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Cualquiera pensaría que Jerry Lee Lewis nació en una familia privilegiada, pero no fue así. Sus primeros años fueron difíciles, pues su familia era muy pobre, y aunque la situación era complicada, su amor por la música pudo con todo. Comenzó a tocar piano desde muy joven y su talento era absoluto, tanto así, que sus padres decidieron hipotecar la finca que tenían para poder comprarle un piano.
Fueron años de práctica constante hasta que logró encontrar un sonido propio, influenciado por los géneros populares de la época (country, rhythm and blues, boogie-woogie y gospel), su curiosidad y sus ganas de aprender más sobre la música y el instrumento lo llevaron a los guetos negros para escuchar a los cantantes de blues.
Desde allí, Jerry soñaba con ser un grande de la música y decidió empezar con una pequeña presentación en Luisiana, su ciudad natal, el 29 de septiembre de 1949. No fue algo grande, pero su interpretación de “Drinkin wine, spoo-dee-o-dee” gustó tanto, que se presentó varias veces en otros lugares.
Se casó por primera vez siendo muy joven, en 1952, y ese mismo año grabó “New Orleans boogie” y “Don’t stay away (’til love grows old)”, versión country… estas fueron sus primeras canciones. Poco tiempo después se casó de nuevo sin divorciarse de su otra esposa, y fruto de su segundo matrimonio nació su primer hijo Jerry Lee Lewis Jr. Él seguía probando suerte con la música, tocando puertas y recibiendo algunas negativas, pero tiempo después llegó la hora de brillar.
El comienzo del éxito
En 1956, se fue a Memphis, Tennessee, la ciudad del sur de Estados Unidos famosa por ser la cuna del soul, el blues y el rock, y se vinculó con el productor Sam Phillips en Sun Records, fundamental en el ascenso de Presley.
Lewis, Presley y Johnny Cash se juntaron en diciembre de ese año con Carl Perkins en el estudio para la famosa sesión de grabación conocida como “Million Dollar Quartet”, lanzada mucho más tarde con gran éxito.
Lewis saltó a la fama al año siguiente con su gran éxito “Whole Lotta Shakin’ Goin’ On”, cuya letra conmocionó a algunas radios, que al principio se negaron a emitirla.
La que siguió, “Great Balls of Fire”, sigue siendo uno de los sencillos más vendidos de todos los tiempos, y también fue el nombre de una película de 1989 sobre Lewis protagonizado por el actor Dennis Quaid y la actriz Winona Ryder.
Para el verano de 1958, Lewis, apodado “The Killer”, ya estaba disparado a la cima, con fanáticos que llenaban los conciertos, dinero que fluía y un tercer hit, “Breathless”, que se abría camino en las listas de éxitos.
En una era en la que incluso el más mínimo movimiento de la parte inferior del cuerpo de Presley causaba sensación, Lewis fue más allá, golpeando las teclas con manos y pies y saltando sobre su piano de cola en medio de chillidos de alegría.
Entre polémicas
Pero todo eso se derrumbó en 1958 cuando Lewis se embarcó en una gira por Reino Unido y la prensa descubrió que se había casado con su prima segunda Myra, de 13 años.
“Sabía que eso estaba mal”, dijo Lewis a The Washington Post más tarde.
Su regreso a Estados Unidos también resultó ser un duro despertar: lo habían puesto en la lista negra de la radio y la televisión. “Pasar de ganar 10.000 dólares la noche a ganar 250 dólares es una gran decepción”, admitió.
Durante la mayor parte de la década de 1960, Lewis quedó al margen, eclipsado por la próxima generación, como The Beatles. Sin embargo, su legado pionero perduró.
Cuando se conocieron a principios de la década de 1970, John Lennon se arrodilló para besar los pies de Lewis y le dijo: “Tú eres el hombre que hizo posible que yo fuera una estrella del rock & roll”.
“Simplemente quedé helado”, dijo más tarde Lewis a la revista GQ sobre ese momento.
El legado de una leyenda
En busca de un nuevo comienzo, Lewis se pasó a la música country. También volvió a grabar algunas de sus canciones clásicas.
En 1986, formó parte de la primera clase incluida en el Salón de la Fama del Rock and Roll, el museo del rock, en Cleveland, Ohio, junto con otros grandes como Presley, Berry, James Brown y Ray Charles.
Recibió un premio Grammy por su trayectoria en 2005. Al final de su vida, colaboró con Mick Jagger y Eric Clapton en sus álbumes de estudio. Pero su vida personal siguió siendo tormentosa.
Después de 14 años de matrimonio con Myra, la pareja se separó. Casado dos veces antes de su boda con Myra, Lewis caminó hacia el altar cuatro veces después. Tuvo seis hijos. Uno murió al caerse en una piscina cuando era un niño pequeño y otro murió en un accidente automovilístico.
En 1993, los líos con el gobierno de Estados Unidos por impuestos atrasados provocaron la incautación de sus pianos, muebles y otros artículos personales para cubrir la deuda.
Lewis era un bebedor contumaz y, en ocasiones también consumía medicamentos de receta. Realizó numerosas giras a finales de su vida, aunque un derrame cerebral en 2019 redujo su agenda.
“Cuando me miren, quiero que me recuerden no por todas mis esposas, aunque he tenido algunas, y ciertamente no por ninguna mansión o dinero”, dijo Lewis. “Quiero que me recuerden simplemente por mi música”.