Villazón es un apellido de músicos en Valledupar. Allí nació Jerónimo, pero no es directamente de familia de artistas. Su padre nació en Pueblo Bello, un municipio cercano a la capital y dedicó su vida al campo.
Pero asegura que la sangre musical sí está presente por parte de su padre ─el abuelo de Jerónimo─ que es Villazón Molina. “Mi padre viene de los Molina en Urumita (La Guajira), de los mismos del compositor Sergio Moya Molina”, afirma el Armando Villazón, padre del Jerónimo.
Su padre y también su tío han sido las personas que más lo han ayudado en su carrera como acordeonero. “Una persona muy importante me regaló mi primer acordeón fue mi tío. Él notaba que yo le tenía afecto al acordeón. Fue una experiencia muy bonita y muy importante, ya que me sirvió para el futuro”, afirma Jerónimo.
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La vena musical de su padre lo hacía disfrutar de los festivales vallenatos. Llevaba a Jerónimo y dice que cuando su hijo escuchaba el instrumento, le producía muchas emociones. Le gustaba la forma en que sonaba el aparato. Pensó que sería un buen acordeonero.
Le compró su primer acordeón a los seis años. La primera canción que aprendió fue “El cantor” de Fonseca de Carlos Huertas y luego otras más. Le buscó un profesor y cuando sintió que ya estaba listo para concursar lo siguió llevando en festivales, pero ahora a concursar. Así fue formando su estilo.
Los referentes de Jerónimos son dos acordeoneros de épocas distintas. Tiene lo clásico y lo moderno. “Del maestro Emiliano Zuleta su veteranía, su firmeza y el pulso que tiene para interpretar el acordeón y de Rolando Ochoa esa creatividad e imaginación para crear pases tan bonitos”, asegura Jerónimo.
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Pero a él le gusta el vallenato-vallenato por encima del moderno.
El festival más importante
El primer festival en que concursó fue el de Patillal. Ahí quedó de finalista. Hoy Jerónimo suma 10 festivales ganados. Pero hay uno por el que más ha trabajado y más se ha esforzado. En 2017 concursó primera vez y al año siguiente se hizo con la corona de la categoría Infantil.
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Su visión seguía en este festival. Dio el siguiente paso y en 2021 se presentó a la categoría Juvenil. En ese momento no quedó como ganador, pero le sirvió como motor para prepararse hasta la siguiente edición.
Se repitió la historia y este año se hace acreedor de la corona. “Apenas terminé de concursar en la categoría del año pasado seguí con mi preparación hasta este y hoy se ven los frutos”, asegura.
Quiere seguir presentándose a otros festivales, pero su mirada sigue fija en este mismo festival. El más importante. El de la Leyenda Vallenata. Ahora su siguiente paso es la categoría Aficionado.
*De la Fundación Color de Colombia