para eso colgó su intervención completa pidiendo que la escucharan a ver en qué momento ofendía el trabajo de sus colegas. Finalizó su mensaje con una frase lapidaria. “No voy a discutir, a los que se sintieron aludidos que dejen la novela por Instagram y se pongan a escribir”, y prácticamente retó a los ofendidos a que le lanzaran rimas y arreglaran la discusión con música.
Su sentimiento de pertenencia empezó a ir muy lejos y grandes nombres animaron a Tempo a que aceptara el reto. Y así fue. Tempo lo hizo pese a los consejos de Arcángel, su alumno más aventajado, quien seguía insistiéndole que no lo hiciera, que no tirara, y que no escuchara a quienes lo estaban impulsando a un precipicio, porque lo estaban utilizando. De hecho, después de la batalla, fue quien hizo la pregunta más sensata de todo el asunto: ¿Por qué Baby Rasta, Nicky Jam, DJ Nélson, Ozuna, Ñejo, y otros indignados, no se se animaron a hacer los coros, otra estrofa, o la pista?
El 13 de mayo, de nuevo en su Instagram, Tempo colgó un preview de la canción que le dedicaba a Residente. Con una pista lúgubre, que evocaba a las tiraderas clásicas y un intro lleno de sampling a frases de Calle 13 hablando mal del reggaetón, presentó unos cuantos segundos de “Calle sin salida”.
Cinco días después (luego de presumir lujos que le ha dado la música y, una vez más, sus años en la cárcel por "defender sus ideales"), hizo pública la canción: casi 5 minutos en los que le habla violenta y directamente a Residente, renegándole de sus inicios con ritmos similares al reggaetón, su vida en EE. UU. y Argentina, sus ideales revolucionarios y su cercanía con géneros muy distantes… Es decir, lo mismo que lee Residente todos los días de parte de sus haters. Tempo, prácticamente, recopiló las ofensas que le han hecho a Calle 13 desde que inició y las plasmó en una canción con estilo gánster en la que es recurrente la referencia a las pistolas, el barrio y la calle, aunque sorprendió con frenteras acusaciones y revelaciones. Para hacerla más poderosa, mencionó a Nicky Jam y DJ Nélson como padrinos de la canción.
Nadie pensó que esa rencilla terminaría en un beef, pero cuando “Calle sin salida” vio la luz muchos se regocijaron de que, por fin, alguien intentara parar a la hoy en stand by Calle 13. Otros, por su parte, lo tomaron como una estrategia de Tempo para volver a sonar. Y el protagonista, Residente, en la misma noche del lanzamiento dijo lo mismo que todos los raperos cuando les dedican una canción: “No la escuché”. Lo único cierto es que la respuesta llegó, contra todo pronóstico, solo 24 horas después.
Tempo dijo que solo escuchó los primeros cuatro minutos de la canción y se durmió. Aun así, reprobó que se refiriera a las personas con síndrome de down y saludara a los mismos reggaetoneros a los que criticó, frases que aparecen al final de la canción. Con ocho minutos de versos venenosos -hechos, en efecto, en menos de un día-, un Residente que inició lo más crudo posible contó su recorrido en la música, le habló de frente a Tempo, de su situación en la cárcel y de por qué realmente cayó en prisión, y resumió lo que había sido su truncada carrera musical. Pero, en general, Residente dio una clase de rimas, tiempos, música de discoteca y de cómo despreciar años de carrera y el “rap de lucha libre” sin decir una sola ofensa ni nombrar una pistola. Esa fue la diferencia con más eco: mientras Tempo prometió que lo mataría literalmente, Residente quiso desbaratarlo con el alfabeto.
Si es cierto que Tempo solo escuchó cuatro minutos, le habrá bastado para presenciar la facilidad que tuvo Residente para pasar de rap a reggaetón, de construir con palabras un discurso coherente enmarcado en la fusión, base de toda su carrera, y de hacer símiles más que ingeniosos con hasta nueve rimas en tres segundos. También habrá inferido, como dijo en su reggaetón, que "no habrá revancha". Ese pudo ser el final de la canción. Un estribillo en el que admite que hace reggaetón (del pegajoso de "Tango del Pecado" o "Chulin Culin Chunfly"), así más adelante le enumere los otros sonidos que ha experimentado.
Para completar, presumió su cercanía con importantes nombres en la música como Rubén Blades, José Feliciano, Tego Calderón, Vico C, Elías de León o Ivy Queen (curiosamente, una de las destinatarias de "Que lloren"), y recordó "Adentro", el otro proyectil sin receptor que, según se dice, era para Cosculluela, un tercera ola del género que en 2014 venció a Tempo en otra célebre rivalidad.
