Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Folclor, ambient, drum’n bass y música clásica son algunos de los géneros que Gergana Dimitrova (soprano), Sofia Kovacheva (mezzosoprano), Evelina Christova (alto) y Daniela Stoichkova (contralto) interpretan en los escenarios del mundo para equilibrar la pureza de cada rango vocal con la tradición campesina balcánica con los sonidos contemporáneos y camaleónicos del siglo XXI.
Le puede interesar: Dmitry Shishkin y su viaje por la tradición pianística del siglo XIX
Bajo el nombre Eva Quartet, las cantantes —consideradas cuatro de las mejores voces femeninas de su país— también hacen parte del coro folclórico femenino Le Mystère des Voix Bulgares, agrupación que se ha destacado por exponer la música tradicional de Bulgaria. El cuarteto surgió en 1995, cuando, al encontrar entre ellas un lenguaje e interés en común: mostrar las auténticas canciones folclóricas búlgaras y a la vez la música actual.
La naturaleza que brindan sus voces líricas da a conocer el esplendor de la expresividad del primer instrumento: la voz. Más allá del talento, la técnica y la potencia que representan las posibilidades naturales que ofrece la voz humana, este ensamble vocal crea en sus conciertos una atmósfera libre de fisuras al armonizar con virtuosismo, como si fuesen una sola, las obras contemporáneas, clásicas, populares o de jazz que comprende su extenso repertorio.
Así, durante esta nueva edición del Cartagena Festival de Música el auditorio Getsemaní del Centro de Convenciones y la capilla del Hotel Sofitel Santa Clara se colmarán del patrimonio campesino balcánico y contemporáneo por medio de las cuatro voces de Eva Quartet, quienes interpretarán un repertorio compuesto por Tsar Murad, Yana Ovchar Lugala, Kuhiyra, Kalina Moma, Yova, Cosmic Voice n.° 1 y n.° 2, entre otras obras.
Desde sus comienzos, Eva Quartet se ha enfocado en incluir en sus conciertos la música búlgara antigua e himnos eclesiásticos, así como la música moderna. Además, el cuarteto también se ha destacado por realizar conciertos con músicos de jazz como Veselin Nikolov y Antoni Donchev y con compositores modernos como Krassimir Kjurkchiski.
La agrupación búlgara también ha colaborado con Trio Mediaeval, VeDaKi Group, Haig Yazdjian, A Filletta, Elbtonal Schlagwerk y otros. En el verano de 2000, el grupo participó en el proyecto Voces mágicas, del Festival de Tanz & Folklore de Rudolstadt (ZDF / 3 SAT / Deutschlandfunk) que despertó mucho interés. En 2002, el grupo hizo parte de un proyecto vocal muy especial con el grupo VeDaKi y Haig Yazdjian y al año siguiente realizaron grabaciones para la banda sonora de la nueva película polaca Stara Basn, producción que contó con la música de Krzesimir Debski.
Ese mismo año y en 2004, las intérpretes participaron en el gran proyecto de Jeunesse Vienna con Camerata Salzburg, Fanfare Ciocarlia y Muzsikas con Marta Sebestyen. Luego, en 2007, estuvieron en el Festival de Música del Danubio con una iniciativa muy especial que incluía a los famosos violinistas Gilles Apap y Zoltan Lantos. En el verano de ese año, el cuarteto trabajó con la Banda Adriática y entre mayo y junio de 2009 realizaron una colaboración con el Ensemble Amarcord (Alemania).
Después, entre 2009 y 2012, trabajaron en conjunto con Unni Løvlid (Noruega). También, durante ese período tuvieron la oportunidad de trabajar con Trebunie Tutki (Polonia) en un proyecto para Cheslaw Niemen. Asimismo, realizaron otra iniciativa musical junto a Bea Palya (Hungría).
El cuarteto participó en el proyecto Music from Monastery junto a Roger Willemsen, Dvuglas und Tashi Lhunpo Monastery Group del Tíbet para Philharmonie, Berlín, en 2012; y en 2013 trabajaron en conjunto con Sandra Kolstad para el Festival de Bergen, Noruega.
Al año siguiente, hicieron parte del Soundcloud Linz Johann Strauss An der schönen, blauen Donau, con la participación de Balanescu Quartet, y en 2018 las intérpretes trabajaron con el grupo corso A Filetta.
En esta nueva edición, el Cartagena Festival de Música tiene como propósito exponer la esencia autóctona que enriqueció los diversos países de Europa del este gracias al nacionalismo musical europeo, movimiento que impulsó la construcción de una identidad propia a partir de los elementos populares de cada región.
A través de este fenómeno se mostraron varias representaciones artísticas, que pretendían sobresalir y pasar del legado ya construido de Italia, Francia y Alemania. Gracias a esta corriente cultural cada país encontró su voz por medio de las expresiones populares y tradicionales.