K-pop, el estilo que hizo célebre a Kim Jong-Hyun
Esta propuesta sonora, que es un híbrido entre la música tradicional de Corea del Sur y manifestaciones occidentales como el jazz, el rock y la electrónica, tuvo en Kim Jong-Hyun a uno de sus máximos representantes contemporáneos. Pero. ¿de dónde salió el género?
Redacción música
El K-pop es tan cíclico como muchas de las manifestaciones sonoras que han acompañado el desarrollo de la humanidad. Su base estructural comprende los estilos tradicionales de Corea del Sur, lo que quiere decir que se trata de música de Oriente en su versión más pura pero que se ha dejado influenciar por estilos occidentales, muchos de ellos arrastrados por los aires de la modernidad. (Leer Cantante de SHINee dejó carta en la que detalla su depresión).
Uno de los condimentos esenciales del K-pop es el arraigo de sus historias narradas desde finales del siglo XIX. La radiografía de lo que ocurría en sus poblaciones, los conflictos de carácter humano y la lucha entre el bien y el mal marcaron el rumbo del género desde que empieza a aparecer en el radar.
Los conflictos sociales, políticos y geográficos entre Japón y Corea fueron determinantes en la gestación de lo que se conocería más tarde como K-pop. Los japoneses realizaron un aporte significativo tanto en las formas de relato como en la implementación de manifestaciones sonoras, que comenzaron a mezclarse con las propuestas artísticas genuinas de los coreanos.
Ahí empezó a abonarse el terreno para la consolidación del género. A mediados de la década del 20 del siglo pasado, el pop ya era un término casi universal que lograba condensar en sus tres letras unidas a cualquier tipo de estilo vinculado con la música popular, sin importar el país de origen. Lo que caracterizó ese periodo fue un tipo de canción tradicional, algunas veces traducida al japonés.
Años más tarde, a Corea del Sur llegan géneros musicales procedentes del jazz, del blues y del Rhythm and Blues. Con estos aires, las tradiciones del país se acoplaron muy bien y hablaron el mismo lenguaje de los jóvenes, quienes además de escudriñar en el pasado también querían ser testigos de lo que se escuchaba en el universo.
El impacto del rock en la década del 60 fue determinante para el K-pop porque lo ayudó a multiplicar sus prioridades. Con la fusión singular entre el pop coreano (ya era llamado así en ese entonces) y el rock de las grandes bandas y de las súper estrellas, la historia del género cambió y la situación nunca volvió a ser igual. Como aparecieron los Beatles, los Rolling Stones y Elvis Presley, de la misma manera surgieron ídolos propios que determinaban el rumbo de la juventud.
El rock ayudó a que el disco y el funk, liderando el espectro del sonido afro, entraran muy fácil en el mercado coreano y, muy pronto, el K-pop se involucró con esos nuevos ingredientes logrando un estilo de sonoridad singular. Sin embargo, faltaba todavía la incursión de un elemento vital dentro del estilo, el componente visual.
Un ritmo pegajoso, que de manera simultánea alude al pasado y al presente de una población; una historia que exhibe su tradición y bondad al fusionarse con otros géneros de corte universal; y su desarrollo visual destacado, han hecho que el mundo ponga los ojos en el denominado K-pop.
Hoy no es del todo difícil encontrar un interlocutor que sepa del tema y mucho menos ahora cuando Kim Jong-Hyun, una de sus principales figuras contemporáneas es noticia por su muerte el domingo pasado y por sus palabras de despedida. “Estoy roto por dentro. La depresión que lentamente me ha ido carcomiendo ya me ha devorado, y no he podido superarla. Es increíble lo mucho que duele. Nadie está más atormentado ni debilitado que yo”, dice la carta escrita por el joven artista. (Galería Fans de SHINee, conmocionados por suicidio de Kim Jong-hyun).
Kim Jong-Hyun debutó en mayo de 2008 como cantante principal de un colectivo juvenil llamado SHINee, uno de los grupos masculinos de mayor renombre en el K-Pop, y a partir de entonces su nombre se familiarizó en radio, televisión y cine, donde tuvo algunas figuraciones puntuales.
El cantante coreano acababa de actuar como solista en Seúl y también había confirmado su participación en un evento decembrino. “Volverme famoso probablemente no era mi destino. Me dicen que por eso lo estoy pasando mal… ¿Por qué lo elegí?” fueron las palabras escritas por Kim Jong-Hyun a su amiga Jang Hee-Yeon, integrante del grupo Dear Cloud. Ella divulgó la misiva este martes y, tal vez sin proponérselo, reactivó el fenómeno del K-pop coreano en el planeta.
