Irie Kingz: el Caribe es irresistible

“¿Es reggaetón?”, preguntaban los que a lo lejos escuchaban a los Irie Kingz comenzar con su presentación en el escenario Adidas del Festival Estéreo Picnic. Los que no conocían el grupo comenzaron a acercarse y el techo, que parecía de plástico y era blanco, se comenzó a mezclar con los atuendos de los dos sanadresanos que salieron al escenario. De fondo tuvieron una pantalla que proyectaba figuras azules que ayudaron a que la oscuridad del escenario se convirtiera en una fiesta a la que muy pocos pudieron negarse.

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Cuando los Irie kingz salieron a cantar, fue imposible que los que sabían quienes eran, los que no los conocían y los que aún no lograban dejarse tocar las fibras por la música del Caribe, se quedaran quietos. Seguramente hubo esfuerzos por conservar el cuerpo en su sitio, sobre todo por los rockeros más reacios a los movimientos de cadera involuntarios, pero muy pocos lo lograron. Este grupo, conformado por los hermanos Oliva y Yeyo, hacen parte de las nuevas sorpresas que ha dado San Andrés: una isla de la que han salido híbridos musicales dispuestos a romper con los límites de los rótulos.  A este grupo no se le puede encasillar en ningún genero musical, porque además del sonido urbano, cargan con el Caribe.

En medio de la presentación anunciaron a Jiggy Drama, su paisano, que salió saltando por toda la tarima con un buso negro y una de sus manos agitándose e intentando coordinarse con las del público, como advirtiendo lo que se venía, que fue un viaje musical hacia algo que sí se parecía más al reggaetón. Y ahí estaban, bailando al ritmo de las inspiraciones que encontraron en su isla y que ahora los reunían en Bogotá, una ciudad fría que agradece cada excusa para calentarse con la “sabrosura” cercana a las costas. En ese escenario fueron acogidos con sus mezclas de dancehall, calypso, hip hop, souk, trap y R&B.

“San Andrés ya está más que conquistado”, le dijeron los Irie Kignz a Shock en una reciente entrevista. Explicaron que tenían que vivir en Bogotá porque sacar los sonidos de la isla era difícil.  Con la presentación de este domingo, seguramente tendrán que seguir presentes en la capital porque será inevitable seguir lidiando con la centralización del arte que padece Colombia, pero a esta ciudad están a un paso de conquistarla.

“Siempre vamos unos con otros bajo las estrellas, vibrando en un trance que es superior al ruido del mundo”, publicó el Festival Estéreo Picnic en su Instagram este lunes, intentando resumir lo que las 87 mil personas disfrutaron en los tres días de festival. Un evento que ya se convirtió en un ritual anual en el que los colores, los sonidos, los olores y las texturas se reúnen para convertir las afueras de Bogotá en un mundo aparte, uno más libre, ruidoso y enérgico: un mundo distinto.

Puede leer: Estéreo Picnic: mucho más que un festival de música

Los Irie Kignz, con sus canciones en inglés, español y creole, fueron parte de los tintes que disfrutaron los 32 mil asistentes a la programación del último día del Festival Estéreo Picnic 2019. Con Me want party to night, se reconocieron en las voces de los que aún no se aprendían su nombre, levantaron del suelo a los incrédulos y aprovecharon para despedirse con la presentación de su nuevo sencillo Turn me on.

La isla de San Andrés se hizo presente en la capital colombiana, tocó fibras, calmó curiosidades y dejó claro que el Caribe, con todos sus sonidos y colores, es irresistible.                                                                                                                                          

“¿Es reggaetón?”, preguntaban los que a lo lejos escuchaban a los Irie Kingz comenzar con su presentación en el escenario Adidas del Festival Estéreo Picnic. Los que no conocían el grupo comenzaron a acercarse y el techo, que parecía de plástico y era blanco, se comenzó a mezclar con los atuendos de los dos sanadresanos que salieron al escenario. De fondo tuvieron una pantalla que proyectaba figuras azules que ayudaron a que la oscuridad del escenario se convirtiera en una fiesta a la que muy pocos pudieron negarse.

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Cuando los Irie kingz salieron a cantar, fue imposible que los que sabían quienes eran, los que no los conocían y los que aún no lograban dejarse tocar las fibras por la música del Caribe, se quedaran quietos. Seguramente hubo esfuerzos por conservar el cuerpo en su sitio, sobre todo por los rockeros más reacios a los movimientos de cadera involuntarios, pero muy pocos lo lograron. Este grupo, conformado por los hermanos Oliva y Yeyo, hacen parte de las nuevas sorpresas que ha dado San Andrés: una isla de la que han salido híbridos musicales dispuestos a romper con los límites de los rótulos.  A este grupo no se le puede encasillar en ningún genero musical, porque además del sonido urbano, cargan con el Caribe.

En medio de la presentación anunciaron a Jiggy Drama, su paisano, que salió saltando por toda la tarima con un buso negro y una de sus manos agitándose e intentando coordinarse con las del público, como advirtiendo lo que se venía, que fue un viaje musical hacia algo que sí se parecía más al reggaetón. Y ahí estaban, bailando al ritmo de las inspiraciones que encontraron en su isla y que ahora los reunían en Bogotá, una ciudad fría que agradece cada excusa para calentarse con la “sabrosura” cercana a las costas. En ese escenario fueron acogidos con sus mezclas de dancehall, calypso, hip hop, souk, trap y R&B.

“San Andrés ya está más que conquistado”, le dijeron los Irie Kignz a Shock en una reciente entrevista. Explicaron que tenían que vivir en Bogotá porque sacar los sonidos de la isla era difícil.  Con la presentación de este domingo, seguramente tendrán que seguir presentes en la capital porque será inevitable seguir lidiando con la centralización del arte que padece Colombia, pero a esta ciudad están a un paso de conquistarla.

“Siempre vamos unos con otros bajo las estrellas, vibrando en un trance que es superior al ruido del mundo”, publicó el Festival Estéreo Picnic en su Instagram este lunes, intentando resumir lo que las 87 mil personas disfrutaron en los tres días de festival. Un evento que ya se convirtió en un ritual anual en el que los colores, los sonidos, los olores y las texturas se reúnen para convertir las afueras de Bogotá en un mundo aparte, uno más libre, ruidoso y enérgico: un mundo distinto.

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Los Irie Kignz, con sus canciones en inglés, español y creole, fueron parte de los tintes que disfrutaron los 32 mil asistentes a la programación del último día del Festival Estéreo Picnic 2019. Con Me want party to night, se reconocieron en las voces de los que aún no se aprendían su nombre, levantaron del suelo a los incrédulos y aprovecharon para despedirse con la presentación de su nuevo sencillo Turn me on.

La isla de San Andrés se hizo presente en la capital colombiana, tocó fibras, calmó curiosidades y dejó claro que el Caribe, con todos sus sonidos y colores, es irresistible.