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“La guajirita”, el regreso de Diomedes

El 22 de diciembre de 2013 falleció, en su casa de Valledupar, el cantante más exitoso y polémico del vallenato: Diomedes Díaz. Once años después, cuando sus seguidores habían perdido la esperanza de escuchar una canción nueva del ídolo, Sony Music lanza al mercado La guajirita.

Carlos Liñán-Pitre – Especial para El Espectador
31 de mayo de 2024 - 05:00 p. m.
Diomedes Díaz falleció el 22 de diciembre de 2013 en su casa de Valledupar, Cesar.
Diomedes Díaz falleció el 22 de diciembre de 2013 en su casa de Valledupar, Cesar.
Foto: Sony Music Colombia
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Bogotá, D. C., 1986. Eran las dos de la tarde cuando Diomedes Díaz llegó al estudio de grabación de la CBS, hoy Sony Music. A pesar de su fama de incumplido, el artista era un reloj suizo al momento de grabar. Llegaba sonriendo, saludando y gastándole bromas a quienes iba encontrando a su paso, incluso repartiendo dinero, una costumbre que mantuvo hasta el final de sus días.

Aquel día, Diomedes empezaba la grabación del tercer álbum junto a Gonzalo Arturo “El Cocha” Molina, que llevaría por título Incontenibles. Entonces, como movido por un impulso, le pidió a Ovidio Granados, su técnico de acordeones, que entrara a la cabina y tocara esa canción que había escuchado el año anterior y que tanto le gustaba. Después sacó a todo el mundo del recinto y cantó.

Ovidio Granados es una figura mítica en el vallenato. Aunque es famoso por ser uno de los lutieres más importantes de este folclor, Granados es un juglar que fundó la agrupación Los Playoneros del Cesar en 1966, y ocupó el segundo puesto en la primera versión del Festival de la Leyenda Vallenata en 1968, siendo superado por Alejo Durán. Desde 1973 se dedicó exclusivamente a la reparación de acordeones, y desde 1978 entró a la agrupación de Diomedes cumpliendo esa función. El Cacique reconoció siempre sus calidades musicales, y en más de una ocasión lo invitó a grabar. La canción más famosa de esta colaboración es Diana, lanzada en 1982.

Maicao, La Guajira-1985

La caseta Internacional estaba a reventar. En la azotea del Juancho Hotel, el empresario Dolcey Padilla abría una botella de Old Parr para celebrar con su compadre, Diomedes Díaz. Mientras tanto, la agrupación musical descansaba en el Hotel Avenida, como era la costumbre. Allí, Ovidio Granados vio a una mujer hermosa que le deslumbró. Alguien los presentó y él, enamorado empedernido, le lanzó un piropo: “Señorita, usted es idéntica a la reina, a María Mónica Urbina”.

María Mónica Urbina había sido elegida Señorita Colombia 1985 en el Reinado Nacional de Belleza, representando al departamento de La Guajira.

Ovidio quedó tan impactado con el encuentro que de inmediato se puso a escribir. Cuando Diomedes escuchó la canción, le gustó tanto que en cada oportunidad le pedía a Granados que la interpretara. Cuando llegó la grabación dispuso que La guajirita haría parte del elepé, pero después el tema fue excluido y cayó en el olvido por más de treinta años.

Justo después de la muerte de Diomedes Díaz, ocurrida el 22 de diciembre de 2013, Daniel López, asistente de grabación de Sony, avisó a la compañía de la existencia de dos canciones inéditas grabadas por el artista vallenato. Guillermo Mazorra, en ese momento el director artístico de Sony, y Humberto Chaparro se pusieron manos a la obra. El proceso de recuperación no fue fácil: después del secado se necesitaba una máquina de 2 pulgadas con 16 canales y sistema Dolby A, hoy descontinuada. Por fortuna, Mauro Castillo, propietario del estudio La Puerta Music, adaptó una consola y logró la digitalización con sistema Pro Tools. Al escuchar el sonido, se descubrió que había canales dañados y sonidos obsoletos. La solución fue grabar de nuevo algunas cosas, agregando nuevos instrumentos para actualizar la obra.

El arquetipo de la Reina

En el universo literario del vallenato existen distintos arquetipos, tomados de la tradición universal: el héroe, el mago, la madre o el padre, el amante sufriente, la cortesana, el niño, el rey y la reina.

El arquetipo de la reina simboliza la belleza, la feminidad, el estatus y al mismo tiempo el sostén y la compañía del poder.

La reina representa lo inaccesible. En la tradición literaria encontramos distintas reinas: Macbeth que accede al poder con intrigas, la reina malvada de Blancanieves o las reinas Roja y Blanca de Alicia en el país de las maravillas.

Diomedes grabó cuatro canciones que enmarcan este arquetipo: La reina de Cartagena, de su propia autoría y con el acordeón de Emiliano Zuleta Díaz, tema que hizo parte de Fiesta Vallenata, Vol. 18 (1992); Tú eres la reina, compuesta por Hernán Urbina Joiro, grabada con el acordeón de Juancho Rois para el elepé Título de Amor (1993); Mi reina, de Félix Carrillo Hinojosa, cantada junto a Poncho Zuleta y Beto Zabaleta con el acordeón de Goyo Oviedo que conformo Fiesta Vallenata, Vol. 23 (1997); y ahora, La guajirita.

Inspirada en un hecho real, La guajirita tiene tres estrofas, estructura propia del vallenato tradicional, y describe a una mujer que tiene todas las cualidades para ser elegida como reina nacional. Ovidio inicia reconociendo con orgullo la belleza de las mujeres guajiras; henchido por el triunfo de María Mónica Urbina, exclama:

Es La Guajira tierra de mujer bonita

en donde he conocido a una linda morena.

Enseguida introduce un verso que nos recuerda la canción Mensaje de Navidad grabado por Diomedes Díaz y Colacho Mendoza en 1980,

Sus ojos lindos parecen dos estrellitas

de esas que salen en diciembre en Nochebuena.

Ovidio describe el Concurso Nacional de Belleza que se realiza en Cartagena y que se popularizó a partir de 1969 cuando la trasmisión de la velada de elección y coronación empezó a trasmitirse por televisión,

Allá en la tierra de la india Catalina,

todos los años llevan las mujeres más bellas…

Cuando todas hayan desfilado

frente a frente por la más linda

el jurado va a dar el fallo

ay, favorable pa´ La Guajira

La interpretación de Diomedes Díaz es magistral, en ese momento estaba en sus mejores tiempos. La recuperación de este tema inédito revitaliza la obra de este artista y nos recuerda sus palabras: El día que se acabe mi vida, les dejo mi canto y mi fama.

Por Carlos Liñán-Pitre – Especial para El Espectador

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