Karen Lizarazo, con sentimiento vallenato y femenino
Con su más reciente lanzamiento, “En la boca”, al lado de Gusi, la artista está lista para llevar, desde su propia perspectiva, el folclor que la ha acompañado en toda su vida.
María Camila Gil Niebles
Pocos conocen la historia detrás de la colaboración de Karen Lizarazo y Gusi. Desde que la artista vallenata escribió Ganas locas anhelaba compartir estudio con este artista, aunque para ese momento el intérprete y compositor se encontraba en plena promoción de Locos dementes con Greeicy y Mike Bahía. Pero como ella misma dice: “El tiempo de Dios es perfecto”, y seguro no se equivoca al mencionar la frase. Hace un año, sin imaginarlo, los dos se encontraban en una sala tratando de imaginar la letra de En la boca.
En ese momento tenían dos opciones. Por una parte, crear una canción que fuera de amor puro, o por el otro hablar del despecho. Sin embargo, encontraron una tercera opción, inspirarse en el romance de algo que apenas está comenzando y que aún no se ha concretado. Con toda la delicadeza, frescura y ternura desarrollaron una canción que le canta al inicio del amor y que hace referencia a las mariposas en el estómago. La experiencia de Gusi guió la voz de Karen Lizarazo hacia una atmósfera más íntima.
(Le recomendamos: Festival Mar de Acordeones: un encuentro bañado por el folclor)
“Uno tiene maneras de cantar en estudios de grabación y en vivo. Soy de las que trata de cantar igual para que la gente pueda seguir bien la letra. Entonces él trató de llevarme en ciertas partes para hacer algo más tierno y se notara la diferencia entre el canto en vivo y el de la grabación”.
La enseñanza no solo fue para este momento específico. Por el contrario, para la artista se convierte más en una doctrina de vida. “Todo lo que él me enseñó me ha servido mucho para otras grabaciones. Por ejemplo, ahora trataré de hacer algo mucho más íntimo en estudio para que le pueda llegar mucho más a un público nuevo”.
Esas palabras son el preámbulo de lo que quiere lograr esta mujer que le canta al amor, al despecho, a la naturaleza y otros temas desde la visión femenina del vallenato. Hace poco tiempo le llegó el sueño de cualquier cantante: firmar con una gran disquera internacional. Si bien su camino musical estaba creciendo de forma independiente, con esta nueva oportunidad, o como ella misma menciona, “un gran compromiso”, le abrirá las puertas al mundo y ella se encargará de motivar a las demás artistas vallenatas para que sigan sus pasos.
“Creo que de la mano de Universal Music viene todo, porque la disquera llegó a montarse a mi barco y yo llegué a montarme al barco de la disquera, que decidió acompañarme en ese camión que yo venía manejando sola. Creo que vamos a seguir haciendo las cosas mucho más proyectadas y contundentes. Universal es como un avión gigante que me dice: vamos a llegar allá a donde sueñan todos tus seguidores”.
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Karen Lizarazo recuerda cuando a los 13 años decidió que la música sería su futuro. Ella no esperaba cantar baladas o pop, ya que su gusto estaba marcado por el sonido generado por la caja, la guacharaca, la guitarra y el acordeón. El vallenato de su tierra Aguachica, Cesar. Sin embargo, para aquel momento no tenía un referente claro, Patricia Teherán había fallecido desde hacía mucho tiempo y Adriana Lucía estaba haciendo un vallenato propio, de sus raíces cordobesas, mientras que el resto de los músicos vallenatos eran hombres. Si bien ellos le habían abierto paso al género a nivel nacional y Carlos Vives había ganado hasta Grammy por sus nuevas versiones y ritmos, la historia de la mujer aún era muy corta o incluso ensombrecida.
“Nos sentíamos un poco huérfanas, porque no había una vallenata que nos representara. Estando tan joven me atreví a ocupar ese espacio lleno de machismo, pero mira a dónde me llevó ese sentimiento tan lindo y ahora no estoy sola, hay muchas más cada día”, cuenta con fuerza Karen Lizarazo.
Para esta artista, el sentimiento que les imprime la mujer a sus letras es diferente al de los hombres. “Las mujeres necesitábamos una vocera que hablara por nosotros, que dijera las cosas desde el corazón y el sentimiento de una mujer”.
La responsabilidad no es sencilla, la intérprete y compositora lleva sobre sus hombros el compromiso de cumplir su sueño, el de sus fanáticos, aquellos que son parte de la mancha morada, que alaban la energía que Karen Lizarazo transmite en los escenarios y fuera de ellos. De la misma manera, la artista siente la presión de cumplirle a la disquera lo que sus directivos se han imaginado con su carrera y, por supuesto, marcar un legado con su propio estilo.
“A mí nunca me ha interesado la fama, sino dejar un legado en la forma en la que hago mi música. Incluso como me comporto en la vida personal, que alguien me diga que quiere ser parte de la música vallenata, porque tal vez un día me vio a mí. El susto es por querer hacer las cosas bien”.
Mientras tanto, la construcción de esa herencia ya ha iniciado. Se encuentra disfrutando de la gran acogida de su sencillo con Gusi, En la boca, y cada día “las cosas se van dando”.
