Jerry Rivas y El Gran Combo, un legado salsero
La famosa agrupación se presentará en la Feria de Manizales, que empezó el pasado 2 de enero y se realizará hasta el 10 de este mes. Rivas, quien ha sido miembro del grupo por 44 años, habla sobre su trayectoria y el importante legado de la orquesta.
¿Tiene alguna expectativa sobre la presentación que realizará El Gran Combo en la Feria de Manizales?
Estamos ansiosos y muy agradecidos con Dios por todas las bendiciones. También estamos contentos, porque, a pesar de todas las dificultades que el mundo ha atravesado por cuenta del covid-19, hemos podido ir retomando poco a poco.
¿Cómo hizo una agrupación tan grande para sobrevivir en estos tiempos de pandemia?
Cuidándonos mucho, siguiendo todos los protocolos, y aunque no pudimos vernos por un tiempo, cada uno aprovechó para estar con la familia. Extrañábamos mucho hacer música, pero las circunstancias no lo permitían en ese momento… queríamos montarnos en un avión y visitar distintos países, pero poco a poco pudimos ir saliendo de la isla y presentarnos en un escenario con público presencial.
¿Cuál fue el contexto salsero en el que usted llegó al grupo, hace más de cuarenta años?
Eso fue en la época de la Fania y las casas disqueras. Recuerdo mucho que uno de los grandes de la salsa en ese momento era Cheo Feliciano, también Tito Puente, Héctor Lavoe, Ismael Miranda… y luego como cantante fue otra historia. En ese momento el vocalista era el director, y nosotros hicimos un grupo conocido como el Conjunto Chaney, fue ahí cuando me tocó empezar a cantar, siempre rodeado de estos grandes maestros de la salsa.
¿Fue discriminado de alguna manera por ser el único hombre blanco rodeado de talento afro?
Sí, los primeros meses con el grupo fueron difíciles, a veces recibía comentarios de que era muy blanco o que no iba con la esencia de la agrupación, porque la mayoría eran de raza negra, aunque en El Gran Combo no fui el primer cantante blanco: estuvo Andy Montañez, que no es tan blanco como yo, pero igual lo es. No fue fácil al principio, esa es la verdad.
¿Cuál cree que ha sido el aporte y el legado de El Gran Combo a la salsa?
Debo decir que entiendo que probablemente El Gran Combo no es el mejor grupo del mundo, pero aun así es una de las orquestas más admiradas de la historia; es un gran ejemplo. Llevo 44 años siendo parte de ella y solo puedo decir que estoy agradecido con la vida por ser una pieza clave. Nuestras canciones nunca han tenido letras hirientes, y son fáciles de entender… la identidad musical del grupo es muy importante también, al igual que la disciplina.
¿Cómo identifica la salsa en cada etapa que ha tenido el género?
Debemos aceptar que la salsa, originalmente son cubano, porque nació en Cuba, es un género que ha tenido cambios y que los soporta. Nosotros como El Gran Combo hemos tratado de entrar en esos cambios sin perder la identidad del grupo; por ejemplo, en la salsa romántica grabamos nuestro sencillo “Ámame” y “Acero”, que fueron temas que la gente aceptó. Los cambios que ha tenido el género, a mi parecer, lo han favorecido, porque lo sacan de lo monótono y todo el tiempo está innovando. Yo siempre digo que El Gran Combo debe morir de la manera en la que nació, con su identidad intacta.
¿Le ve un punto final al grupo? ¿Cree que en algún momento caducará?
Creo que El Gran Combo podría seguir si nos ponemos de acuerdo en el grupo, pero de lo contrario sería muy difícil, porque así como está conformado es exitoso, es la esencia, y si no seguimos el mandato de su fundador, Rafael Ithier, no creo que haya futuro.
¿Cómo define la sensación de estar en el estudio haciendo música y la de estar en el escenario frente al público?
Soy honesto, en el estudio la gente de afuera pensará que es muy fácil, pero no es así. Aunque uno va preparado, siempre se encuentra con algo que no cuadra. Siempre digo que el estudio de grabación es como el polígrafo, y lo comparo con eso porque ese espacio es la hora de la verdad, aunque hoy en día es mucho más fácil hacer música, pero sigue siendo tedioso y no es lo mismo que estar en un escenario. El escenario es mágico, tú tienes un público al frente y sabes que tienes que hacerlo bien, el escenario es más relajante y el estudio es más frío.
¿Cómo escogen los temas que interpretan en un concierto?
