Kei Linch: “Somos dueñas de nosotras a pesar de que representamos un movimiento”
Tras dos meses del lanzamiento de “Dulcinea”, su álbum debut, la rapera cundinamarquesa reflexiona sobre su papel como mujer, la importancia de la diferencia y lo que se viene en su carrera artística.
Zaira Sofia Ariza Varela
Karla Lucía Cajamarca, mejor conocida como Kei Linch, suma más de una docena de sencillos, dos Ep’s y un álbum de estudio. Tras su paso por el reality musical, el Factor X, ha construido una carrera sólida alrededor del rap, género que rige su corazón.
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Karla Lucía Cajamarca, mejor conocida como Kei Linch, suma más de una docena de sencillos, dos Ep’s y un álbum de estudio. Tras su paso por el reality musical, el Factor X, ha construido una carrera sólida alrededor del rap, género que rige su corazón.
Ahora, semanas después del lanzamiento de su disco debut, El Espectador conversó con ella sobre los retos de ser personaje público, la libertad de expresarse como mujer y el futuro del proyecto.
Ya pasaron dos meses desde el lanzamiento de “Dulcinea”, su primer álbum de estudio. ¿Cómo ha sido la recepción?
Ha sido muy bien recibido, ha conectado muchísimo con las personas, son facetas nuevas, la gente que ha crecido conmigo y con mi proyecto empieza a entenderme como artista, ven la evolución de mis letras. Me siento muy acompañada en este proceso.
La exploración de nuevos géneros trae consigo nuevos retos y nuevo público, ¿cómo conlleva esos cambios?
He entendido muchísimo lo del público desde el proceso del Factor X. Fue una plataforma que me ayudó a recolectar público más general. Eran adultos mayores, niños. Otro tipo de audiencia que no está acostumbrada a consumir rap. Desde allí para mí ha sido un reto enseñar quién soy, pero también es una oportunidad muy bonita para hacerle caer en la cuenta a las personas de que esto también es rap, que hay mil facetas de él y todas son válidas. Todos tenemos algo por decir.
Residiendo aquí de Bogotá, que es una ciudad muy rapera, pero también muy purista y radicalista, cuando llegas al punto de entonar ya es un pecado. No lo procesan de la manera correcta, pero si entendieran qué es el rap y qué es el hip-hop no se pondrían en el papel de juzgar y marginalizar procesos ajenos, los fundamentos son otros. Amor, paz, unidad y respeto, se les olvidan varios de ellos.
En el rap, mantenerse real a sí mismo tiene una relevancia especial. ¿Cómo ha sobrellevado el reconocimiento de los últimos años?
Yo hago música sin pretensiones desde el día uno, entonces todo lo que a mí me llega es por añadidura. El reconocimiento llega porque las cosas se están haciendo de buena manera pero igual es algo que me cuesta manejar porque soy humana, porque vengo de un entorno muy humilde y tranquilo. Salir de allí y entender que el mundo es más grande, que soy figura pública y de que todos creen tener la razón sobre mí es muy difícil.
Conocí lo que es el clasismo y el machismo, he conocido un montón de injusticias sociales gracias a ser figura pública, irónicamente perteneciendo al rap que va en contra de ello me dan con toda porque soy joven, mujer, rapera y vengo de un pueblo. A mí me van a quemar por cualquier cosa, es porque soy yo.
Yo estoy siendo lo más humana posible a través de mi música, sé en donde me veo, entiendo que no estoy en nada de lo que quiero andar.
En julio fue invitada a la Conferencia Internacional de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo en Madrid. ¿Qué relevancia tiene esa experiencia para usted?
Fue una oportunidad muy bonita. Me habían dicho que tenía que ir a cantar y no quise hacerlo, aproveché el espacio para usar mi voz, para usar el discurso y mostrar cuál era mi posición. Colombia era el primer país invitado en Madrid. Orgullo, teníamos que mostrar el país desde la diversidad y la belleza, que sí la tiene, pero recordándole a la gente que seguimos avanzando en el reconocimiento de las diferencias, es una realidad, no la podemos tapar.
En el discurso hace énfasis en su reconocimiento como mujer y en su lugar de procedencia, Madrid, Cundinamarca. ¿Por qué enunciarse desde allí?
A las personas les puede parecer repetitivo y fastidioso, pero en este caso es diferente porque no saben lo que es ser una mujer. Lo que es tener esta sensibilidad, lo que es venir del barrio, del sosiego de Madrid. No saben la lucha que ha sido salir de allí y perseguir un sueño.
Madrid es un territorio invisibilizado artísticamente. Somos ricos, hay mucho talento allí pero no hay oportunidades, ni siquiera existía el referente de que las cosas fueran posibles, por eso tengo que enaltecerlo. Decir: “parce, vengo de allí, donde la gente es trabajadora, soñadora”. Para mí es hermosísimo pasar de Madrid, Cundinamarca, a Madrid, España.
Sobre lo de ser mujer, es por lo mismo. Vengo de un lugar donde hay muy pocas mujeres que se han atrevido a perseguir el sueño, entendiendo que el género al que pertenezco está dominado por los hombres. Desde su estética hasta su sonido es agresivo, callejero y es todo eso que dicen que no podemos ser nosotras como mujeres simplemente por serlo. Entonces llegar aquí, hacer las cosas de la manera más fiel a una misma ha sido muy difícil. Por eso reitero cada vez que puedo quién soy, de donde vengo y cuál es la lucha que estoy viviendo.
Días antes estuvo en Berlín para el SHE, el campamento de rap que organiza Warner para reunir a artistas de distintos países. ¿Qué se llevó de ese viaje?
Yo vengo de este entorno que es muy pesado entre nosotras, llegué y me di cuenta de la diferencia cultural tan abismal que existe dentro del mismo hip hop. Llego allí y están todas las chicas de todos los países vestidas como ellas querían, sonando como ellas querían, peinadas como ellas querían sin mirarse raro las unas a las otras, eso es algo que pasa aquí un montón. Mi mente se abrió, empecé a entender que yo no estoy mal, realmente lo que está mal es cómo se entiende acá. Entonces mientras hay unas rapeando las otras están twerkándose ese mismo rap, un rap pesadísimo. Eso no las hace menos mujeres o menos raperas, entender eso para mí fue hermosísimo porque me di cuenta en la sumisión que vivimos aquí.
Ese espacio no es solo para el encuentro sino también para crear música. ¿Se vienen colaboraciones en los próximos meses?
Como Dulcinea fue mucho más experimental. Me quiero dar el gusto de volver a lo que me gusta, que es más boom bap, jazz y soul, géneros donde me puedo sentar a escribir sin pretensión de nada, simplemente sentir. Voy a volver a eso. Y sí, hay colaboraciones, ahorita se viene algo con Las Ninyas del Corro, con la Blackie, con Irepelusa y mucho más rap con estos chicos como Zábaz que, más allá de verlos como artistas los veo como amigos, agradezco mucho su presencia en mi vida.
Sobre la gira sí habrá, lo he soñado siempre, no tengo fechas todavía, pero estoy haciendo con mi banda los arreglos desde la música para empezar a montar los shows. Lo único que sé es que se vienen fechas a final de año por Argentina, México y Colombia. De resto, ya miraré por donde me escupe el mundo.