A Karen Lizarazo le acaba de llegar una canción que tiene banda mexicana y vallenato. Ha estado en la tarea de dejarse sorprender por la vida y no se rehúsa a probar diferentes sonidos para añadir a sus composiciones.
Pocos conocen la historia detrás de la colaboración de Karen Lizarazo y Gusi. Desde que la artista vallenata escribió Ganas locas anhelaba compartir estudio con este artista, aunque para ese momento el intérprete y compositor se encontraba en plena promoción de Locos dementes con Greeicy y Mike Bahía. Pero como ella misma dice: “El tiempo de Dios es perfecto”, y seguro no se equivoca al mencionar la frase. Hace un año, sin imaginarlo, los dos se encontraban en una sala tratando de imaginar la letra de En la boca.
En ese momento tenían dos opciones. Por una parte, crear una canción que fuera de amor puro, o por el otro hablar del despecho. Sin embargo, encontraron una tercera opción, inspirarse en el romance de algo que apenas está comenzando y que aún no se ha concretado. Con toda la delicadeza, frescura y ternura desarrollaron una canción que le canta al inicio del amor y que hace referencia a las mariposas en el estómago. La experiencia de Gusi guió la voz de Karen Lizarazo hacia una atmósfera más íntima.
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“Uno tiene maneras de cantar en estudios de grabación y en vivo. Soy de las que trata de cantar igual para que la gente pueda seguir bien la letra. Entonces él trató de llevarme en ciertas partes para hacer algo más tierno y se notara la diferencia entre el canto en vivo y el de la grabación”.
La enseñanza no solo fue para este momento específico. Por el contrario, para la artista se convierte más en una doctrina de vida. “Todo lo que él me enseñó me ha servido mucho para otras grabaciones. Por ejemplo, ahora trataré de hacer algo mucho más íntimo en estudio para que le pueda llegar mucho más a un público nuevo”.
Esas palabras son el preámbulo de lo que quiere lograr esta mujer que le canta al amor, al despecho, a la naturaleza y otros temas desde la visión femenina del vallenato. Hace poco tiempo le llegó el sueño de cualquier cantante: firmar con una gran disquera internacional. Si bien su camino musical estaba creciendo de forma independiente, con esta nueva oportunidad, o como ella misma menciona, “un gran compromiso”, le abrirá las puertas al mundo y ella se encargará de motivar a las demás artistas vallenatas para que sigan sus pasos.
“Creo que de la mano de Universal Music viene todo, porque la disquera llegó a montarse a mi barco y yo llegué a montarme al barco de la disquera, que decidió acompañarme en ese camión que yo venía manejando sola. Creo que vamos a seguir haciendo las cosas mucho más proyectadas y contundentes. Universal es como un avión gigante que me dice: vamos a llegar allá a donde sueñan todos tus seguidores”.
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Karen Lizarazo recuerda cuando a los 13 años decidió que la música sería su futuro. Ella no esperaba cantar baladas o pop, ya que su gusto estaba marcado por el sonido generado por la caja, la guacharaca, la guitarra y el acordeón. El vallenato de su tierra Aguachica, Cesar. Sin embargo, para aquel momento no tenía un referente claro, Patricia Teherán había fallecido desde hacía mucho tiempo y Adriana Lucía estaba haciendo un vallenato propio, de sus raíces cordobesas, mientras que el resto de los músicos vallenatos eran hombres. Si bien ellos le habían abierto paso al género a nivel nacional y Carlos Vives había ganado hasta Grammy por sus nuevas versiones y ritmos, la historia de la mujer aún era muy corta o incluso ensombrecida.
“Nos sentíamos un poco huérfanas, porque no había una vallenata que nos representara. Estando tan joven me atreví a ocupar ese espacio lleno de machismo, pero mira a dónde me llevó ese sentimiento tan lindo y ahora no estoy sola, hay muchas más cada día”, cuenta con fuerza Karen Lizarazo.
Para esta artista, el sentimiento que les imprime la mujer a sus letras es diferente al de los hombres. “Las mujeres necesitábamos una vocera que hablara por nosotros, que dijera las cosas desde el corazón y el sentimiento de una mujer”.
La responsabilidad no es sencilla, la intérprete y compositora lleva sobre sus hombros el compromiso de cumplir su sueño, el de sus fanáticos, aquellos que son parte de la mancha morada, que alaban la energía que Karen Lizarazo transmite en los escenarios y fuera de ellos. De la misma manera, la artista siente la presión de cumplirle a la disquera lo que sus directivos se han imaginado con su carrera y, por supuesto, marcar un legado con su propio estilo.
“A mí nunca me ha interesado la fama, sino dejar un legado en la forma en la que hago mi música. Incluso como me comporto en la vida personal, que alguien me diga que quiere ser parte de la música vallenata, porque tal vez un día me vio a mí. El susto es por querer hacer las cosas bien”.
Mientras tanto, la construcción de esa herencia ya ha iniciado. Se encuentra disfrutando de la gran acogida de su sencillo con Gusi, En la boca, y cada día “las cosas se van dando”.
A Karen Lizarazo le acaba de llegar una canción que tiene banda mexicana y vallenato. Ha estado en la tarea de dejarse sorprender por la vida y no se rehúsa a probar diferentes sonidos para añadir a sus composiciones.