Juanes, una voz en la cordillera
En “Vida cotidiana”, su más reciente álbum, el cantante desnuda su alma y hace un recorrido por sus casi cuatro décadas de carrera para volver a su origen. Es el camino de la madurez artística matizado por un baño de éxitos, pero también de fracasos.
Daniela Suárez Zuluaga
“Algunas luces se encienden, los letreros con corazones y el nombre “Juanes” aparecen por todo lado, mientras la respiración se agota cada vez más. Sus amigos, su familia, su país, hasta el mismo presidente de Colombia, están atentos a que lo que diga y haga lo haga bien, a que no se equivoque, a que el acorde y el solo estén en la escala tonal. Pero nada de eso importa, pues luego de esperar, de la ansiedad y del sudor, suenan las baquetas, la guitarra; sale Juanes aferrado a su guitarra con la mano izquierda, con la derecha, su dedo índice apunta al cielo y luego al público, y por fin música, su música”… Así describe Diego Londoño en su libro Juanes: 1.577.836.800 segundos el momento exacto en el que Juan Esteban Aristizábal pisa el escenario, y todo cambia.
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“Algunas luces se encienden, los letreros con corazones y el nombre “Juanes” aparecen por todo lado, mientras la respiración se agota cada vez más. Sus amigos, su familia, su país, hasta el mismo presidente de Colombia, están atentos a que lo que diga y haga lo haga bien, a que no se equivoque, a que el acorde y el solo estén en la escala tonal. Pero nada de eso importa, pues luego de esperar, de la ansiedad y del sudor, suenan las baquetas, la guitarra; sale Juanes aferrado a su guitarra con la mano izquierda, con la derecha, su dedo índice apunta al cielo y luego al público, y por fin música, su música”… Así describe Diego Londoño en su libro Juanes: 1.577.836.800 segundos el momento exacto en el que Juan Esteban Aristizábal pisa el escenario, y todo cambia.
¿Cómo no va a cambiar? Si Juanes no hay dos. Desde que cumplió 15 años comenzó a hacer historia en Ekhymosis, la banda de metal que hizo que miles de personas corearan Solo, De madrugada, Sin rencores y La tierra en los 90, la misma banda de metal que casi abre un concierto de Bon Jovi en Bogotá, pero que el asesinato de Álvaro Gómez lo impidió.
Adolescencia y juventud: Ekhymosis
Su primer gran concierto lo dio a los 16 años en un polideportivo en el sur de Medellín, todavía estaba en el colegio, lejos de imaginar que se convertiría en uno de los artistas colombianos más exitosos de todos los tiempos. Pero antes de la fama, lo que Juanes vivió con Ekhymosis fue una evolución. Toques en casas abandonadas, garajes, bares, cabellos largos y metal en las venas, así empezó un sueño que poco a poco se fue consolidando, fue tomando forma, le cambió la vida.
“Los grandes momentos de Ekhymosis fueron una escuela para Juanes. Los conciertos, los viajes y los instantes de sacar de adentro la música se convirtieron en una hermosa catarsis para seguir soñando con que se podía vivir de hacer canciones y entregarlas sin apego a quien las quisiera hacer suyas”, cuenta Londoño en su libro.
Adultez, los comienzos como solista
Más de una década después Juanes decidió decirle adiós a su banda de metal. Las incógnitas sobre qué iba a hacer con su vida eran pan de cada día y lo agobiaban, eran tiempos universitarios, tenía que tomar decisiones. Pero mientras eso pasaba no paraba de hacer canciones, la música nunca se fue de su lado y él se resistía a dejarla. Mientras hacía maquetas de la forma más artesanal que podía, estudiaba diseño industrial en la Pontificia Universidad Bolivariana… Igual, él siempre prefirió la música.
El viaje que le cambió la vida tuvo como destino la ciudad de Miami. Marusa Reyes quería construir un proyecto de él como solista y se lo llevó para las agitadas calles de Estados Unidos. Juanes se quedó en la casa de Memo Arias un poco más de una semana, allí compuso, escribió textos y pensó en nombres artísticos como “Juan Escarlata”, a lo que Memo le dijo: “No, Juan, qué nombre tan malo”.
Los nombres claves para el inicio de su éxito como solista fueron Gustavo Santaolalla y Aníbal Kerpel. A ellos los conoció allá, en Estados Unidos, y entre reuniones, ideas, cambios de nombre artístico, estilo musical y largas jornadas de grabación nació Fíjate bien, el primer álbum como solista, el inicio de un legado imparable.
Ascenso, fama y amor
A una carrera que prometía ser exitosa no podía faltarle su musa, y es que entre todo lo que le estaba pasando a Juanes, luego de que su primer álbum como solista vendiera más de un millón de copias en el mundo, hubo espacio para el amor, pero no cualquier amor, el amor de su vida: Karen Martínez, o Cecilia, como él le dice. Ella fue la inspiración que lo llevó a componer Fotografía, ella lo acompañó, lo escuchó y desde siempre fue testigo del fenómeno en el que él se estaba convirtiendo.
Llegó Un día normal con himnos que, hasta el día de hoy, no se cantan… se gritan. A Dios le pido, Es por ti, La paga y La única aparecieron como una obra de arte. Luego vino Mi sangre con La camisa negra, Para tu amor y Nada valgo sin tu amor. Giras, premios, reconocimientos, más giras. Después La vida… es un ratico, P.A.R.C.E, Loco de amor, Mis planes son amarte, más éxito, más premios, más Grammys, menos tiempo para su familia y para él mismo.
La madurez de la “Vida cotidiana”
Luego de haber recorrido el mundo con su música, de recibir decenas de premios y reconocimientos, de haber llenado una cantidad innumerable de estadios, explorar, experimentar, de no gustarle lo que hacía y de pasar por un mal momento llegó la hora de parar. Cansado de no poder pasar tiempo con su familia, por siempre estar lejos, llegó la pandemia.
La pandemia lo ayudó a hacer un alto en el camino, a reconectarse con Cecilia, Luna, Paloma y Dante, su familia… A entender que toda esta carreta sobre su carrera musical tenía un sentido: madurar y apreciar desde esa madurez todas las etapas de su vida, desde que tenía 15 años y fundó Ekhymosis, hasta este álbum que desnuda su alma: Vida cotidiana.
“Poder hablar en las canciones sobre lo que me pasa en la vida normal, en la vida cotidiana, de mis relaciones con mi esposa, con mis hijos y con el mundo se convierte en eso, en lo que representa estar vivo aquí… Estas canciones hablan de eso justamente”, dijo Juanes en entrevista a Hora 13 Noticias.
Desde la crisis profunda que tuvo con su esposa hasta los desencuentros con su hija Luna fueron la inspiración para crear las 11 canciones que componen el álbum, que además es una introspección a sus orígenes, a su sonido de antes. Ese mismo sonido que se escuchará el domingo 24 de septiembre en el Festival Cordillera, un evento que materializa la esencia de los sonidos latinoamericanos, y de Juanes como uno de sus mayores exponentes.
“Una vida recorrida por caminos de piedras, autopsias, aire y nubes llenos de costales de alegría, tristeza, rabia, amargura, triunfos y derrotas, pero sobre todo de aprendizajes que han sabido a su manera formar mi carácter”, Juanes.