Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Cómo llegó a la música?
Todo fue por la curiosidad constante de mis padres para mantenerme activo desde muy pequeño, con muchas actividades a la vez, y fue en esa búsqueda que encontré algo mágico, me tocó la oportunidad de vivir un programa que se abrió en mi ciudad iniciando los años 90: la Red de Escuelas de Música de Medellín. En 1998 formé parte de la primera generación de este programa, que me permitió conocer la música de otra manera, es decir, me conectó la vida a través de un instrumento.
Usted inició su vida artística con el violonchelo, ¿por qué emprendió un nuevo camino hacia la dirección orquestal?
El violonchelo es y siempre será el alma que me ha hecho crecer en este camino como músico. Para mí fue una llave que me abrió la puerta para conocer y conectarme con el mundo. Con él tuve la oportunidad de tocar con orquestas juveniles y profesionales en diversos lugares del mundo, y siento que, de una manera muy orgánica, casi como un imán, el mundo de la dirección orquestal me estaba atrayendo constantemente. El ir y venir de los directores me cautivaba por su mística, porque nos convocaban a hacer música, nos generaban unos colores y unos timbres extraordinarios a todos los instrumentistas, y me dije: ¡sería grandioso llegar a hacer eso!
¿Qué desafíos ha tenido que superar en la escena musical colombiana?
El contexto de ser músico como profesión, es uno de los retos que uno tiene. En el lenguaje coloquial la música se toma como un hobby. El primer mito que tuve que romper, fue no solo considerarlo mi hobby, sino mi pasión, por consiguiente, mi profesión. Además, tuve el apoyo de toda mi familia y de un sistema del que hacía parte. Pero sin duda, es el convencimiento constante de que esta profesión requiere tiempo y dedicación.¿Cómo llegó a ser director residente de la Orquesta Filarmónica de Medellín?
En 2017 acababa de finalizar mi cargo como director sinfónico de la Fundación Nacional Batuta. Posteriormente tomé la decisión con mi esposa de irme fuera del país. Estando allí, en 2018, tuve la oportunidad de recibir un par de invitaciones en Colombia, con las Orquestas Filarmónica de Medellín y Bogotá, para las vacantes de director residente y otro asistente, respectivamente. Para mí ha sido maravilloso asumir este rol de director residente en Filarmed, porque uno de los retos más interesantes es afrontar la orquesta desde diversos idiomas y contextos musicales.
Fue nombrado director asistente de la Orquesta de Extremadura, ¿cómo fue el proceso para llegar allí?
La prueba de director asistente para la Orquesta de Extremadura consistió en dos etapas: la primera fue el envío de dos videos, uno artístico mostrando las cualidades como director de orquesta, y otro realizando una presentación personal y el interés de participar en la OEX. Luego vinieron otras etapas y las evaluaciones de las pruebas fueron realizadas por los músicos de la orquesta y un jurado que me escogió como director asistente.
¿Cuáles son los retos que asumirá como director asistente de Extremadura?
Acompañar al director titular en todo el componente artístico que tiene la orquesta en los conciertos de temporada, un acompañamiento no solo en los ensayos, sino también en la planeación y el crecimiento artístico de la orquesta. Por otro lado, la oportunidad de acompañar y asesorar a todos los solistas y directores que se tienen invitados. En definitiva, me convertí en un puente entre todos los artistas y la misma orquesta.
¿Qué representa este logro?
Representa la posibilidad de comenzar a desarrollar mi carrera como director de orquesta en Europa, así como la convicción de que nunca hay que desfallecer por las metas que uno se proponga.
¿Cree que su rol en la Orquesta de Extremadura le permitirá ayudar a músicos colombianos a impulsar su carrera por fuera del país?
Es una gran responsabilidad, me llena de ilusión. Con este cargo me convierto en un embajador de nuestro país. Pero principalmente debo consolidar el rol que tengo, seguramente dentro de ese desarrollo tendré la oportunidad de crear proyectos, y eso me apasiona. Entonces sería algo muy bello si logramos tejer un puente para que no solo los músicos colombianos vayan a España, sino que los músicos españoles puedan venir a Colombia.