¿Cómo se sabe que, en efecto, hizo la canción en unas horas? Residente no solo le contestó a Tempo. También abofeteó a Nicky Jam, respondiéndole por llamarlo “hipócrita”, y a DJ Nélson, a quien le presenta al beatmaker que creó la base sobre la que se deslizó Residente incluso en dubstep. También incluyó referencias a los hechos ocurridos durante esa “novela de Instagram” que se armó por una opinión, como su vida fuera de Puerto Rico, su supuesta juventud de “niño rico” alejado de la industria musical, sus premios o su recorrido con Calle 13.
Así, Residente no solo volvió a enmudecer a sus detractores. También advirtió a los que están, o estaban, pensando en montarse sobre un ritmo y tirarle por su indecisión frente al género. Después de la canción, los que se habían embarcado en esa especie de cruzada “Todos contra Calle 13” prefirieron centrarse en su carrera, sus conciertos, sus lujos y sus colaboraciones.
Si Facebook midiera si hubo un ganador, Residente noqueó -en términos musicales- a Tempo. Si las visitas en YouTube evaluaran qué canción fue mejor, también ganaría el vocalista de Calle 13: más de 3’600.000 de visitas en “Mis disculpas”, frente a más de 1’700.000 de “Calle sin salida”, ambas con publicación del 18 de mayo. La primera tiene más 140.000 likes y 3.000 dislikes en YouTube, y la segunda cuenta con más de 30.000 likes y, curiosamente, más dislikes, 41.000. Y si los comentarios en las canciones dictaminaran el ganador, ese también sería Residente.
Para Tempo, él fue el ganador. Las historias que subió luego de la respuesta así lo demuestran. Es más, lo dice sin problema. Pese al revuelo que causó la mortífera respuesta, el veterano artista asegura que solo habló unos cuantos segundos para él, y el resto se dedicó a su inclinación política, a los problemas sociales y hasta a ofender a personas con problemas cognitivos, por lo que las palabras que lanzó en mucho menos tiempo (medidor ocasional del éxito de un beef) son, para él, mucho más perjudiciales para la carrera de su contendor.
Como todo en la música, la respuesta la tiene el público. Lo que hay, por ahora, es un Residente de gira, un Tempo ensimismado en su victoria, y un género en silencio y sin ganas de volver a reprocharle algo a Calle 13, o al menos teniendo presente que se necesita hablar más que de armas, combos y puños.
Pasaron los días y el capítulo más reciente de las “tiraderas” parece que llegó a su fin. Las “tiraderas”, también conocidas como “beefs”, o “tiraeras” por su pronunciación en Centroamérica, son guerras musicales directas entre dos o más raperos. En Puerto Rico, desde que el hip hop se fusionó con esa melaza de sonidos nacidos en Panamá y se dio origen al reggaetón, este tipo de contenido se hizo muy popular. Recordados enfrentamientos como Daddy Yankee vs. Nicky Jam, Don Omar vs. Héctor “El father”, Arcángel vs. Polaco, o Tego Calderón y Voltio vs. Lito y Polaco, fueron solo algunas de las enemistades que en los primeros años del siglo XXI chirriaron entre el “perreo” y el “malianteo”, dándole otra cara a ese ritmo entonces en surgimiento. Desde hace casi 10 años, cuando Calle 13 lanzó su álbum “Los de atrás vienen conmigo”, que incluyó la canción “Que lloren” (en la que lanzó agravios a medio género), el reggaetón no experimentaba la sacudida que tuvo cuando el propio Residente, líder de la controvertida agrupación, mandó otro misil musical a un histórico del movimiento: Tempo, y grandes nombres como DJ Nelson, Baby Rasta, Arcángel, Nicky Jam y hasta J Balvin, quedaron en medio del “fuego”.
Para quienes no lo ubican, Tempo es un rapero y reggaetonero que perteneció a ese grupo de jóvenes que dio las pinceladas germinales del género. Adolescentes entre los que estaban Daddy Yankee, Baby Rasta y Gringo, OG Black y Master Joe, y DJs como Playero, Nelson y Negro. Todo un laboratorio musical que, de manera empírica, impulsó esa mezcla entre rap y dembow panameño, y del que Tempo fue gran protagonista hasta que en 2002 fue encarcelado por delitos relacionados con el mundo callejero: posesión de armas, tráfico de drogas y participación en robos y asesinatos. Salió de la cárcel en 2013 y no había vuelto a estar en los focos de la industria musical pese a que ha hecho varios intentos, incluso treparse en el tan discutido neo-trap.
