“No somos más ‘regionales’, somos más ‘internacionales’”.
Ese discurso lo comenzaron a usar otros artistas mexicanos desde entonces. La Banda del Recodo, por ejemplo, le dijo a este medio que “la música sinaloense ya no puede denominarse como regional mexicana” porque ellos han rotado y se escuchan en los cinco continentes. En los años 60 el cine mexicano fue el vehículo que llevó la música mexicana a otros países. La puerta que abrió este camino en los últimos años, fue la de los corridos tumbados, aunque ya había antecedentes en las generaciones previas con artistas como Selena Quintanilla, quien había trazado ese camino al mercado estadounidense con el tex-mex. La primera canción, de esta nueva generación, en aparecer en los listados de Billboard fue “Ella Baila Sola” de Peso Pluma con Eslabón Armado. Que la regional mexicana haya tenido la expansión que ha tenido se debe a un mix de aspectos. La estética visual sencilla, pero con instrumentación en vivo; la apuesta de las plataformas de streaming musical por visibilizar sus géneros; las colaboraciones con artistas reconocidos de otros ritmos, pero hay algo fundamental: el territorio que la escucha.