Nosotros tenemos bastantes canciones, es un consenso en el que todos escogemos cuáles son las que queremos incluir en el repertorio. Rafael es quien elige quién de nosotros puede cantar determinada canción por el registro, por el tono de voz; es un proceso.
¿Tiene alguna expectativa sobre la presentación que realizará El Gran Combo en la Feria de Manizales?
Estamos ansiosos y muy agradecidos con Dios por todas las bendiciones. También estamos contentos, porque, a pesar de todas las dificultades que el mundo ha atravesado por cuenta del covid-19, hemos podido ir retomando poco a poco.
¿Cómo hizo una agrupación tan grande para sobrevivir en estos tiempos de pandemia?
Cuidándonos mucho, siguiendo todos los protocolos, y aunque no pudimos vernos por un tiempo, cada uno aprovechó para estar con la familia. Extrañábamos mucho hacer música, pero las circunstancias no lo permitían en ese momento… queríamos montarnos en un avión y visitar distintos países, pero poco a poco pudimos ir saliendo de la isla y presentarnos en un escenario con público presencial.
¿Cuál fue el contexto salsero en el que usted llegó al grupo, hace más de cuarenta años?
Eso fue en la época de la Fania y las casas disqueras. Recuerdo mucho que uno de los grandes de la salsa en ese momento era Cheo Feliciano, también Tito Puente, Héctor Lavoe, Ismael Miranda… y luego como cantante fue otra historia. En ese momento el vocalista era el director, y nosotros hicimos un grupo conocido como el Conjunto Chaney, fue ahí cuando me tocó empezar a cantar, siempre rodeado de estos grandes maestros de la salsa.
¿Fue discriminado de alguna manera por ser el único hombre blanco rodeado de talento afro?
Sí, los primeros meses con el grupo fueron difíciles, a veces recibía comentarios de que era muy blanco o que no iba con la esencia de la agrupación, porque la mayoría eran de raza negra, aunque en El Gran Combo no fui el primer cantante blanco: estuvo Andy Montañez, que no es tan blanco como yo, pero igual lo es. No fue fácil al principio, esa es la verdad.
¿Cuál cree que ha sido el aporte y el legado de El Gran Combo a la salsa?
Debo decir que entiendo que probablemente El Gran Combo no es el mejor grupo del mundo, pero aun así es una de las orquestas más admiradas de la historia; es un gran ejemplo. Llevo 44 años siendo parte de ella y solo puedo decir que estoy agradecido con la vida por ser una pieza clave. Nuestras canciones nunca han tenido letras hirientes, y son fáciles de entender… la identidad musical del grupo es muy importante también, al igual que la disciplina.
¿Cómo identifica la salsa en cada etapa que ha tenido el género?
Debemos aceptar que la salsa, originalmente son cubano, porque nació en Cuba, es un género que ha tenido cambios y que los soporta. Nosotros como El Gran Combo hemos tratado de entrar en esos cambios sin perder la identidad del grupo; por ejemplo, en la salsa romántica grabamos nuestro sencillo “Ámame” y “Acero”, que fueron temas que la gente aceptó. Los cambios que ha tenido el género, a mi parecer, lo han favorecido, porque lo sacan de lo monótono y todo el tiempo está innovando. Yo siempre digo que El Gran Combo debe morir de la manera en la que nació, con su identidad intacta.
¿Le ve un punto final al grupo? ¿Cree que en algún momento caducará?
Creo que El Gran Combo podría seguir si nos ponemos de acuerdo en el grupo, pero de lo contrario sería muy difícil, porque así como está conformado es exitoso, es la esencia, y si no seguimos el mandato de su fundador, Rafael Ithier, no creo que haya futuro.
¿Cómo define la sensación de estar en el estudio haciendo música y la de estar en el escenario frente al público?
Soy honesto, en el estudio la gente de afuera pensará que es muy fácil, pero no es así. Aunque uno va preparado, siempre se encuentra con algo que no cuadra. Siempre digo que el estudio de grabación es como el polígrafo, y lo comparo con eso porque ese espacio es la hora de la verdad, aunque hoy en día es mucho más fácil hacer música, pero sigue siendo tedioso y no es lo mismo que estar en un escenario. El escenario es mágico, tú tienes un público al frente y sabes que tienes que hacerlo bien, el escenario es más relajante y el estudio es más frío.
¿Cómo escogen los temas que interpretan en un concierto?
Nosotros tenemos bastantes canciones, es un consenso en el que todos escogemos cuáles son las que queremos incluir en el repertorio. Rafael es quien elige quién de nosotros puede cantar determinada canción por el registro, por el tono de voz; es un proceso.