Un comentario que se infló
Todo empezó a inicios de mayo, cuando Residente habló en la Conferencia Billboard de la Música Latina. Como de costumbre, sus palabras levantaron polvo, pero esta vez no habló del reggaetón. Residente comparó la música actual con la comida chatarra, en la que la industria es como un restaurante de la comida más apetecida que prepara un par de artistas para que suenen hasta en la sopa. Enemigo declarado de los tops de lo más sonado, René Pérez aseguró que todo lo que puntea en esos escalafones suena prácticamente igual y confesó que la fórmula para hacer esos hits es muy sencilla.
“Es muy, muy, muy fácil. Si tú me das 30 minutos te preparo un hit ahora mismo de lo que está sonando en la radio. Es una falta de respeto para los artistas que están haciendo música de verdad”, dijo Residente durante la conferencia. Fue eso lo que quizás exasperó a la mitad de los reggaetoneros, aunque nunca mencionó un género en específico.
A él ya lo tenía en la mira el género por la cantidad de veces que ha dicho que lo reprueba, pero a su vez tiene canciones que han enloquecido a todos los asistentes a un bar. Esta vez no se lo perdonaron. El primero en decir algo fue DJ Nelson, con una serie de historias en Instagram en las que reprochaba las palabras de Residente, aunque reconocía que no habló del reggaetón o el trap. Esa fue la voz que retumbó e hizo salir de la cueva a los demás, pues llegó a pedirle que se retractara de lo que había dicho.
Nicky Jam apoyó el reclamo y tildó de “hipócrita” a Pérez.
Baby Rasta hizo una serie de publicaciones desafiantes contando su recorrido.
Arcángel hizo videos en vivo pidiendo respeto por la susodicha opinión en los Billboard.
Figuras nuevas del género como Ozuna o J Balvin, y pioneros como Raphy Pina y Plan B, apoyaron a Nélson y pidieron, en cambio, respeto por su música.
Todo eso ocurrió en menos de un día y Residente explotó. Desmintió que había hablado mal del género y para eso colgó su intervención completa pidiendo que la escucharan a ver en qué momento ofendía el trabajo de sus colegas. Finalizó su mensaje con una frase lapidaria. “No voy a discutir, a los que se sintieron aludidos que dejen la novela por Instagram y se pongan a escribir”, y prácticamente retó a los ofendidos a que le lanzaran rimas y arreglaran la discusión con música.
Su sentimiento de pertenencia empezó a ir muy lejos y grandes nombres animaron a Tempo a que aceptara el reto. Y así fue. Tempo lo hizo pese a los consejos de Arcángel, su alumno más aventajado, quien seguía insistiéndole que no lo hiciera, que no tirara, y que no escuchara a quienes lo estaban impulsando a un precipicio, porque lo estaban utilizando. De hecho, después de la batalla, fue quien hizo la pregunta más sensata de todo el asunto: ¿Por qué Baby Rasta, Nicky Jam, DJ Nélson, Ozuna, Ñejo, y otros indignados, no se se animaron a hacer los coros, otra estrofa, o la pista?
El 13 de mayo, de nuevo en su Instagram, Tempo colgó un preview de la canción que le dedicaba a Residente. Con una pista lúgubre, que evocaba a las tiraderas clásicas y un intro lleno de sampling a frases de Calle 13 hablando mal del reggaetón, presentó unos cuantos segundos de “Calle sin salida”.
Cinco días después (luego de presumir lujos que le ha dado la música y, una vez más, sus años en la cárcel por "defender sus ideales"), hizo pública la canción: casi 5 minutos en los que le habla violenta y directamente a Residente, renegándole de sus inicios con ritmos similares al reggaetón, su vida en EE. UU. y Argentina, sus ideales revolucionarios y su cercanía con géneros muy distantes… Es decir, lo mismo que lee Residente todos los días de parte de sus haters. Tempo, prácticamente, recopiló las ofensas que le han hecho a Calle 13 desde que inició y las plasmó en una canción con estilo gánster en la que es recurrente la referencia a las pistolas, el barrio y la calle, aunque sorprendió con frenteras acusaciones y revelaciones. Para hacerla más poderosa, mencionó a Nicky Jam y DJ Nélson como padrinos de la canción.
Nadie pensó que esa rencilla terminaría en un beef, pero cuando “Calle sin salida” vio la luz muchos se regocijaron de que, por fin, alguien intentara parar a la hoy en stand by Calle 13. Otros, por su parte, lo tomaron como una estrategia de Tempo para volver a sonar. Y el protagonista, Residente, en la misma noche del lanzamiento dijo lo mismo que todos los raperos cuando les dedican una canción: “No la escuché”. Lo único cierto es que la respuesta llegó, contra todo pronóstico, solo 24 horas después.