El K-pop es tan cíclico como muchas de las manifestaciones sonoras que han acompañado el desarrollo de la humanidad. Su base estructural comprende los estilos tradicionales de Corea del Sur, lo que quiere decir que se trata de música de Oriente en su versión más pura pero que se ha dejado influenciar por estilos occidentales, muchos de ellos arrastrados por los aires de la modernidad. (Leer Cantante de SHINee dejó carta en la que detalla su depresión).
Uno de los condimentos esenciales del K-pop es el arraigo de sus historias narradas desde finales del siglo XIX. La radiografía de lo que ocurría en sus poblaciones, los conflictos de carácter humano y la lucha entre el bien y el mal marcaron el rumbo del género desde que empieza a aparecer en el radar.
Los conflictos sociales, políticos y geográficos entre Japón y Corea fueron determinantes en la gestación de lo que se conocería más tarde como K-pop. Los japoneses realizaron un aporte significativo tanto en las formas de relato como en la implementación de manifestaciones sonoras, que comenzaron a mezclarse con las propuestas artísticas genuinas de los coreanos.
Ahí empezó a abonarse el terreno para la consolidación del género. A mediados de la década del 20 del siglo pasado, el pop ya era un término casi universal que lograba condensar en sus tres letras unidas a cualquier tipo de estilo vinculado con la música popular, sin importar el país de origen. Lo que caracterizó ese periodo fue un tipo de canción tradicional, algunas veces traducida al japonés.
Años más tarde, a Corea del Sur llegan géneros musicales procedentes del jazz, del blues y del Rhythm and Blues. Con estos aires, las tradiciones del país se acoplaron muy bien y hablaron el mismo lenguaje de los jóvenes, quienes además de escudriñar en el pasado también querían ser testigos de lo que se escuchaba en el universo.
El impacto del rock en la década del 60 fue determinante para el K-pop porque lo ayudó a multiplicar sus prioridades. Con la fusión singular entre el pop coreano (ya era llamado así en ese entonces) y el rock de las grandes bandas y de las súper estrellas, la historia del género cambió y la situación nunca volvió a ser igual. Como aparecieron los Beatles, los Rolling Stones y Elvis Presley, de la misma manera surgieron ídolos propios que determinaban el rumbo de la juventud.
El rock ayudó a que el disco y el funk, liderando el espectro del sonido afro, entraran muy fácil en el mercado coreano y, muy pronto, el K-pop se involucró con esos nuevos ingredientes logrando un estilo de sonoridad singular. Sin embargo, faltaba todavía la incursión de un elemento vital dentro del estilo, el componente visual.
Un ritmo pegajoso, que de manera simultánea alude al pasado y al presente de una población; una historia que exhibe su tradición y bondad al fusionarse con otros géneros de corte universal; y su desarrollo visual destacado, han hecho que el mundo ponga los ojos en el denominado K-pop.
Hoy no es del todo difícil encontrar un interlocutor que sepa del tema y mucho menos ahora cuando Kim Jong-Hyun, una de sus principales figuras contemporáneas es noticia por su muerte el domingo pasado y por sus palabras de despedida. “Estoy roto por dentro. La depresión que lentamente me ha ido carcomiendo ya me ha devorado, y no he podido superarla. Es increíble lo mucho que duele. Nadie está más atormentado ni debilitado que yo”, dice la carta escrita por el joven artista. (Galería Fans de SHINee, conmocionados por suicidio de Kim Jong-hyun).
Kim Jong-Hyun debutó en mayo de 2008 como cantante principal de un colectivo juvenil llamado SHINee, uno de los grupos masculinos de mayor renombre en el K-Pop, y a partir de entonces su nombre se familiarizó en radio, televisión y cine, donde tuvo algunas figuraciones puntuales.
El cantante coreano acababa de actuar como solista en Seúl y también había confirmado su participación en un evento decembrino. “Volverme famoso probablemente no era mi destino. Me dicen que por eso lo estoy pasando mal… ¿Por qué lo elegí?” fueron las palabras escritas por Kim Jong-Hyun a su amiga Jang Hee-Yeon, integrante del grupo Dear Cloud. Ella divulgó la misiva este martes y, tal vez sin proponérselo, reactivó el fenómeno del K-pop coreano en el planeta.