Tempo dijo que solo escuchó los primeros cuatro minutos de la canción y se durmió. Aun así, reprobó que se refiriera a las personas con síndrome de down y saludara a los mismos reggaetoneros a los que criticó, frases que aparecen al final de la canción. Con ocho minutos de versos venenosos -hechos, en efecto, en menos de un día-, un Residente que inició lo más crudo posible contó su recorrido en la música, le habló de frente a Tempo, de su situación en la cárcel y de por qué realmente cayó en prisión, y resumió lo que había sido su truncada carrera musical. Pero, en general, Residente dio una clase de rimas, tiempos, música de discoteca y de cómo despreciar años de carrera y el “rap de lucha libre” sin decir una sola ofensa ni nombrar una pistola. Esa fue la diferencia con más eco: mientras Tempo prometió que lo mataría literalmente, Residente quiso desbaratarlo con el alfabeto.
Si es cierto que Tempo solo escuchó cuatro minutos, le habrá bastado para presenciar la facilidad que tuvo Residente para pasar de rap a reggaetón, de construir con palabras un discurso coherente enmarcado en la fusión, base de toda su carrera, y de hacer símiles más que ingeniosos con hasta nueve rimas en tres segundos. También habrá inferido, como dijo en su reggaetón, que "no habrá revancha". Ese pudo ser el final de la canción. Un estribillo en el que admite que hace reggaetón (del pegajoso de "Tango del Pecado" o "Chulin Culin Chunfly"), así más adelante le enumere los otros sonidos que ha experimentado.
Para completar, presumió su cercanía con importantes nombres en la música como Rubén Blades, José Feliciano, Tego Calderón, Vico C, Elías de León o Ivy Queen (curiosamente, una de las destinatarias de "Que lloren"), y recordó "Adentro", el otro proyectil sin receptor que, según se dice, era para Cosculluela, un tercera ola del género que en 2014 venció a Tempo en otra célebre rivalidad.
¿Cómo se sabe que, en efecto, hizo la canción en unas horas? Residente no solo le contestó a Tempo. También abofeteó a Nicky Jam, respondiéndole por llamarlo “hipócrita”, y a DJ Nélson, a quien le presenta al beatmaker que creó la base sobre la que se deslizó Residente incluso en dubstep. También incluyó referencias a los hechos ocurridos durante esa “novela de Instagram” que se armó por una opinión, como su vida fuera de Puerto Rico, su supuesta juventud de “niño rico” alejado de la industria musical, sus premios o su recorrido con Calle 13.
Así, Residente no solo volvió a enmudecer a sus detractores. También advirtió a los que están, o estaban, pensando en montarse sobre un ritmo y tirarle por su indecisión frente al género. Después de la canción, los que se habían embarcado en esa especie de cruzada “Todos contra Calle 13” prefirieron centrarse en su carrera, sus conciertos, sus lujos y sus colaboraciones.
Si Facebook midiera si hubo un ganador, Residente noqueó -en términos musicales- a Tempo. Si las visitas en YouTube evaluaran qué canción fue mejor, también ganaría el vocalista de Calle 13: más de 3’600.000 de visitas en “Mis disculpas”, frente a más de 1’700.000 de “Calle sin salida”, ambas con publicación del 18 de mayo. La primera tiene más 140.000 likes y 3.000 dislikes en YouTube, y la segunda cuenta con más de 30.000 likes y, curiosamente, más dislikes, 41.000. Y si los comentarios en las canciones dictaminaran el ganador, ese también sería Residente.
Para Tempo, él fue el ganador. Las historias que subió luego de la respuesta así lo demuestran. Es más, lo dice sin problema. Pese al revuelo que causó la mortífera respuesta, el veterano artista asegura que solo habló unos cuantos segundos para él, y el resto se dedicó a su inclinación política, a los problemas sociales y hasta a ofender a personas con problemas cognitivos, por lo que las palabras que lanzó en mucho menos tiempo (medidor ocasional del éxito de un beef) son, para él, mucho más perjudiciales para la carrera de su contendor.
Como todo en la música, la respuesta la tiene el público. Lo que hay, por ahora, es un Residente de gira, un Tempo ensimismado en su victoria, y un género en silencio y sin ganas de volver a reprocharle algo a Calle 13, o al menos teniendo presente que se necesita hablar más que de armas, combos y puños.